Especialistas de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), liderados por Rocío Alejandra Ruiz Manzano, desarrollan una alternativa para combatir la infección por COVID-19, mediante las vacunas intranasales, teniendo como base la vacuna Quivax 17.4, en proceso desde 2020.
La posdoctorante en el Laboratorio de Investigación en Inmunología y Vacunas de la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ, mencionó que la aplicación intranasal está registrando un boom a nivel internacional y que, de hecho, ya hay vacunas contra el SARS-COV-2x siendo probadas por esta vía.
“Lo que nosotros buscamos es que el sistema inmune respiratorio esté preparado para responder contra el virus de la manera más rápida posible. Al administrar la vacuna por esta vía entrenamos al sistema inmune local. Evaluamos la posibilidad de usar diferentes adyuvantes, los cuales son compuestos que facilitan este entrenamiento inmune, y diseñamos un método para administrar buscando que la vacuna permanezca el mayor tiempo posible en vías respiratorias superiores y que alcance vías respiratorias inferiores”.
La trabajos de este desarrollo universitario comenzaron a inicios de 2022 y sus pruebas están realizándose en ratones, en el Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México; bajo condiciones especiales que evitan su contaminación o que respiren otro agente infeccioso.
Ruiz Manzano añadió que este trabajo tiene como base la Quivax 17.4 de la UAQ y en los ensayos se están probando diferentes concentraciones de la vacuna para saber cuál es la ideal y detectar la producción de anticuerpos específicos en todo el tracto respiratorio superior e inferior.
Anticipó que en 30 o 45 días podrían obtenerse los resultados preliminares de este ejercicio. Además, advirtió que, si bien su desarrollo se da en un contexto en el que ha reinado la vacuna inyectada, la intranasal puede sustituirla o, bien, potenciarla.
“La ventaja de la vacuna intranasal es que estimula una respuesta local justo en el lugar donde entra el virus, entonces, esta respuesta estaría lista para neutralizar la entrada del virus, disminuir la probabilidad de que este pueda llegar a vías respiratorias inferiores y que pueda afectar de manera mucho más severa. Además, esta administración no es dolorosa y, hasta donde hemos detectado, no produce las reacciones adversas asociadas a la vacuna inyectada”.