Sergio A. Venegas Ramírez
En opinión del delegado de la Secretaría de Gobernación en Querétaro, Joaquín de la Lama Corres, sí existe delincuencia organizada en el estado.
Contrario a las declaraciones del gobernador Francisco Domínguez Servién, quien afirmó el seis de enero pasado que “a los ojos de los queretanos aquí trabajamos de forma coordinada y no tenemos nosotros indicios de que haya crimen organizado en el estado de Querétaro”, de la Lama tiene otros datos: “La evidencia está a los ojos vistos, hemos visto hechos delictivos que no parecen de delincuencia ordinaria si no de delincuencia organizada. Todo parece indicar que sí hay presencia de grupos delictivos”.
Entrevistado por reporteros en la Plaza de Armas, el funcionario federal y presumiblemente uno de los más enterados en la materia, recomendó a las autoridades estatales reconocer el problema para poder atacarlo de raíz o de lo contrario tendrán que asumir el costo político:
“Yo creo que para atacar cualquier problema, es el reconocimiento, para poder tener el diagnóstico preciso para poderlo atacar”.
Reveló que hay estudios muy serios de lo que ocurre en la entidad y qué grupos están disputándose el control “en algunos municipios limítrofes como Corregidora y Amealco donde es palpable la incidencia delictiva”.
Dijo el delegado de Gobernación que desde hace aproximadamente un año ha existido una negativa del gobierno de Francisco Domínguez de no incluirlos en las reuniones de seguridad, concretamente “no hay invitación a participar al delegado de Bienestar, Gilberto Herrera”.
Entre mayor sea la coordinación entre los órdenes de gobierno, federación, estado y municipios, todos los retos se podrían resolver, “si hay voluntad política”, concluyó Joaquín de la Lama.
El tres de enero pasado, PLAZA DE ARMAS publicó un extenso reportaje del investigador gunajuatense, David Saucedo sobre la lucha de cárteles en Querétaro:
En él se afirma que Querétaro siempre ha hecho gala de una situación de aparente excepcionalidad en materia de combate a la delincuencia organizada. Los sucesivos gobiernos estatales queretanos han presumido la condición cuasi insular de la entidad enfatizando que, a diferencia de otros estados azotados por conflictos entre grupos del narcotráfico, “en Querétaro no hay y no operan cárteles de la droga”. De acuerdo con versiones oficiales, una virtuosa mezcla de cuerpos de seguridad impermeables a la corrupción, una fiscalía profesional y avispados líderes políticos, habrían evitado que los cárteles izaran su bandera en el estado.
“En privado, integrantes del gabinete de seguridad del gobernador Pancho Domínguez señalan que el único riesgo para la paz construida con tanto esfuerzo a lo largo de los años, provendría de fuera, es decir, de conflictos gestados en “narcoestados” como los de Guanajuato y Michoacán.Con los indicadores de la actividad económica, turística e industrial en mano, los equipos de comunicación de varios gobernadores (priistas y panista por igual) han apelado continuamente a un sentimiento de identidad y orgullo queretanos para montar sus estrategias de mercadotecnia política y de promoción del voto. Alejandro Echeverría Cornejo, actual fiscal general ha negado insistentemente y hasta con una dosis de fastidio, la presencia de cárteles de la droga en la entidad. Incluso el propio Gobernador Pancho Domínguez insiste en señalar que un componente importante del combate a la delincuencia consiste en “blindar” al estado de Querétaro del “efecto cucaracha” proveniente de la guerra de crteles que se desarrolla en el vecino estado de Guanajuato, entre el Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL) y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Lo mismo comentó en su momento el ex gobernador Pepe Calzada, a propósito de la dispersión que provocó la desarticulación y atomización de los grupos del narcotráfico que operaban en el estado de Michoacán. Se da por sentado que Querétaro es un estado libre de delincuencia organizada y que en realidad la amenaza proviene de estados y gobernadores que no saben, no pueden o no quieren hacer la tarea.Pero el reciente cruce de mensajes, vía cartulinas y narcomantas, por parte de grupos delictivos en el municipio de Corregidora, así como las balaceras y asesinatos ocurridos en la capital queretana a lo largo del año dejan en claro dos cosas:
“Primero, el Cártel de Santa Rosa de Lima opera en varios municipios del estado de Querétaro que colindan con el estado de Guanajuato.
“Segundo, el CJNG, nuevamente, ha decido expandirse apoderándose en esta ocasión del estado de Querétaro y eliminando con ello a las células del José Antonio Yépez Ortiz (a) El Marro que operan en los municipios de Corregidora, Pedro Escobedo, El Marqués, San Juan del Río y Querétaro; y de paso exterminando a las células de los Caballeros Templarios que aún deambulan en Amealco, Huimilpan y en la propia capital del estado. La guerra de cárteles finalmente llegó al estado de Querétaro”.