Supongamos el artificial y a la postre inútil estiramiento de la tolerancia disfrazada de pluralidad, a su vez usada como recurso para limpiarle el rostro a la 4T del escupitajo lanzado por Víctor Manuel Toledo contra su faz redentora.
Me lanzan al pantano, pero no me manchan –diría doña 4T con el pañuelito de encaje en el lagrimal–, porque ellos tienen otro plumaje y el mío es refractario al lodazal y rechina de limpio. Bueno.
Sin embargo, dentro del gabinete saben las hondas diferencias de un hombre cuya postre puede ser tan intelectualmente honesta como se quiera, pero políticamente es tan día como el glifosato de la discordia.
Todos han querido arrinconar a Toledo en la esquina de sus visibles adversarios, pero no sólo son los señalados en la conversación inaugural del seminario ya conocido, sino hay otros más. Y quizá el conflicto en puerta se enfilaba directo al choque contra el presidente de la República.
¿El motivo? El Tren Maya.
Hace unos días en una entrevista para Radio UNAM, “rebotada” por la coordinación de comunicación social de la secretearía ecológica, Toledo se fue contra Fonatur. Y eso es ir contra el ferrocarril peninsular y por consecuencia contra su creador.
Esto dijo Toledo:
“…No tengo porque negarlo, hay diferencias entre Semarnat y Fonatur, dentro del gobierno, no es un gobierno homogéneo, hay diferencias en las diferentes entidades, estamos por supuesto en discusión permanente y ahí efectivamente, se sigue manteniendo una idea, que es casi en automático, una reproducción de lo que ha pasado, aunque se niega, en otros polos de desarrollo turístico como el propio caso de Cancún, que es una verdadera tragedia por todo lo que significa y significó…
“…Sí seguimos viendo esto con los ojos de recibir a las grandes corporaciones, no solamente hoteleras sino también turísticas, y sobre esto, muy preocupante el tema de las llamadas fibras, es un fideicomiso con el cual no estamos de acuerdo que impulsa Fonatur, “Fibra” (Fideicomiso de Inversión y Bienes Raíces) que es una manera de exfoliar (¿no será expoliar?) los terrenos ejidales de los campesinos mayas, efectivamente en ese punto estamos…
“…Tampoco podemos negar, ya lo escribí en un artículo, la consulta que se hizo sobre el Tren Maya que fue en dos sesiones, dos fines de semana, que escuchó a cinco mil personajes, actores sociales de la región, participaron el 85 por ciento de los alcaldes de los 60 y tantos municipios, participaron el 80 por ciento de los comisariados ejidales, digamos no está dentro de los estándares que exige el compromiso de México con la Organización Internacional del Trabajo, pero estuvo allí…”
Toledo es un descreído y un creyente, a la vez. No le otorga a los mecanismos democráticos del voto capacidad de transformación (por eso niega la 4T), pero sí se manifiesta devoto de la organización ciudadana “de base”. Quizá no es un traidor; es un utopista fiel a sus convicciones, sin lugar en un gabinete de burócratas trepadores y amigos de los negocios.
Esto dice el fanático ecologista:
“…Se ha vuelto entonces imposible, mediante la vía electoral, lograr los cambios profundos que el mundo requiere con urgencia y que deben superar dos limitantes supremas de la modernidad: la mayor desigualdad social de que se tenga memoria, y el mayor desequilibrio ecológico a escala planetaria. Los ciudadanos, su poder, han quedado anulados. La sociedad moderna ha perdido su capacidad de auto transformación y con ello sus mecanismos de autocorrección en un contexto donde la crisis ecológica amenaza ya la supervivencia humana en el futuro inmediato. La democracia (representativa, formal, institucional), principal aportación de Occidente, se ha convertido en mera ilusión.
¿Cuál es, entonces, el camino para una transformación social a la altura de las circunstancias? La vía, que gana cada vez más adeptos en todo el mundo, es la construcción del poder social o ciudadano, mediante la organización, en territorios concretos. Esto significa tomar el control de los procesos económicos, ecológicos, políticos, financieros, educativos, de vigilancia y de comunicación …”
Este choque de convicciones alejó también lo poco de ortodoxia financiera representado por Urzúa. Y es notable: del gabinete se van los de un color, pero también los del otro. Nadie, dentro del neosistema, se atreve a preguntarse siquiera si Toledo tiene razón cuando niega la existencia de la 4T como algo real, más allá de un “solgan”. El problema nace cuando se hace un gabinete de dulce, de chile y de manteca sin saber hacer tamales. Nomás rifarlos.