PLAZA DE ARMAS
- No hay fecha para agenda pública de Pancho
- Pega duro el virus en Santa María Magdalena
- Mitofsky ubica al PAN con 20 puntos de ventaja
- Que Alejandro Ochoa anda buscando partido
Dios nos agarre confesados: Sabino
Pandemia.
Hace cien días, Querétaro inició la batalla contra el COVID-19 prácticamente a ciegas. Las experiencias internacionales apenas comenzaban a armar un perfil de la letalidad del nuevo coronavirus y los médicos asiáticos y europeos compartían el poco conocimiento sobre esta enfermedad que derivaría en una crisis en el sector salud nuestro país, pero también en lo económico y lo político.
Pero vayamos a lo local.
El 10 de marzo, la Secretaría de Salud del estado de Querétaro encendió las alertas. Un hombre de 42 años que había viajado de su país natal, España, a México y que tras pasar los inexistentes filtros sanitarios en el aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México, llegó por tierra al estado para visitar a sus padres, cuando comenzó con la sintomatología de COVID-19.
Fue aislado y confirmado como positivo para el SARS-CoV-2. A partir de ese momento, hace cien días, todo se vino para abajo y nosotros, como el resto del mundo, ya no volveríamos a la forma de vida de antes. Y la sociedad se dividió:
Unos, los que pudieron económicamente guardarse más de tres meses en casa, lo hicieron junto con los que debieron salir a trabajar, a ganarse el sustento diario, pero cuidándose, guardando la sana distancia y haciendo solamente lo necesario y volviendo a casa en cuanto podían.
Los otros, los de la teoría conspirativa, afirmaban que el virus era un invento y que en los hospitales estaban matando a los pacientes para sacarles no sé que tantos órganos y hasta el líquido de las rodillas. Junto a estos, un sector decidió hasta agredir a los héroes de la primera línea de batalla, en su mayoría enfermeras.
Unos más decidieron hacer negocio y abrieron clandestinamente cantinas como la Selva Taurina, donde vendían tragos hasta altas horas de la noche, sin ninguna justificación, menos la económica, pues los González Rivas, propietarios de la marca, tienen dinero de sobra.
O casos como el de la zona conocida como La Playa, por los rumbos de Mompaní, donde cada fin de semana se reunían unas 500 personas para comer y beber.
Hemos tenido de todo. Pero la medalla de oro, desde mi punto de vista, se la lleva el gobierno del estado, encabezado por Francisco Domínguez Servién.
En estos cien días, el panista ha presumido que tenemos todo lo necesario para enfrentar la pandemia y que los insumos utilizados por el personal de los hospitales, cumplen con los estándares internacionales.
No es cierto.
Personal del Hospital General y del Hospital del Niño y la Mujer han denunciado la mala calidad e insuficiencia de los mismos. De hecho, decenas de ellos se han contagiado por lo mismo. Así, han ingresado al menos noventa amparos contra la autoridad local. Pero lo único que han recibido son críticas de gobernador. Que usen bien los insumos y se pongan a trabajar, exige el insensible inquilino de Palacio de la Corregidora.
Así llegamos a cien días de batalla. De hecho, por tal motivo, Domínguez Servién grabó un mensaje que ayer subió a sus redes sociales. No tiene desperdicio. Reiteró el llamado a las y los queretanos a atender las medidas preventivas y a prepararse de manera cotidiana con cubreboca, gel y sana distancia.
“Han sido 100 días exhaustivos para todos; pero qué mejor ejemplo y protección podemos ofrecer a nuestra familia que prepararnos para identificar riesgos y diseñar estrategias para enfrentarlos; qué mejor acompañamiento y reconocimiento puede tener nuestro personal de salud, que ver que nos estamos cuidando y organizando”, dijo.
“Yo sé que con la apertura gradual de algunas actividades a partir del hoy, existe inquietud porque todo el esfuerzo logrado se pierda; pero si algo he aprendido en este tiempo como gobernador, es a confiar en la responsabilidad de cada una y cada uno de las y los queretanos”, señaló.
Tras escuchar eso, vinieron a mi mente las imágenes del mercado del Tepetate, con cientos de personas apretujadas y sin cubrebocas. O las de la carnita asada en el rancho. O las de La Playa en Mompaní. Todas ellas cargadas de gran “responsabilidad”
¡Ah!, pidió también que los ciudadanos hicieran el trabajo que le corresponde a la autoridad:
Esto, cuando convocó a la ciudadanía reportar establecimientos donde no se cumplan las medidas sanitarias básicas como el uso de cubreboca; “ten paciencia y ayúdanos a sensibilizarlos; comparte un cubreboca o un buen consejo; estarás sembrando una semilla por Querétaro”.
