Dice Raphael que los recuerdos de aquel 17 de diciembre de 2024 en el que de una grabación para televisión acabó ingresado 10 días son “confusos”. “Me acuerdo de querer hablar y decir otra cosa; ahí ya sabía que tenía problemas”, comenta, solo cuatro meses y medio después y listo para recuperar su agenda profesional.
“Si te lo digo (que no me asusté) estoy mintiendo, pero si te digo que he estado asustado, pues tampoco”, puntualiza a continuación el cantante, de 81 años, para quien su trasplante de hígado en 2003 fue el auténtico hito en su historial médico y vital.
Desde entonces, dice estar “acostumbrado a afrontar las cosas desde el principio” y con esa actitud llegó primero al hospital Clínico San Carlos y al Doce de Octubre después, de donde salió con un diagnóstico, un linfoma cerebral primario, y un tratamiento que ha llevado a rajatabla.
“No puedo jugar a que no me importó (el diagnóstico). Es otro sentimiento, es que acepto lo que me está pasando, un ‘póngale remedio’. Soy muy echado para adelante. (…) Los médicos siempre dicen que soy un enfermo que pone mucho de su parte”, cuenta en una entrevista desde su impresionante casa madrileña.
Vuelta a los escenarios en junio
En un lugar destacado del salón, sobresale una fotografía junto al recién fallecido papa Francisco, el cual, según cuenta, fue a verlo actuar a un concierto cuando aún era arzobispo de Buenos Aires. Difícil no tener en cuenta lo radicalmente distintas que han sido sus evoluciones en estas semanas.
“Yo no pienso en la muerte, pero el día que llegue, tampoco le voy a dar la bienvenida”, se limita a decir sobre este punto.
La semana pasada sorprendía con el anuncio de que el próximo 15 de junio retomará su agenda de conciertos con un espectáculo en el Teatro Romano de Mérida. “Yo estoy muy bien, la prueba es que en realidad en el hospital he estado muy poco”, destaca, tras asegurar que regresa con el consentimiento de los médicos y que “el trasplante está como el primer día”.
“Yo no me muevo si a ellos no les gusta la cuestión, porque esto es muy serio. Esto no es una droga ni otra clase de barbaridad que la puedes curar en tu casa con pastillas”, insiste, antes de reconocer que su familia, a la que dedicó en primer lugar su mensaje de agradecimiento, le ha pedido que se cuide, pero no que deje la música.
En ese sentido, cuenta sus planes para dosificarse: «Voy a tratar de ahora en adelante de dar un concierto por semana. Lo que no quiero es pegarme giras sin sentido. Voy a ir a todos lados, pero voy y me vuelvo», informa, y añade que sus planes de futuro también incluyen Latinoamérica: “Yo quiero estar en todos lados mientras Dios me deje”
Su deseo es que no sea tampoco esa su última grabación y volver al estudio en algún momento, mientras alaba el comportamiento de la gente ante el recientísimo apagón total que dejó España y Portugal sin energía eléctrica.







