Diego Fernández de Cevallos
Jamás he dado lanzada por la espalda a nadie, así se trate de un truhán en fuga; tampoco he afrentado a los familiares de mis adversarios políticos. Hacerlo sería depravado y protervo.
Eso sí, tengo el orgullo de haber encarado desde siempre al grandísimo embustero, como lo hago ahora que declina su estrella y es más peligroso; a ese que hace mangas y capirotes con los principios éticos y las leyes que debe respetar; al que corrompe lo que toca, y que demencialmente lesiona y envenena el pasado, presente y futuro de México.
Precisado lo anterior, considero que los ciudadanos debemos dar puntual seguimiento a la investigación periodística hecha y divulgada por “Mexicanos contra la Corrupción” y Loret de Mola en Latinus. Debe imperar la ley y garantizarse plenamente la libertad en el periodismo, ensangrentado por unos y asediado por el cobarde que sueña, ronca y vocifera en Palacio.
Al respecto, sostengo:
1) Aquí y en Estados Unidos (donde se dice que se consumaron los hechos) ambas autoridades deben investigar si hay o no delitos que perseguir, y resolver con justicia.
2) Es una truhanería fútil de Su Alteza Pequeñísima perseguir a los investigadores tratando de ocultar lo investigado.
3) No se sabe si durante la investigación fueron interrogados o se trató de interrogar a los presuntos involucrados, para que dieran su versión.
4) Hasta hoy no está probado judicialmente un delito y, como en cualquier caso, a José Ramón López Beltrán y a su esposa se les debe respetar la presunción de inocencia, por ser un derecho humano y constitucional, aunque los memes y cuchufletas sean inevitables y crueles.
5) Los hechos descubiertos por la investigación de marras, repito, deben ser analizados, sin demora ni trampa, aquí y en los Estados Unidos, y aplicar las leyes a rajatabla. Si esos hallazgos son jurídicamente probados, quedará evidenciado, una vez más, el pestilente mar de corrupción que continúa ahogando a México.
6) Tartufo briboneó como siempre: “Mi hijo es mayor de edad, que lo investigueeeen… se trata de un ataque a la Cuarta Transformación, que diga Loret cuánto gana y quién le paga, y doy pausa a nuestras relaciones con España hasta que nos pida perdón”. ¡Así de pequeño! Se duele, con números tramposos, que Loret gana 15 veces más que él. ¡No sabe que nada merece cobrar el inútil, y sí el profesional! Y el enfermo sigue en la estafa, la frustración, el odio, la mentira y el lloriqueo.
7) Por lo pronto, las vidas de su primogénito y la esposa de éste, la que según Tartufo “parece que tiene dinero” -sean inocentes o culpables- le dicen a “la honrosa medianía de Juárez”, a la “pobreza franciscana” y al que con 200 pesos en la cartera las invoca con “honestidad valiente”: que sus “mascotas” deambulen con un par de chanclas, ¡nosotros somos aspiracionistas!