El coordinador de Protección Civil del Estado de Querétaro, Javier Amaya Torres, informó que el nivel de la presa Centenario ha disminuido de manera considerable, lo que permitió reducir el riesgo en el municipio de Tequisquiapan. Explicó que 260 personas fueron evacuadas por prevención y que sólo dos de ellas permanecen en albergues.
“Son 260 personas las que fueron evacuadas, solamente dos están ocupando albergues, todas las demás se fueron con familiares y amigos. Las casas que fueron evacuadas no tienen afectación hasta el momento y desde el sábado me reuní con el alcalde de Tequisquiapan e hicimos la estrategia en conjunto”, señaló Amaya.
De acuerdo con el funcionario, se trabajó en coordinación con el presidente municipal, Héctor Magaña Rentería, para realizar la evacuación de habitantes en zonas de riesgo, principalmente en el Parque La Pila. En total, fueron desalojadas 62 viviendas y dos escuelas permanecieron cerradas de manera preventiva, operando con clases virtuales.
“Teníamos en esa zona 62 casas evacuadas. Ahorita, ya bajó el afluente en el río San Juan, en esa zona, el agua va a empezar a retirarse sola de la zona de centro de Tequisquiapan, la zona de La Pila; en este momento no hay riesgo para ninguna persona”, apuntó el coordinador estatal.
Las autoridades estatales señalaron que gracias a la coordinación entre los tres niveles de gobierno y las acciones preventivas implementadas, el desbordamiento de la presa Centenario no generó afectaciones mayores en viviendas ni puso en riesgo a la población.
Por su parte, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó que la presa Centenario alcanzó un nivel crítico del 114% de su capacidad durante el fin de semana, lo que obligó a realizar desfogues controlados con apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional. Actualmente, el nivel se encuentra en 108% y sigue descendiendo, con expectativas de estabilizarse en 75% en los próximos días.
El director local de Conagua, Gregorio Cruz Martínez, recordó que las contingencias en la región dependen no solo de las lluvias locales, sino también de los desfogues de presas ubicadas en el Estado de México e Hidalgo, que alimentan el río San Juan.







