En estos últimos 12 meses hemos escuchado la expresión “todo ha cambiado” infinidad de veces. Sin embargo, es una realidad que todo sigue cambiando y el mundo no deja de dar sorpresas. La semana pasada vimos una expresión de cambio en el sistema financiero que dejo a muchos perplejos y sorprendidos. A raíz de la influencia de un grupo, en su mayoría de jóvenes, en una red social (el subreddit, WallStreetBets) se dispararon las acciones de la empresa GameStop, que se pensaba condenada a la quiebra. En cuestión de días subió el precio de sus acciones en más de 1,500%. En días posteriores sucedió algo similar con una criptomoneda, entre otros.
Se trata de un subreddit que mi hijo Jaime creó en el año 2012 y ahora tiene más de 4 millones de usuarios. Este grupo está marcando el paso con el gigante de Wall Street y tiene a inversionistas tradicionales, banqueros y al sistema regulatorio sin entender claramente de dónde llega la ola.
El libro de Jaime sobre este fenómeno indicaba “…a pesar de que el sistema fundamental detrás del mercado de valores no ha cambiado, su rol sí lo ha hecho. (…) Lo que una vez fue un sistema para recaudar dinero para hacer crecer un negocio, ahora es un sistema arbitrario de alta tecnología de números fluctuantes…. WallStreetBets comenzó porque no existía una comunidad en línea que diera la bienvenida a personas que buscaban estrategias de inversión agresivas que no temieran altos riesgos y altas recompensas. Con el paso de los años, WSB se convirtió en algo que nunca hubiera imaginado: un casino sin cuartel “. Este “casino sin cuartel” con la pandemia se ha visto exacerbado y crece a pasos agigantados.
En una entrevista que hizo Chris Cuomo de CNN a Jaime, me sorprendió que Cuomo estaba vestido de saco y corbata y tanto el CEO de Robinhood (trading app también protagonista en este episodio), como Jaime estaban prácticamente de camiseta. Un detalle tan inofensivo me hizo reflexionar que esto es más profundo de lo que pensamos. Los cambios son sistémicos y estructurales, los valores, las expectativas y las formas de pensar distan mucho del estilo vertical, formalista y estructurado de antaño. Este grupo, en su mayoría de jóvenes está molesto con el orden definido de la economía, están peleando un lugar en la mesa y la democratización de las operaciones bursátiles. Al parecer, lo están logrando.
La democracia ha cambiado muy poco en los últimos 2000 años, anteriormente la distancia en conocimientos entre los miembros de una misma población era menor. Actualmente hay mucha mayor especialización. ¿Quien está más preparado, un miembro de la Generación Z o una persona adulta con derechos de voto que nunca ha salido de su municipio? Las democracias también han sido lentas. El voto “democrático” es hasta los 18 años, pero jóvenes de 15 años votan con sus dedos para mover economías en espacios virtuales. En muchos casos están más informados y entienden mejor el mundo que personas que tienen más de 70 años. Y qué decir con la representación en los congresos o las burocracias gubernamentales, basta ver su edad. Estos son los representantes que, a menudo, sin entender el mundo digital legislan o aplican las leyes.
¿Qué puede implicar este nuevo contexto para muchos países? Si tomamos el ejemplo de México, la complejidad es tal que los reguladores difícilmente podrían responder en tiempo y forma. Con el desprestigio mundial de la administración pública, las nuevas generaciones que buscan experiencias más que posiciones jerárquicas y títulos, están poniendo en aprietos a los reguladores y hacedores de política para atraer talento que comprenda estos cambios y los valores de estas redes o inclusive cómo funcionan estos mecanismos de inversión.