Un “pañuelo” es lo que la Secretaría de Educación Pública de Querétaro señala que usen como “obligatorio” los alumnos de primaria que regresarán a clases el próximo lunes 30 de agosto, como sustituto de la mascarilla para prevenir el contagio del Covid 19 en pleno pico de la tercera ola por la variante Delta.
Esta medida no es reconocida como eficaz ante el coronavirus por organismos como la ONU o el gobierno federal.
El uso de este, forma parte de la “Carta Compromiso de Corresponsabilidad” que la SEP y la Unidad de Servicios para la Educación Básica en el Estado de Querétaro (USEBEQ) girada a las primarias del estado.
El padre de familia deberá firmar el compromiso para que sus hijos tomen clases presenciales. El texto señala que:
“Revisar diariamente a mi hija/hijo antes de su ingreso al plantel, para identificar la presencia de signos y síntomas relacionados con la enfermedad COVID-19 como: malestar general, tos seca, estornudos, dolor de cabeza, fiebre o dificultad para respirar.
“Mantener a mi hija/hijo en casa, en caso de presentar alguno de los síntomas anteriores y/o cuando el plantel suspenda clases porque existan casos de contagio Covid de estudiantes y/o docentes.
“Llevar a mi hija/hijo a recibir atención médica, ante la presencia de síntomas de enfermedad respiratoria y atender las recomendaciones del personal de salud.
“Notificar a la escuela, los resultados del diagnóstico médico.
“Promover hábitos de higiene y salud que disminuyan la propagación del virus”.
Y por último y en mayúsculas, el “USO OBLIGATORIO DEL CUBREBOCA O PAÑUELO”.
Es decir, la autoridad educativa pretende que el alumno haga frente, por ejemplo, a la contagiosa variante Delta con un pañuelo –paliacate-, en caso de no contar con un cubrebocas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el uso de cubrebocas o mascarillas forma parte de un conjunto integral de medidas de prevención y control que pueden limitar la propagación de determinadas enfermedades respiratorias causadas por virus, en particular la COVID-19. Sirven también para proteger a las personas sanas (al entrar en contacto con una persona infectada) o para el control de fuentes (si una persona infectada la utiliza para no contagiar a otros).
Y es que, según el gobierno federal, al usar una mascarilla, ya sea médica o de higiene, el objetivo es evitar la transmisión de agentes infecciosos y evitar el contacto con las salpicaduras de fluidos potencialmente patógenos.
Pero nunca hablan de sustituirlo con un pañuelo.
Al inicio de la pandemia y ante la escasez de cubrebocas, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, etiqueto como “medios excepcionales” el uso de un pañuelo o una bufanda y que estos “usarse con cuidado” porque “no se consideran equipos de protección personal ya que se desconoce su capacidad de protección”.
Hoy, con distintos cubrebocas en el mercado, no se justificaría tal medida.
Respecto al uso de cubrebocas en niñas y niños, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han recomendado que:
El uso de mascarilla (cubrebocas) no debe ser obligatorio para los niños de hasta cinco años, en aras de la seguridad y el interés general del niño y dada su incapacidad de utilizar adecuadamente una mascarilla con una asistencia mínima.
“Sin embargo para la población de entre 6 y 11 años, se recomienda su uso, si hay transmisión generalizada en el área, o si tiene la capacidad el infante para utilizar la mascarilla de forma segura y adecuada; la supervisión adecuada de un adulto y las instrucciones sobre cómo ponerse, quitarse y llevarla de forma segura; también deben usarla en los entornos e interacciones específicos de las niñas o niños con otras personas con factores de riesgo para evitar desarrollar enfermedad grave, como con las personas adultas mayores, con enfermedades crónicas (diabetes, obesidad, problemas del corazón, VIH, cáncer), y/o mujeres embarazadas, entre otras”.
Y para la población a partir de los 12 años, se recomienda el uso en los mismos supuestos que los adultos, en particular cuando no se pueda garantizar una distancia mínima de un metro de los demás y haya una transmisión generalizada en la zona. En casos específicos como población infantil o adolescente con discapacidad u otros trastornos del desarrollo u otra condición de salud no es obligatorio su uso, y en caso de utilizarlo por el riesgo de contagio siempre deberá de ser bajo la supervisión de un adulto.
Así las cosas, además de los problemas derivados por la tercera ola de Covid-19, Querétaro podría correr mayores riesgos si las instancias encargadas de la educación en el estado, permiten que los alumnos de primaria –y secundaria seguramente- utilicen un pañuelo para sustituir al cubrebocas.