Superman es en su adaptación al cine el superhéroe más humano y más serio -junto con Batman- de los que pueblan los universos de DC o Marvel y eso ha cambiado radicalmente en el renacimiento de la saga de la mano de James Gunn, que ha aportado el humor marca de la casa.
Gunn logró un enorme éxito al frente de la saga de ‘Guardianes de la galaxia’, tres películas que recaudaron casi 2 mil 500 millones de dólares y que estaban llenas de bromas, personajes alocados y una enorme dosis de humor irreverente.
Eso es lo que ha trasladado a este nuevo Superman, que llega a las salas de todo el mundo. Pero Peter Quill y Clark Kent/Superman se parecen poco y menos aún los actores que los interpretan, Chris Pratt y el recién llegado a este tipo de películas David Corenswet.
Corenswet hereda el papel que antes tuvieron Henry Cavill o Christopher Reeve. Y aunque físicamente se parece a ellos, tiene los músculos necesarios y se nota el esfuerzo que ha puesto en el trabajo, le falta el carisma de sus antecesores o de Pratt.
No es fácil encajar en el particular humor de Gunn y ese es el principal fallo de la película, que además no explota lo suficiente a la actriz que sí se adapta a la perfección a este estilo, Rachel Brosnahan, que hace de una Louis Lane con poco protagonismo.
Junto a ellos, un estupendo y malísimo Lex Luthor, al que da vida Nicholas Hoult, y un grupo de divertidos y surrealistas superhéroes -o metahumanos como les llaman en la película-, la ‘banda de la Justicia’, compuesta por Mr.Terrific (Edi Gathegi), Guy Gardner/Linterna Verde (Nathan Fillon) y Hawkgirl (Isabela Merced).
Los tres ayudan a un Superman que comienza la historia en horas bajas, vencido por ‘el martillo de Moravia’, que no es más que un títere en manos de Luthor, que está desarrollando una tecnología que le puede permitir controlar el mundo.







