Brincan, por donde quiera brincan las quejas ciudadanas, algunas desgarradoras como la de la madre que clama por ayuda para localizar a su hijo Alfredo de 16 años, a quien hace ya casi dos semanas, al buscarlo, lo vió a través de las cámaras que se alejaba sin razón aparente, y quizá si tuviera apoyo de las autoridades podría rastrearlo hasta saber algo más que le acercara a él. La incertidumbre mata más que la verdad y ésta pobre madre que ha recurrido a varias autoridades ha confirmado una vez más la falta de empatía de ellas y hasta regañada ha salido, el argumento del desaire es que quizá el chico se fue por su voluntad, a lo mejor no saben que no a todos los jóvenes engatuzados por algún maleante se los llevan a rastras, a la mayoría se los llevan engañados y eso es lo que intuye que sucedió la madre de este chico que lo más que pudo lograr fue que mientras escuchaban su historia en una oficina gubernamental le ofrecieron una botellita de agua y café y al ver que no le apoyarían de puro coraje por el trato recibido, dice que dejó un billete de doscientos pesos por el tentempié.
También en estos días, otra joven madre sufre los terribles dolores que aquejan a su pequeña recién nacida, quien en una clínica de salud pública en Tolimán sufrió quemaduras de segundo grado, parece que en el rostro, porque la luz de la incubadora no fue debidamente regulada. La angustiada madre ha denunciado que le visitó un “licenciado” ofreciéndole trescientos cincuenta mil pesos para que ya no se quejara ni demandara, también le ofreció atención de por vida para la niña, claro, a sabiendas de que prometer no empobrece…. Estos dos casos son botones de muestra de muchos más que sin duda suceden y son apechugados por los familiares de víctimas de diversa índole. A propósito de personas que habitan en el interior del estado y que ante alguno de los miles de problemas que les aquejan deben acudir a la capital y aún permanecer en ella por varios días, muchas veces víctimas de injusticias como es el caso de la mamá de la niña quemada, podrían los diputados, por ejemplo, proponer se dedique y mantenga una casa para hospedar a quienes no tienen recursos para pagar un hotel y alimentos, mientras que la lenta rueda de la burocracia camina, esperan a que abran las oficinas, regresen al día siguiente o cuando el jefe regrese de sus vacaciones o de comisión, es decir, para que pasen dignamente los días que la pastudez se come sin piedad. ¿Será posible que el diputado decepcionado porque no atienden su propuesta de que las aves no se consideren mascotas, vea con mirada sensible a los seres humanos victimizados una y otra vez por ser de muy escasos recursos no sólo económicos sino sociales y culturales?
Alguien debe de hacer algo que vaya más allá de checar a su hora de salida e irse a descansar, porque cómo suele suceder las instancias de derechos humanos esperan a que haya muertos para decir que investigarán, nada que esperar de ahí que no sean informes anuales; porque el pantano de la burocracia es riesgoso y más si se trata de impartir justicia. Recientemente la Secretaria del Trabajo a informado del encarcelamiento de tres funcionarios de la Junta de Conciliación y Arbitraje acusados de cohecho y el despido de otros tres. A los hoy privados de su libertad, hoy, porque no ha de ser por mucho tiempo, les acusaron formalmente quienes fueron afectados, es decir, quienes tuvieron recursos, abogados, palancas, tiempo, y suerte para destapar las argucias de los empleados, pero, ¿a quienes no tienen el poder para enfrentar el poder, a quienes les birlan su escasa liquidación o les retrasan atender su caso y resoluciones hasta que se agoten en las larguísimas esperas, a quienes de la tela de araña de la injusticia patronal pasan a otra más densa como es la burocracia legal, quién los defiende? Ah, por cierto, de los tres empleados despedidos informan que terminó su ciclo, caray, ni que fuera terapia catártica, curioso que se utilice un argumento de revista en una dependencia encargada de la justicia laboral, a la otra van a decir que la conjunción de Marte y Venus lo decretaban. Como todo puede ser posible, mejor esperemos Al tiempo.