Cuando en julio del año pasado el presidente de la República jugó a destapar a sus “tapados” y exhibir a su corcholatita, no hizo ni una cosa ni otra.
No agitó el avispero de las ambiciones para exhibir a alguien, no lo hizo para revelar sino para excluir. Se trataba de expulsar a Ricardo Monreal del Edén de su cercanía, alejarlo en todos sentidos, quitarlo de su cercanía, en todos sentidos y condenarlo hasta a jamás volver a probar un tamalito de chipilín en el Palacio Nacional. No se trataba de decir quien sí; se trataba de decir quien no.
Crónica publicó entonces esta nota:
“El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reiteró este lunes que se retirará de la política en 2024 y mencionó a seis posibles sucesores de su partido, entre ellos la alcaldesa capitalina, Claudia Sheinbaum, y el canciller, Marcelo Ebrard.
“¿Quién puede sustituirme? Primero tomar en cuenta que va a ser el pueblo el que va a decidir. Del flanco progresista liberal hay muchísimos”, respondió cuestionado por el tema durante su rueda de prensa matutina en Palacio Nacional.
“Mencionó explícitamente y en este orden a la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum; al canciller, Marcelo Ebrard, al embajador mexicano ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente; al embajador mexicano en Estados Unidos, Esteban Moctezuma; a la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier; y a la secretaria de Energía, Rocío Nahle”. La carcajada.
“Afortunadamente hay relevo generacional”, expresó el mandatario”.
Aquí hay tres frases reveladoras: una, la sustitución, no la sucesión. Otra, la forzada idea del relevo generacioknal (alguien menor a su edad) y la última, la existencia “del flanco progresista liberal”; o sea, su movimiento regenerador. Ya no se ha vuelto a referir así a su partido.
Pero ahora, como si no existieran ni Ucrania, ni el Parlamento Europeo, ni la Casa Gris de Houston, ni nada mejor en lo cual ocupar el tiempo y soltar los “buscapiés” de la infatigable provocación de la pirotecnia política distractora, el presidente esparce a puños el ajonjolí de todos los moles y les ofrece sabias recomendaciones a los partidos políticos cuya obligación –ahora se descubre–, es ofrecer candidatos cuando le convenga al Poder Ejecutivo, no a ellos.
Así lo ha dicho el presidente, en medio de la ironía y la burla:
“(El financiero).- El presidente Andrés Manuel López Obrador dio una lista de 10 posibles candidatos de oposición a la Presidencia de la Republica.
“Durante la conferencia de prensa matutina de este lunes, el mandatario hizo un llamado a partidos partidos políticos como Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI), Movimiento Ciudadano, y la sociedad civil a seleccionar los posibles perfiles de oposición que podrían participar en las elecciones presidenciales de 2024.
“Yo les aconsejaría que ya empiecen a seleccionar a sus candidatos para la Presidencia, porque ya estoy viendo que hay quienes manifiestan que van a participar, la señora Lilly Téllez, (Gabriel) Quadri; seguro la señora Margarita Zavala, Santiago Creel, a lo mejor Loret de Mola, Carmen Aristegui, el presidente del PRI, (¿cómo se llama?, preguntó incisivo) Alejandro Moreno, Marko Cortés, Claudio X. González, sociedad civil“ mencionó entre risas.
“Ya que empiecen porque no solo es el tiempo de campaña. Lo que está haciendo Quadri y la señora Lilly Téllez es porque se necesita tiempo y van a salir otros. Ayer vi a Damián Zepeda y eso está muy bien, adelante…
“…En este contexto, el actual titular del Ejecutivo pidió que esta selección de candidatos se haga por la vía “pacifica y electoral”.
“Cabe destacar, que el presidente dejó fuera de su lista a Ricardo Anaya, quien en 2018 buscó la Presidencia de la República, y no oculta en sus videos semanales, su intención de participar de nuevo”.
Las caballadas no están flaquísimas. En todas partes están escuálidas.
¿Y Doña Corcholata? Bien, gracias.