Israel Sánchez
Luego de una vida recorriendo el mundo gracias a su quehacer artístico, el pintor Julio Carrasco Bretón se asume como un creador de visión y pensamiento universales.
“Mi país es mi país, no he perdido la brújula. Pero a través de los años te conviertes en un ciudadano del mundo y aprendes a apreciar sin sectarismos, sin tendencias, sin actitudes extremistas, radicales, con un análisis y una reflexión seria, lo que cada pueblo tiene.
“Y yo pinto para los pueblos”, remarca el artista plástico en entrevista. “Porque los gobiernos, sea cual sea su tendencia, tienden a transformarse y a cambiar; pero los pueblos son los que permanecen”.
De ahí la naturalidad con que Carrasco Bretón (Ciudad de México, 1950) plasma lo mismo 4 mil años de historia del pueblo judío, como lo hizo en un mural inaugurado hace poco en el Aeropuerto Internacional Ben Gurion, en Tel Aviv, que sus propias proyecciones en torno al imaginario prehispánico, tal cual se podrá apreciar en su próxima exposición en París.
El Tlamatini -término náhuatl que suele traducirse como “el sabio”- lleva por título la muestra que abrirá al público el 6 de septiembre en el Instituto Cultural de México en Francia, en el marco del Festival Les Traversées du Marais, con 40 piezas del pintor.
“Son puras obras inspiradas en el imaginario de nuestros pueblos originarios”, adelanta Carrasco Bretón sobre la exhibición que ha decidido dedicar al historiador y filósofo Miguel León-Portilla (1926-2019), indiscutible tlamatini.
“Un gran sabio mexicano que siento que no han valorado todavía, sobre todo la sociedad mexicana, la labor que desarrolló en 70 años para rescatar el conocimiento de diversas culturas, no solamente la náhuatl”, opina el pintor.
En la composición de las piezas elaboradas para esta exposición, que será precedida por un “performance mural” titulado Ixtli Yollotl, que el propio Carrasco Bretón realizará en uno de los muros del referido Instituto el 1 y 2 de septiembre, convergen los juegos cromáticos y la exploración geométrica característicos de la pintura del artista, formado con Lino Picaseño Cuevas.
“Son piezas que yo realicé los últimos dos años con ese propósito”, señala.
“Por ejemplo, presento un cuadro enorme de 2 por 2 metros que es la Coatlimanía, de la Coatlicue; presento otro sobre Tezcatlipoca, y uno sobre Coyolxauhqui, desde mi punto de vista”, detalla el también escritor, quien planteó la exposición al Instituto luego de presentar ahí dos de sus libros: Manual para mirones, El arte de mirar y El otro laberinto.
“También, por ejemplo, (pinto) a los tlaloques, que eran los ayudantes de Tláloc, que estaban de cabeza y con jícaras tiraban el agua, que es la lluvia”, continúa, y añade. “Hay una poesía maravillosa en todo esto”.
Aunado a ello, la muestra también incluirá 18 proyectos murales, apenas una selección de la setentena que Carrasco Bretón tiene en su haber; “es la primera vez que hago una exhibición de murales mexicanos en el extranjero como tal, y de esa forma el Instituto participa en la conmemoración del centenario del muralismo mexicano”, apunta.
Se trata de una oportunidad para apreciar, en especial, proyectos que al final no consiguieron ver la luz, como el mural que Carrasco Bretón hiciera sobre la discapacidad en México y con el que el Gobierno de Miguel Ángel Mancera, cuando estivo al frente de la Ciudad de México, lo dejó “colgado”, según acusa. O uno ideado para la Facultad de Química de la UNAM acerca de la historia de tal disciplina.
Asimismo, el Geopoemario, como denomina el pintor al mural que proyectó originalmente para el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, inspirado en los poemas de un hermano suyo.
Además de otra obra bajo el tema de la esclavitud, la cual finalmente no logró concretarse en Nueva York.
“(Esta última) no les gustó porque no iba a hacer ahí una cadena rota nada más; había que hacer un proyecto que pudiera ilustrar, de alguna manera plástica, también lo patético de lo que fue el ‘esclavaje’, que duró varios siglos”, enuncia Carrasco Bretón, sin omitir que también se mostrará la réplica de Am Yisrael chai (También Israel está presente), el mural inaugurado recientemente en Tel Aviv.
Esta exposición, que el año próximo llegará al Salón de la Plástica Mexicana, permanecerá abierta hasta el 28 de septiembre en la capital francesa, uno de los sitios de residencia de Carrasco Bretón, además de Bretaña y la Ciudad de México.
La escena tras el Covid
Julio Carrasco Bretón aplaude el resurgimiento del ambiente artístico y cultural luego de lo sucedido los últimos años con la pandemia de Covid-19.
“Hay una actividad cultural impactante, y, particularmente refiriéndose a la plástica, no se diga”, destaca el mexicano, compartiendo incluso sus percepciones sobre quiénes son los principales coleccionistas de arte.
“Son los alemanes, los suizos y los ingleses, más que los propios franceses. Allá la gente de clase media prefiere comprar un cuadro que un juego de sala nuevo”, ilustra. “Algún día va a pasar eso en México. Yo soy optimista”.