El proyecto del tren eléctrico México-Querétaro tiene más capítulos que una telenovela. Se inició en 1978, el anuncio lo hizo el entonces Secretario de Comunicaciones, Mújica Montoya. A partir de esta fecha, todos los secretarios de comunicación que vinieron a Querétaro anunciaron que su siguiente visita sería en el tren eléctrico, el último Emilio Gamboa en 1993.
El Secretario Mújica prometió que se inauguraría en 1982, porque en 1980 el Banco Mundial había otorgado ochocientos millones de dólares (de aquéllos) para el financiamiento del proyecto. En 1981 se compraron 39 locomotoras eléctricas con un costo de un millón y medio de dólares. La constructora General del Norte, no solamente utilizó material de pésima calidad, sino que cometió errores elementales, como que las plataformas eran más altas que las construidas en un proyecto anterior. El tren eléctrico México-Querétaro ha sido uno de los casos más graves de corrupción y de ineficiencia.
Durante la última campaña el proyecto del tren eléctrico fue parte de la plataforma electoral de Morena en el Estado y de su entonces candidata presidencial Claudia Sheinbaum; yo pensé que era una de tantas promesas de campaña. Me equivoqué. No hay mayor prueba del cumplimiento de un compromiso público que el dinero destinado. En el presupuesto nacional se garantizaron 35 mil millones de pesos, aproximadamente la mitad del costo total. El proyecto incluye pasajeros con el servicio de carga y ha sido asignado a la Secretaría de la Defensa.
Es indispensable aprovechar la experiencia de proyectos similares, es el caso del Tren Maya. La falta de transparencia y la ausencia de la participación de la sociedad civil provocó críticas, protestas y todo tipo de descalificaciones, dos principalmente: corrupción y daños ecológicos. El proyecto, con evidentes grandes beneficios, blasón emblemático de progreso se ha convertido en un baldón, motivo de todo tipo de denuncias. Prueba de ello es que el tren Maya, a pesar de ya haber sido inaugurado se le asignó otra cantidad de dinero muy importante.
En el caso del Tren Maya la comunidad, sus especialistas, su sector empresarial, sus trabajadores y la sociedad se quedaron como pasmados, cuando tomaron conciencia de sus beneficios pero también de sus riesgos, lo hicieron reactivamente y ante una realidad de hechos ya pasados. Mi propuesta es la creación de un organismo no gubernamental que tenga los siguientes objetivos: 1) Solicitar al responsable de la obra, Andrés Lajous, director de la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviarios. Información clara y comprensible del proyecto del tren eléctrico México-Querétaro; 2) Participar con derecho a voz en la elaboración de la ficha técnica y en las diversas estimaciones que demanda su realización; 3) Que las asignaciones sean de preferencia por concurso, claros y con participantes competitivos, teniendo prioridad los profesionales, empresarios y trabajadores queretanos.
Para tener peso en las decisiones de los responsables de su construcción, el organismo deberá tener una gran y amplia representatividad: miembros de la sociedad civil; la UAQ y una universidad particular; colegios de profesionistas; organismos empresariales; representantes sindicales; medios de comunicación impresos, electrónicos, redes de ciudadanos ; el cronista de Querétaro, mi admirado Jaime Zúñiga y el de San Juan del Río; personalidades de la comunidad, los llamados “influencers”.
No es una organización beligerante, sino pacífico, positivo, con ánimo de colaboración y de propuesta. Lo ideal es que exista una empatía entre las posturas de la sociedad civil y las autoridades estatales y municipales. Es necesario que Querétaro y los queretanos sean los principales participantes y beneficiarios del Tren Eléctrico. Que su colaboración sea un ejemplo de un nuevo federalismo.
Querétaro fue cuna de la Constitución, trabajemos para que Querétaro sea ahora cuna de la participación de la sociedad civil en el marco del nuevo régimen político.
