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En la guerra espacial, el Ejército estadounidense busca la máxima posición elevada.
Los satélites que conforman la médula en materia de defensa nacional y comunicaciones globales tienen mucho tiempo de enfrentar amenazas desde tierra, como interferencias de señales y ataques con misiles. Las amenazas orbitales son el próximo ámbito.
Las revelaciones de inteligencia sobre el interés de Rusia en armas antisatélites y lanzamientos de satélites desde China han revitalizado los esfuerzos de EU por defender sus intereses a cientos e incluso miles de kilómetros arriba de la superficie de la Tierra.
Las empresas de defensa están desarrollando sistemas que van desde satélites que pueden perseguir a otros satélites en órbita hasta proteger estaciones terrestres que pueden transmitir señales al espacio. Esas protecciones son críticas ya que los servicios de navegación móvil y algunos servicios de televisión e internet dependen de equipo en órbita.
Startups comerciales están trabajando en tecnologías, incluyendo cápsulas orbitales, sensores y estructuras satelitales, que podrían tener aplicaciones militares.
Los funcionarios del Pentágono también están haciendo algo inusual: hablar más públicamente sobre las armas que las naciones hostiles podrían usar en el espacio para librar una guerra. El General Chance Saltzman, máximo líder operativo de la Fuerza Espacial, dijo que los adversarios intentan todos los días restringir el acceso que EU y sus aliados tienen al espacio.
“Tengo que contrarrestar esa amenaza para garantizar que sigan ahí en el futuro las capacidades espaciales de las que hemos llegado a depender para nuestra forma de vida”, manifestó en una conferencia de la industria en marzo. Sin embargo, los funcionarios militares no hablarán en detalle sobre los propios sistemas de armas de EU en órbita, que son secretos gubernamentales muy bien guardados.
Los funcionarios estadounidenses han hecho particular hincapié en señalar las acciones de Rusia en el espacio. Robert Wood, Embajador de EU, señaló recientemente en las Naciones Unidas que a principios de este mes Moscú desplegó en la misma órbita que un satélite del Gobierno estadounidense un satélite que probablemente tiene capacidades de ataque.
Vasily Nebenzya, Embajador de Rusia ante la ONU, respondió que no entendía de qué estaba hablando Wood. El Kremlin ha acusado a EU de intentar militarizar el espacio y calificó de inventos los informes de que Rusia está desarrollando un sistema nuclear antisatélite.
Preparándose para el conflicto
La Fuerza Espacial, la rama militar más nueva, ha intensificado el entrenamiento de sus Guardianes, incluyendo cómo maniobrar mejor los satélites estadounidenses y predecir lo que los adversarios podrían estar planeando.
Ha desarrollado escenarios para contrarrestar láseres, bloqueadores, captadores y armas nucleares empleados en el espacio. Los funcionarios estadounidenses se oponen a colocar sus armas nucleares en órbita, señalando compromisos en virtud de un tratado espacial de décadas de antigüedad, pero el Pentágono ha estado buscando desplegar más su propio conjunto de armas y capacidades espaciales.
En la reciente solicitud de presupuesto de la Fuerza Espacial, alrededor del 25% de los 29.4 mil millones de dólares en financiamiento se destinaría a la llamada superioridad espacial, un concepto que Saltzman llama “contraespacio responsable”.
“Necesitamos actuar como si fuera una guerra en el espacio”, anotó Robert Winkler, de Kratos Defence & Security Solutions, una empresa de defensa con sede en San Diego mejor conocida por sus blancos aéreos no tripulados y que está desarrollando un sistema de entrenamiento para librar guerra en el espacio.
Es un proceso de dos pasos, explicaron funcionarios militares y de la industria. Tener la máxima posición elevada, ya sea la cima de una colina que domina un campo de batalla o una órbita a miles de kilómetros sobre la Tierra, es un principio que ha sustentado las tácticas militares durante milenios. De perder esos ojos orbitales se corre el riesgo de cegar las defensas antimisiles, una parte crucial de la disuasión nuclear durante los últimos 65 años.
El segundo paso es la transición a activos más móviles, de la misma manera que los conflictos en tierra pasaron de fuertes y castillos a tanques, aviones y misiles. Éstos podrían maniobrarse más fácilmente en órbita, ya sea para mantenerse fuera de peligro o ser lo suficientemente amenazadores como para promover la disuasión.
Mover satélites en el espacio requiere almacenamiento de energía o la capacidad de reponer combustible u obtener otros servicios en órbita. Esas capacidades están siendo buscadas por una serie de empresas comerciales que están desarrollando potenciales remolcadores espaciales que mueven satélites y otros con brazos de sujeción y otros tipos de robótica.
La reciente estrategia comercial de la Fuerza Espacial pide aprovechar la tecnología y los servicios de empresas privadas para reforzar las capacidades militares en tiempos de crisis.
Un elemento popular fue un plan para incluir empresas externas en juegos de guerra para evaluar las capacidades del Ejército estadounidense, dijo Even Rogers, director ejecutivo del fabricante de satélites True Anomaly.
Su compañía lanzó a principios de este año dos de sus satélites Jackal en un cohete SpaceX, buscando probarlos en un ejercicio en el que se perseguirían entre sí en órbita. La compañía no cumplió todos sus objetivos para el vuelo, cuyo objetivo era proporcionar información sobre las mejores formas de maniobrar cerca de otras naves espaciales. Está realizando cambios para la próxima prueba en vuelo.
El arsenal
Los funcionarios del Pentágono describen con frecuencia a Rusia y China como los principales competidores de EU en órbita. Consideran que los sistemas de armas podrían caer en la categoría de tecnología de “doble uso” que tiene aplicaciones militares y civiles.
China ha descrito a su satélite Shijian-21 como uno que tiene la capacidad de limpiar desechos espaciales, pero los funcionarios militares y de inteligencia de EU han tomado nota de una operación llevada a cabo hace más de dos años, cuando el satélite pudo mover a otro chino de navegación abandonado.
Los planes rusos para un dispositivo nuclear espacial amenazarían la posición que EU se ha labrado en la órbita terrestre baja, tanto para un sector comercial en crecimiento como para los activos militares. Detonar un arma de este tipo podría causar daños a los satélites ya desplegados y dejar las órbitas cercanas a la Tierra inutilizables durante un año o más, advirtió John Plumb, ex jefe de política espacial del Pentágono.
La apertura del Pentágono sólo llega hasta cierto punto. Cuando se le preguntó en una reciente reunión de la industria por qué se hablaba tan poco de las capacidades de EU para perseguir los activos espaciales rusos y chinos, su respuesta fue breve: “Simplemente no lo hacemos”.