PLAZA DE ARMAS
Más crímenes contra periodistas
- Malosos en restaurantes queretanos
- Tuitazo de Braulio al titular de la SCT
- Sólo tarjeta de prepago en Qrobús
- Pancho Pérez, para PRI capitalino
Temor
Sí, estamos de luto, indignados por el asesinato de otro periodista a manos de la delincuencia organizada y sus comparsas, funcionarios de distintos niveles y órdenes de gobierno.
La indiferencia o inacción de las autoridades ante estos crímenes que (como seguramente sucederá con el del periodista Javier Arturo Valdez Cárdenas, co-fundador de Río Doce, el medio indispensable para entender lo que sucede con el narcotráfico y sus grupos en el Pacífico mexicano), quedará en la impunidad, nos llena de ira y desesperación.
No lo conocí personalmente, pero sí lo leí. Fue un reportero que cuidaba su prosa, utilizaba la palabra exacta, el verbo o adjetivo, para detallar lo que él observaba diariamente, siempre sustentando sus reportajes con datos duros.
Como Javier Arturo, han caído hombres y mujeres, compañeros de arma, año con año, mes con mes. La situación es cada día más preocupante y alarmante. Da miedo, efectivamente, pero también dolor e indignación.
Y es que, si bien es cierto, este no es el sexenio en el que más periodistas han sido asesinados, no veo mejora en los esquemas de protección a ayuda a periodistas en riesgo.
Me explico:
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU, en el sexenio de Vicente Fox, fueron asesinados 22 periodistas. En el de Felipe Calderón, murieron 48 y en este, el de Enrique Peña, ya suman 34 y sigue aumentando. 102, en total. Lo peor de todo es que el 99.75 de los casos, han quedado impunes y en los resueltos, solo se ha procedido contra los autores materiales, no los intelectuales.
El crimen organizado y sus socios del gobierno tienen permiso para matar en Sinaloa, Chihuahua, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Baja California Sur, Guanajuato, Tamaulipas, Ciudad de México, Coahuila y Puebla, por mencionar algunos estados.
El asunto más grave, creo yo, es el de la indiferencia de los gobiernos federal, estatales y municipales –y su colusión- con los grupos que sienten afectados sus intereses cuando se revela en un reportaje los negocios, la corrupción, la compra de policías, el contubernio y demás delitos, que engarzan a los delincuentes con nuestros gobernantes.
Ellos no entienden o no les conviene, el contrapeso que juegan los medios de comunicación críticos y sus reporteros acuciosos, en nuestra incipiente democracia.
Quienes hemos tenido necesidad de recurrir a la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) o al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, lo hacemos sabiendo dos cosas:
1.- Que difícilmente el asunto denunciado, pasará de una toma de nota y en algunos casos –yo no lo acepté- la entrega de un botón de pánico o algunos escoltas. Y,
2.- Que las cabezas de estos organismos, son funcionarios del gobierno federal y sus jefes, en algunos casos, guardan las investigaciones bajo la almohada, para que no se moleste a quien está siendo señalado de algún ataque a periodista. Se les protege, pues, desde esas instancias, más que al o los ofendidos. Lo escribo con conocimiento de causa.
Creo que mientras no haya un organismo independiente, dedicado exclusivamente a la protección de periodistas en riesgo, con capacidades económicas y dientes legales, no se avanzará en este rubro.
El caso de los dos corresponsales de La Jornada, Miroslava Breach (asesinada el 23 de marzo de este año en Chihuahua) y de Javier Valdez (ejecutado el lunes pasado), me indignan aún más, porque se trataba de dos equilibristas del periodismo sin red de protección.
Y no es que valga más la vida de un reportero que la del otro, independientemente de sus esquemas de trabajo.
Me refiero a que hay dos formas (quizá las más comunes) de cubrir el tema de delincuencia organizada y derechos humanos en México, sin demérito una de otra:
A) Los periodistas que despegan desde un hangar del gobierno federal (PF, Sedena, Marina, etc.), van custodiado por elementos federales, llegan al Triángulo Dorado, vía Sinaloa, entrevistan a algunos vecinos, van a la erradicación de plantíos, pernoctan en el lugar y al otro día regresan y presentan sus hallazgos.
