El agua es un elemento físico, sin embargo, hoy en día el agua supera las dimensiones físicas para convertirse o significar relaciones sociales, económicas, ambientales y políticas además de ser considerada un patrimonio de la humanidad, ya sin mencionar que desde tiempos remotos ha sido un elemento sagrado sobre el planeta para diversas sociedades en el mundo. El agua ha sido la base cultural de diversas comunidades, a la vez que ha delimitado las bases para la organización social.
El agua es un tema de derechos humanos y de distribución espacial, y por tipos de usos, sujeta a disposiciones legales y jurisdiccionales.
Y sin duda en la historia de la civilización se ha ido en una tendencia a eficientizar su uso, es decir, a utilizar menor cantidad de agua para cada una de las actividades que realizamos.
Pero lo cierto, es que no podemos dejar de usarla y consumirla, depende nuestra vida del agua al igual que la propia naturaleza.
Y ante la pregunta de ¿Cuántos días puede el ser humano aguantar sin tomar agua? La respuesta es de puede vivir de 3 a 5 días sin agua (consumo). La importancia del agua para la vida humana es total, ya que todos los órganos que la necesitan para funcionar siguen demandando su uso. De igual manera, un cerebro con falta de agua tiene que trabajar de forma más eficiente para administrar el agua que tiene el cuerpo. Por tanto, el cerebro, como otros órganos, activan un mecanismo de adaptación para optimizar los procesos que hacen que el cuerpo siga funcionando.
Pero una cosa es el tiempo sin beber agua y otra, el tiempo de uso del agua para un conjunto de actividades. Por lo que la respuesta, es simplemente, depende de qué actividad se trate.
En las sociedades pasadas, mucho antes de que apareciera la agricultura, los humanos podían pasar al menos un día sin agua. Pero se debía a que no tenían muchas actividades que consumieran agua.
Ahora, el humano depende en su día de varias actividades que implica el uso del agua, tanto en su hogar como en su trabajo.
Entonces de lo que se trata es que intentes pasar un día sin agua y para ello, quizá debes hacer un listado o pensar que actividades que consumen agua, puedes dejar de realizar. Y seguramente así tendrás claro una programación que te llevará a un ahorro sustancial de agua. Pero seguramente habrá ciertas actividades que no podrás dejar de hacer sin agua.
Y ¿entonces que se puede hacer con esas actividades que consumen agua y no se pueden dejar de hacer? Lo cierto es que lo primero, es ver como se eficientiza el uso de esa cantidad de agua y después indagar si hay otra forma de realizar esa actividad sin uso de agua.
Por otra parte, quizá puedas estimar el volumen ahorrado en ese día, y sí lo haces cada semana, tendrás una cantidad mensual de agua estimada de ahorro.
Es posible que logres ahorrar agua por un volumen de 200 litros en ese día, lo que al mes equivaldría a 800 litros y multiplicado por 100 habitantes nos arroja la cantidad de 80 mil litros mensuales.
En ese día, puedes optar por no bañarte, lavarse las manos, usar el baño, limpiar la casa, lavar la ropa o hidratarse. Sin embargo, esta situación es frecuente para muchas personas en el mundo, pues según The Guardian, la escasez de agua afecta a 3 millones de personas en el mundo entero.
Una crisis del agua trasciende la escasez física e interfiere en los aspectos más fundamentales de nuestra vida diaria, recordándonos la imperativa necesidad de preservar y gestionar sabiamente este recurso esencial para el bienestar de todas las personas.
Con respecto al agua, hay un principio básico: el agua no se crea ni se destruye, y por lo tanto la que tenemos en la Tierra es la misma que tuvimos y tendremos; unos 1,386 millones de Km3, una cifra enorme, pero que si se representa sobre el volumen de la Tierra se ve como una simple gota, según el gráfico creado por científicos del US Geological Survey y la Woods Hole Oceanographic Institution. Pero que nunca vamos a perder, porque es un recurso renovable; el agua circula a través del ciclo hidrológico alternando entre sus estados líquido, sólido y gaseoso, entre los océanos, la superficie de la Tierra y su interior.
En este sentido, podemos decir que el problema central es la alteración del ciclo, la velocidad con la que se consume, y los enormes volúmenes que demandamos en un cierto tiempo.
En 2011 investigadores de la Universidad de Twente (Países Bajos) publicaron un estudio destinado a cuantificar la huella hídrica de la humanidad. Y para el periodo de 1996 a 2005, el resultado es una media de 9.087 km3 al año, es decir, un equivalente aproximado a la décima parte de toda el agua de los ríos y lagos del planeta. Pero la gran mayoría de esta huella hídrica afecta al agua de lluvia. En términos de media por persona, cada ser humano utilizamos 1.385 m3 de agua al año.
En el sexto informe de evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), se dice que el calentamiento global está intensificando el ciclo del agua a un ritmo mayor del esperado, lo que implica un mayor riesgo de lluvias torrenciales e inundaciones.
No hay duda alguna de que el agua es fundamental para todos los seres vivos y se mueve a través de la evaporación, la condensación, la precipitación, la escorrentía y la infiltración. El ciclo del agua o ciclo hidrológico es el proceso de circulación del agua en el planeta Tierra y constituye uno de los ciclos biogeoquímicos más importantes, en el que el agua sufre transformaciones físicas por acción de factores como el frío y el calor y atraviesa los tres estados de la materia: líquido, sólido y gaseoso.
Con el movimiento del agua se asegura la reproducción de la vida, se movilizan otros recursos necesarios como los nutrientes.
Los ciclos biogeoquímicos son procesos vitales para mantener el equilibrio y la sostenibilidad de los ecosistemas. Su correcto funcionamiento garantiza la disponibilidad constante de elementos esenciales para la vida y previene el agotamiento de recursos naturales, siendo fundamentales para la supervivencia y el desarrollo de la vida en el planeta, y uno de ellos es el ciclo del agua.
Pero existe un gigantesco desajuste entre la inteligencia colectiva de nuestra época y su estridente falta de sentido común, con respecto a nuestra interdependencia con el agua.
Y hay numerosas personas adultas que padecen de patologías adolescentes como la inseguridad social incapacitadora, confusión identitaria, autoestima muy débil, poca o ninguna competencia social, narcisismo, codicia implacable, desarrollo moral estancado, violencia física recurrente, obsesiones materialistas, escasa capacidad para la empatía, y sobre todo, ruptura con la naturaleza.
Se trata ahora de re-encontranos con la naturaleza y comprender a fondo, en el caso, el ciclo del agua, y ya no sólo ver al recurso como propio, sólo para el ser humano, sino verlo como un bien común y para todos, sean humanos o no,
El propósito fundamental es hidratar al planeta, a partir de su ciclo del agua, no de apropiarnos del recurso sólo para nuestro uso y beneficio.
Y en ello, juega un papel clave la vegetación que permite movilizar el agua mediante la transpiración, hacia la atmósfera, el aire y finalmente las nubes, para continuar después con su condensación en forma de lluvia.