Sergio Ángeles
Un probable triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses del próximo 5 de noviembre podría generar un rebote inflacionario en el País a consecuencia de una fuerte depreciación en el tipo de cambio, lo que a su vez causaría un ajuste en la conducción de la política monetaria del Banco de México (Banxico).
A través de una prueba de estrés, Rodolfo Navarrete, economista en jefe de Vector Casa de Bolsa, calculó que en un hipotético triunfo de Trump, el pico del tipo de cambio podría ubicarse en 22.30 pesos por dólar en enero del próximo año, mes en que el vencedor de los comicios en Estados Unidos toma la posesión Presidencial.
“Si triunfa Donald Trump entonces todas las variables económicas comenzarán a moverse en el corto plazo y la primera que lo va a registrar inmediatamente es el tipo de cambio. Es la variable que lo va a resentir más fuertemente.
“Una depreciación tan fuerte en el tipo de cambio, por arriba de los 22 pesos por dólar, podría causar efectos que se trasladarían a la inflación y generaría un rebote inflacionario que interrumpa el comportamiento de la política monetaria mexicana”, explicó.
El economista subrayó que el efecto inflacionario derivado de una virtual victoria de Trump podría generar una postergación en el proceso de reducción de las tasas de interés.
“En consecuencia, Banxico tendría que ir reduciendo con más lentitud las tasas de interés ante el peligro de un rebote inflacionario y ante la inestabilidad que se estaría generando en algunas variables financieras, sobre todo el tipo de cambio”, argumentó.
Sin embargo, precisó que si dichos fenómenos duraran alrededor de entre cinco o seis meses, habría la posibilidad de ver efectos directos sobre la economía, generando una distorsión en el comportamiento de la actividad productiva y restándole dinamismo al crecimiento.
Vector proyectó que las principales empresas con un impacto relevante por los movimientos volátiles en el tipo de cambio a corto plazo serían Arca Continental, José Cuervo, Grupo Aeroportuario de Sureste (Asur), Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), Bimbo, Chedraui y Gruma.
Entre los efectos a mediano plazo sobre la economía mexicana, el economista en jefe resaltó el comportamiento del sector industrial debido a su fuerte vinculación con el ramo fabril de Estados Unidos.
“La economía mexicana está íntimamente relacionada a la economía estadounidense y lo está a través del sector industrial, manufacturero y de exportaciones. Estas tres variables están configuradas con el comportamiento industrial de Estados Unidos.
“Lo que pase en el mediano plazo con la economía mexicana va a depender de lo que haga el nuevo Presidente estadounidense con su actividad industrial. La pregunta es, ¿qué van a hacer con su actividad industrial? Si logran reactivar la actividad fabril inmediatamente la producción industrial y la economía mexicana comenzarán a ser más dinámicas”, expuso.
En un evento aparte en la Universidad Iberoamericana, Larry Rubin, representante del Partido Republicano de Estados Unidos en México, resaltó que a la economía nacional le ha ido mejor cuando el presidente estadounidense es del “viejo gran partido” en lugar de los demócratas, a pesar de la incertidumbre que genera un posible segundo mandato de Trump.
“La realidad es que a México le ha ido mejor con gobiernos Republicanos que Demócratas. Yo creo que una parte del por qué le ha ido mejor a México con los Republicanos es por el T-MEC, un instrumento que fue impulsado por Trump y que ha sido muy valioso para los tres países.
“El Partido Republicano lo que aboga es: baja los impuestos, no interfieras tanto en la economía como Gobierno, deja que las empresas hagan lo que saben hacer, que es capitalismo, y déjalas crecer. Trump como empresario lo sabe, lo conoce y lo ha vivido de primera mano. Kamala Harris, en contraste, lo ha dicho públicamente, ella votó en contra del T-MEC. No tiene mucha experiencia en términos comerciales y la realidad es que nadie sabe exactamente cómo va a gobernar”, comentó.