B) Los reporteros locales (como Miroslava y Javier) que viven en tierra de guerra, crecieron y quizá hasta conocidos fueron de los que hoy están del otro lado, en “la maña”, pero que decidieron contar las historias del día a día, las de los desaparecidos, los desplazados, los migrantes, las viudas del narco, las mujeres y hombres que han sucumbido a la tentación, pero también las víctimas que lo padecen.
Yo he trabajado de las dos formas.
Ningún periodista merece morir, menos los que diariamente enfrentan a la delincuencia desde las redacciones y al poder que se siente incómodo con revelaciones como los negocios en Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo o Querétaro.
Ayer, Río Doce expresó claramente el momento que vive ese medio, tras la muerte de su guía:
“Es un golpe demoledor para nosotros, para su familia, pero también para el periodismo, el sinaloense, el mexicano, sobre todo ese que investiga, escribe y publica en libertad.
“Siempre, desde que decidimos brindar cobertura al tema del narcotráfico, supimos que esto podía ocurrir; lo sabía Javier, lo sabíamos todos en Ríodoce. Y hemos reporteado con miedo todos estos años, seguros, como lo dijo él muchas veces, de que cuando alguien toma la decisión de matar a alguien, mata.
“Cohabitamos con la muerte, decía. Copulamos con ella, se ríe de nosotros, nos besa, se burla. Pero seguimos todos estos años —14 desde la fundación de Ríodoce— haciendo lo que un buen periodista y un buen periódico tiene que hacer en un estado como Sinaloa, en un país como México”.
El periodismo crítico, considero, de datos duros y precisos, es como una nación hablándose a sí misma, diciéndose que le duele, que órgano está enfermo y cuál es el remedio.
Y sucede, desgraciadamente, que si esa nación no atiende sus achaques, dolores y las indicaciones para sanar, está condenada a la muerte.
Así estamos.
-LA CARAMBADA-
Caliente.
Sucedió cuando tres empresarios se sentaron a la mesa en un conocido restaurante de pastas, ubicado en el centro comercial más importante de Querétaro.
Habían observado la mesa contigua, donde comían unas parejas “con aspecto raro”.
De repente, uno de los de esa mesa, se levanta y se acerca a los queretanos, se abre la chamarra, muestra una arma y les dice: “En este momento se me largan a chingar a su madre de aquí. Ya estuvo bueno de que estén volteando a vernos”.
Los empresarios locales, pero de altos vuelos, pagaron su cuenta y se retiraron.
Igual sucedió en otro lujoso comedero de Bernardo Quintana la semana pasada.
Están aquí.
-OIDO EN EL 1810-
Tuitazo.
Braulio Guerra Urbiola, diputado federal por Querétaro, reconvino este martes al secretario de Comunicaciones y Transportes, Ruiz Esparza, para que no venga a pasear a nuestro estado y mejor resuelva el problema de la autopista México-Querétaro, en donde ayer hubo más sangre y muerte.
Y ya se van.
-¡PREEEPAREN!-
QroBús.
Más allá de que nos guste o no el nombre, el nuevo sistema de transporte metropolitano que se moverá en los carriles confinados, deberá ser ágil y moderno.
Por lo pronto, me dicen, operará al 100% con tarjeta de prepago, cero efectivo.
Tome nota.
-¡AAAPUNTEN!.
Armándolo.
Que sí llegó Armando Rivera Castillejos a la cita con su compañera de Cámara y presidenta Lupita Murguía, el sábado en el Versalles. Tarde, pero llegó. Ya había concluido la comparecencia de la legisladora y se habían retirado muchos panistas.
La foto de Franci Oh! Prueba la asistencia.
Bueeeno.
-¡FUEGO!-
Pendiente.
Está pendiente la renovación de los comités municipales del PRI. Para el de Querétaro hay tres candidatos:
1. Pancho
2.Pérez
3:Rojas
Así de fácil.
Así de difícil.