…que la vergüenza cambie de bando, que los criminales de la vida cotidiana
que acosan, injurian, tocan, agreden, jamás sean excusados
sino identificados, vilipendiados, llevados ante la justicia,
juzgados con toda la firmeza necesaria,
sin ninguna complacencia porque
nos jugamos nuestro pacto republicano.
Emmanuel Macron. 25/11/2017
25 de noviembre Día Internacional de la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Quisiera saber, porque me lo pregunto, ¿desde cuándo los hombres piensan que pueden tocar y acceder con toda libertad al cuerpo de las mujeres si de allí vienen ellos? Que les quede claro: los cuerpos no les pertenecen, ni el cuerpo de su propia madre es suyo, aunque les haya dado la vida, porque seguramente su mamá tuvo más hijos, ni el de su esposa, pareja o compañera. Ningún cuerpo es propiedad de otro; este pensamiento se conoce desde hace siglos, desde que se abolió la esclavitud; en México desde 1811, en Guadalajara por el padre Miguel Hidalgo y en el mundo en diferentes épocas hasta el último de los procesos en el Congo donde la esclavitud más atroz y sangrienta que se conozca soportó los sueños de grandeza del suegro de Maximiliano de Habsburgo, líder del segundo imperio de México.
Han pasado años, y siglos que las mujeres siguen siendo vulneradas, tocadas de manera impropia, agredidas verbal, física y psicológicamente como lo hacen diariamente muchos medios de comunicación en todo el mundo y, pese a todos los programas de sensibilización, visibilización y conscientización en contra de la violencia hacia las mujeres muy por el contrario, ésta ha escalado a niveles inimaginables, como sucedió hace unas cuantas semanas a la presidenta de México, la Dra. Sheinbaum.
Vi la fotografía que apareció en todos los medios y subieron a la internet y no le di crédito o puedo decir que no lo creí; esto son los tiempos en que la IA nos hace dudar de toda la información, en que, como afirma Byung Chul Han, la verdad ha muerto. En muchos ámbitos se ha endiosado a la IA afirmando que los libros y bibliotecas desaparecerán cumpliendo así la distopía de la legendaria novela de Bradbury, Fahrenheit 451: que asistimos a la extinción de las bibliotecas. Si lo único que sobrevivirá es la información digital, la IA está haciendo lo que se le viene en gana con nuestra mente. Y todo porque lo que aparece en la red parece verdad o parece mentira. Tenemos, pregunto y afirmo, esa libertad de creer o no, lo que sea.
Increíble que un hombre cualquiera estuviera tan cerca de la presidenta, la abrazara, subiera su mano izquierda tan arriba como el pecho y aun acercara la boca al lóbulo de su oreja y ninguno de sus guardias hiciera nada para detenerlo. ¡No lo puedo creer! Hasta hace unos años existía todo un cuerpo de seguridad alrededor del primer mandatario de la nación de este país. Todos los personajes de la política eran resguardados celosamente; el subcomandante Marcos tenía un cordón de seguridad impenetrable en la selva Lacandona; al expresidente Fox no se le permitió por seguridad, montar a caballo como era su costumbre mientras estuvo en Los Pinos y el Estado Mayor Presidencial tomaba el pulso cada dos horas durante la noche en la cámara del presidente en turno. Y hoy que los niveles de violencia han superado todo lo vivido, una foto aparentemente inocente nos despierta a la incredulidad de los tiempos que vivimos.
Hace algunas décadas un hombre llegó hasta el dormitorio de la reina Isabel II de Inglaterra en el Palacio de Buckingham. No la agredió, pero su presencia en la alcoba de la reina representaba un reto para el intruso como para los escoltas de la reina; hace más de treinta años dos escoltas personales con más de veinte años al servicio, asesinaron a quemarropa a Indira Gandhi, entonces presidenta de India.
En la foto aludida hay dos temas preocupantes. El acoso a una mujer, en este caso no porque sea la presidenta de México, hizo visible la indignante vulnerabilidad de las mujeres en México, todos los asesinatos impunes que hay desde las Muertas de Juárez a las niñas sobre las cuales hay una desaparición, una violación o un feminicidio sin resolver; y la seguridad nacional que representa su investidura. Como persona, mujer, me indigna lo que se ha atrevido el incalificable tipo que se acercó a ella y por otra parte, el fotógrafo(a) que dio clic y no hizo nada. ¿Cómo pudieron ser tan indiferentes con todo lo que hubiera implicado si alguien tuviera la ocurrencia de ir más allá? No quiero invocar horizonte más funesto para mi amado país.
Pero ¿Cómo podríamos hacer que la educación enseñe a los niños y hombres a no tocar en forma inapropiada a las mujeres? Empezar por el día en casa, en la escuela. Las relaciones interculturales comienzan por la tolerancia y el respeto al diferente. Erradicar el acoso escolar con el ejemplo de los profesores, esos profesores éticos que nos educaron en el siglo pasado en un civismo que comenzaba por el respeto a las instituciones, a los símbolos patrios nacionales como la bandera y el himno, el respeto a los mayores, a los padres y a los abuelos y en fin, nada difícil comenzar por allí. Pertenezco a esa generación educada en estos términos tanto en casa como en la escuela, por eso pienso en la Dra. Sheinbaum como una institución y como una mujer que merece mejor suerte cuando camine por las calles de este mundo. Sororidad y respeto hacia las mujeres, es todo lo que anhelo y deseamos para nosotras y las que vienen detrás nuestro. No olvido, no olviden el 25 de noviembre: Día Internacional de la lucha contra la Violencia hacia las Mujeres.








