El Presidente Donald Trump amenazó a Japón con aranceles de hasta el 35%, lo que avivó los temores de un escenario catastrófico entre inversionistas y suscitó dudas sobre la táctica de Tokio en las negociaciones comerciales.
Japón debería verse obligado a “pagar un 30%, un 35% o cualquier cifra que determinemos, porque también tenemos un déficit comercial muy grande con Japón”, afirmó Trump, señalando de nuevo la posibilidad de que los aranceles generales puedan ser mucho más elevados que el 24% inicialmente previsto para el 9 de julio.
“No estoy seguro de que vayamos a llegar a un acuerdo. Lo dudo con Japón, son muy duros. Hay que entender que están muy mal acostumbrados”, agregó.
Participantes en el mercado y analistas advirtieron que no hay que tomarse al pie de la letra los comentarios de Trump y sugirieron que, al final, se llegará a algún tipo de acuerdo. Pero también señalaron que el gobierno del Primer Ministro Shigeru Ishiba podría tener que cambiar de estrategia y abandonar la postura amistosa y firme que ahora está llevando a ambas partes al borde del abismo.
“Existe cierto riesgo de que Estados Unidos tenga una rabieta que dé lugar a medidas punitivas más duras por parte de Washington este mes”, afirmó Kurt Tong, ex diplomático estadounidense en Asia y actual socio director de Asia Group. “Si eso ocurre, Japón podría no tener más remedio que responder con sus propias contramedidas específicas”.
La última amenaza de Trump encaja con una estrategia de negociación de alta presión que a veces da lugar a grandes concesiones de última hora por ambas partes, como se ha visto con China, pero los actores del mercado aún tienen que decidir cómo posicionarse en caso de que las negociaciones fracasen.
Hasta ahora, Japón se ha mantenido firme en las negociaciones sobre los aranceles recíprocos generales, insistiendo en que se eliminen junto con los aranceles sectoriales adicionales sobre los automóviles, el acero y el aluminio. Los aranceles sobre los automóviles son especialmente dolorosos para Japón, ya que la industria contribuye con el equivalente a casi el 10% del producto interior bruto y emplea a alrededor del 8% de la población activa.
Tokio ha insistido en que un acuerdo “beneficioso para ambas partes” debe abarcar todos los aranceles de una sola vez, y Ishiba prefiere no llegar a ningún acuerdo antes de las elecciones al Senado del 20 de julio. El Primer Ministro reiteró su opinión de que centrarse en el empleo y la inversión en Estados Unidos era el camino a seguir, al igual que hizo Nippon Steel cuando buscó pacientemente cambiar la opinión de Trump y hacerse con el control de US Steel.