Y ya sabe, Domínguez Servién reiteró su llamado a la responsabilidad, pues lamentablemente aún hay quienes ignoran o incumplen las recomendaciones y medidas de prevención; para ellos -advirtió- no hay mayor sanción que enfrentar una enfermedad que puede ser mortal.
Yo me pregunto porqué si está tan preocupado por los contagios, cambió el color del semáforo –que en lo federal nos mantiene en rojo- a naranja.
Y como si fuera una broma, agradeció la heroica y vital labor del personal de salud que cumple 100 días en el frente de lucha; “cien días de dormir muy poco; cien días de tener el alma en un hilo, con el miedo de poder contagiarse o contagiar a los suyos; 100 días de ver cómo a pesar de tantos esfuerzos y sacrificios, hay gente que sigue perdiendo la batalla. Seguiremos adelante, honrando su ejemplo”.
Y remató:
“Habrá momentos difíciles, pero ya hemos demostrado por qué Querétaro es orgullo de México; unidos, seguiremos luchando por el presente de tu familia y por el futuro de Querétaro. Regresar, ¡depende de todos!”.
De ese tamaño el nivel de cinismo de este gobernador que deja en manos de la sociedad “responsable” vigilar que los negocios cumplan los protocolos establecidos por la autoridad, , mientras los contagios y las muertes se incrementan diariamente en todo el estado.
De ese tamaño el gobernador que por un lado elogia a los héroes que diariamente luchan en los hospitales contra el coronavirus, pero que por otro, los manda a la guerra sin armas.
Será la historia la que juzgue a este mandatario, el mismo que reconoció hace 10 días la gran presión ejercida por la iniciativa privada para que ordenara la reapertura de actividades no esenciales. Presión a la que cedió unos días después.
Por cierto, hace unos días me preguntaba si Pancho ya se curó del Covid-19, por qué no daba plasma.
Ya lo hizo ayer.
Doy fe.
-OÍDO EN EL 1810-
Por cierto.
Se informó desde gobierno del estado que no hay fecha -jejeje- para que Francisco Domínguez retome sus actividades públicas, pues esto implicaría la movilización de su equipo de trabajo –escoltas incluidos-, lo que podría derivar en más contagios.
Él sí se cuida.
-¡PREEEPAREN!-
Contagiadero.
En Santa María Magdalena, a unos kilómetros de Querétaro hay varias familias atacadas por el virus, entre ellas la de uno de los personajes más conocidos, Arturo Torres, un dueño de taxis que vive en la calle Juárez. Él está enfermo y ya murió su hija, La Güera, que vendía tacos en el jardín, frente a la Iglesia y su esposo también se ha contagiado, lo mismo que un concuño de nombre Bernardo Cortés.
Igual murió doña Mary, otra conocida señora que vendía tacos y gorditas en la esquina de Hidalgo con Independencia. Su vecina, doña Tere, falleció hace poco más de una semana.
La cantidad de muertos, cuentan en el poblado, anda por la decena, sin que probablemente estén en la contabilidad oficial porque la mayoría se resiste a ir al hospital.
Y todo en este mes en el que ya se declaró la fase naranja en Querétaro.
Somos nada.
-¡AAAPUNTEN!-
Mitofsky.
Ayer me enviaron la más reciente encuesta de Roy Campos, según la cual -sin candidato y sin alianzas- el PAN supera con casi 10 puntos a Morena en la preferencia electoral para gobernador. 29.7 puntos contra 20.1 y el PRI andaría en 4.6 nomás. Lo interesante se que el 28.3 no declara y 17.3 van por otros partidos.
Según Mitofsky el PAN subió, de diciembre de 2019 a mayo de 2020 de 25.9 a 29.7 en la aceptación, mientras Morena cayó de 28.1 a 20. en el mismo lapso.
Finalmente indica que AMLO tiebe aquí 37.6 de aprobación y el gobernador Domínguez 60 puntos.
-¡FUEGO!-
Cría cuervos.
Alejandro Ochoa Valencia, el presidente municipal de Colón que dijo habérsela curado de la Corona-virus y lleva dos periodos bajo las banderas del PAN, está en franca rebeldía en contra del dirigente y el gobierno albiazules, que también ya lo desconocieron y hasta le mandaron de delegado al Chepo Sáenz. Y es que, aunque usted no lo crea ni yo tampoco, el polémico y silvestre funcionario, que acompañaba en sus viajes internacionales a Pancho, con todo y “traductora”, ha dicho que pretende ser candidato a la ¡gubernatura! y anda buscando otro partido, porque no acepta la imposición ya conocida.
¡Porca miseria!