Quizá debido a su origen o posiblemente por su improvisada condición; a su ineptitud hasta para lo más elemental en las formas de la administración pública, especialmente en los complejos casos de la procuración y administración de justicia, la supuestamente autónoma fiscalía nacional –dependiente de una gris secretaría de Gobernación–, ha ido de tropiezo en falla en la detención del ex Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam.
En cualquier otra latitud, haber detenido a un señor ajeno a los hechos, porque lo confundieron con su hermano, bastaría para teñir de vergüenza el proceso completo. ¿Con esa misma certeza y eficacia han hecho todo lo demás?
Y ya si nos vamos a la carnavalesca desinformación en el juzgado donde los responsables confiesan no conocer los expedientes porque no han tenido tiempo para leerlos (¿sabrán leer siquiera un documento de esa dimensión?), el asunto se convierte en un sainete, una cadena de pifias imperdonables cuyo efecto es simple: le quita credibilidad al esfuerzo justiciero; quizá porque no se trata de eso sino de un acto de afirmación ideológica.
Pero ese es el sello de la Cuarta Transformación. Un amasijo desinformado de truculencias favorables a la construcción de un discurso en torbellino. Es como cuando el presidente de la República –supuestamente la persona mejor informada del país–, le achaca la violencia en Jalisco y Guanajuato a la irrupción de las fuerzas del orden y el ejército en una reunión donde se captura al capo mayor del CJNG, a quien no pudieron detener.
—Pero ya merito, jefe. El ridículo como práctica.
Una persona conocedora del caso Iguala, cuya tergiversación por parte de los redentores sociales nos ha llevado a este enredoso amasijo de mentiras para sustituir con ellas la “verdad histórica”, (su adjetivación de historicidad no le quita la sustancia veraz), me hace llegar estas reflexiones. Me permito citarlas:
“Maniobras maestras de la 4T en torno al Caso Iguala.
“Son realmente unos expertos para manejar los tiempos y las circunstancias. No hay casualidades:
-Se aproxima el 8o. Aniversario de los hechos de Iguala;
-Se judicializan carpetas de Investigación y se solicitan al Poder Judicial Órdenes de Aprehensión, incluida la de Jesús Murillo.
El Juez concede las OA.
-Vencen los plazos constitucionales para que Rosario Robles permanezca en prisión sin juicio y sin que haya sido sentenciada. La FGR tramita “bondadosa” la cancelación de la Prisión Preventiva “Justificada” bajo argumentos de deterioro de salud de la imputada que antes no importaban;
-1 mes antes del 8o. Aniversario SEGOB rinde un Informe sobre el Caso (jueves 18 de agosto). Los padres y familiares de los normalistas desaparecidos, sus Representantes y los “Detractores de la Verdad” se reservan y postergan su posicionamiento para “mejor momento”;
-Al siguiente día (viernes 18 de agosto por la tarde), la FGR ejecuta la OA contra Jesús Murillo;
-Mas tarde (tarde-noche), el otrora Poder Judicial celoso de su deber de velar porque los imputados no se sustraigan a la acción de la justicia, declara procedente la petición de la FGR y ordena cancelar la Prisión Preventiva “Justificada” de Rosario Robles;
-En la noche del propio viernes (es decir, en un viernes por la noche para efectos mediáticos) liberan a Rosario Robles;
-El sábado 20 de agosto el Poder Judicial dicta Prisión Preventiva Justificada contra Murillo.
Todo bajo control. Reducido a su mínima expresión el impacto mediático de todo lo que afecte a la 4T. Maximizando el impacto mediático de todo lo que beneficie a la imagen de la 4T.
“No hay coincidencias.
“Nada es casual.
“Todo está magistralmente planeado en la mesa de ajedrez del Gobierno Federal que mueve a conveniencia sus piezas”.
Y es verdad, las piezas corren por los escaques con maestría, pero ¿contra quién juega esta mente maestra?
Juega contra el único adversario incapaz de defenderse: el pasado.