La guerra en Ucrania ha cruzado el umbral de los nueve meses de combates sin grandes cambios en el campo de batalla, pero con el Ejército ruso bombardeando repetidamente la infraestructura civil ucraniana a las puertas del invierno.
“Hemos resistido nueve meses de guerra a gran escala y Rusia sigue sin encontrar el modo de doblegarnos. Y no lo encontrará”, proclamó Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, en su alocución nocturna.
Los combates en el Donbás siguen siendo cruentos, pero la noticia está ahora -desde mediados de octubre- en los ataques masivos rusos contra la red energética ucraniana.
Justo cuando las temperaturas empiezan a bajar de cero grados los ucranianos se están quedando sin luz, calefacción e internet, lo que amenaza con provocar una crisis humanitaria similar a la creada por el inicio de la guerra en febrero.
Un país a oscuras
“La situación con la electricidad sigue siendo difícil en todas las regiones”, admitió Zelenski.
En la retaguardia ucraniana la auténtica guerra la libran ahora los equipos de emergencia y de reparación de subestaciones, plantas distribuidoras de gas, calderas, canales, torres eléctricas, antenas de telecomunicaciones y, en ocasiones, centrales nucleares.
La prioridad la tienen los servicios públicos, especialmente escuelas y hospitales, por lo que las viviendas se quedan a oscuras y, en ocasiones, también sin agua corriente.
Según informó la corporación estatal Ukrenergo, el 70 % de las necesidades energéticas de los ucranianos estaban ya satisfechas.
Aunque, en el caso de la capital, Kiev, su alcalde, Vitali Klitschkó, reconoció que sólo una tercera parte de las casas tiene calefacción y la mitad, electricidad.
No saben combatir. Lo único que pueden hacer es aterrorizar. O terrorismo energético o artillero o con misiles. Así es cómo se ha degradado Rusia bajo sus actuales dirigentes”, denunció Zelenski en referencia al presidente ruso, Vladímir Putin.
Crisis humanitaria
Además, los civiles siguen muriendo en esas operaciones de castigo. Según las autoridades locales, siete personas murieron en los bombardeos en la región sureña de Jersón, cuya capital fue recientemente liberada por Kiev.
“Ese terror comenzó justo después de que el Ejército ruso tuviera que huir de Jersón. Es la venganza de los perdedores”, dijo Zelenski.
El alto comisionado de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, estimó el sábsdo en 77 los muertos desde el pasado 10 de octubre, incluyendo una niña y un bebé de dos días en un ataque esta semana contra un hospital en la región de Zaporiyia.
“Millones están siendo condenados a condiciones de vida horribles y de una dureza extrema debido a esos ataques”, señaló y recordó que, según el derecho humanitario, cada objetivo atacado debe incluir una ventaja militar concreta y directa.
A su vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó de que ha verificado ataques contra 703 infraestructuras médicas, vehículos, suministros, personal sanitario y pacientes, en los que habrían muerto un centenar de personas.