Las empresas que dependen del comercio global, desde los gigantes del transporte marítimo hasta los minoristas, se están preparando para una ola de nuevos aranceles bajo una segunda Administración Trump que podría reformatear el flujo de bienes en el mundo y acelerar un cambio en la manufactura fuera de China.
Una serie agresiva de gravámenes prometida por el Presidente electo Trump “podría dar nueva forma a las cadenas de suministro globales y obligar a las empresas a revaluar sus estrategias de abastecimiento, acelerando potencialmente la tendencia de trasladar la producción a ubicaciones geográficamente cercanas o regresar la producción a casa”, dijo Bindiya Vakil, director ejecutivo de Resilinc, empresa de administración de riesgos en la cadena de suministro.
Es probable que el impacto se extienda desde las grandes líneas de contenedores con sede en Europa y Asia hasta los fabricantes y minoristas que traen piezas y productos terminados a Estados Unidos, y a los exportadores estadounidenses que pueden encontrar complicado su acceso a los mercados extranjeros por un régimen de impuestos ojo por ojo.
Durante su campaña, Trump señaló que encabezaría un régimen comercial centrado en aranceles más combativo que en su primer mandato, cuando lanzó una guerra comercial con China e impuso impuestos más altos al acero y el aluminio de Europa, Canadá y México.
La Administración Biden mantuvo la mayoría de esos aranceles y agregó gravámenes a alrededor de 18 mil millones de dólares en importaciones chinas.
Los planes de Trump siguen sin ser claros. Ha hablado de un arancel del 10% al 20% sobre todas las importaciones, un arancel del 60% o más sobre las importaciones desde China y aranceles de hasta el 100% sobre algunas importaciones desde México.
Las acciones de varias compañías navieras marítimas que cotizan en la bolsa se desplomaron el día después de las elecciones, y la danesa A.P. Moller-Maersk y la alemana Hapag-Lloyd tuvieron retrocesos bruscos.
En cambio, las traileras, ferrocarriles y otras empresas estadounidenses centradas en el transporte de mercancías que podrían ver mayores cargas de envíos nacionales en los próximos meses registraron alzas marcadas. Trucker ArcBest lideró las ganancias, con sus acciones subiendo 16% en las operaciones del miércoles. Las acciones de sus rivales Old Dominion Freight Line y Saia también avanzaron en dos dígitos.
Ferrocarriles Norfolk Southern, con un alza de 9.9%; CSX, con 8.4%; y Union Pacific, con un aumento del 6.3%, también registraron grandes ganancias.
El impacto inmediato en los mercados de transporte marítimo probablemente será una lucha por parte de los importadores estadounidenses para adelantar los pedidos del extranjero, dijeron funcionarios de la industria, una prisa que consumiría la capacidad de embarque y elevaría las tarifas de flete.
La anticipación de los aranceles podría “ser suficiente para desencadenar una avalancha e impactar la logística marítima”, señaló Judah Levine, director de investigación de Freightos, una plataforma de reserva de embarque de contenedores.
Freightos dijo que una avalancha similar de importaciones después de que Trump anunció aumentos de aranceles en el 2018 generó una mayor demanda que duplicó las tarifas de flete durante varios meses.
Ryan Petersen, director ejecutivo de Flexport, una empresa de transporte de carga, indicó que en el pasado los clientes se han preparado para aranceles más altos acumulando productos.
“Eso ha sucedido cada vez que se anuncian nuevos aranceles. Ves esta burbuja de bienes llegando antes de tiempo”, destacó Petersen.
A más largo plazo, el regreso de Trump a la Casa Blanca conlleva un “riesgo disruptivo para los mercados de transporte de contenedores”, dijo en un análisis preelectoral Simon Heaney, gerente senior de investigación de contenedores en Drewry Shipping Consultants, con sede en el Reino Unido.
Señaló que el impuesto del 20% sugerido por Trump a todas las importaciones “en última instancia lo pagarían los consumidores estadounidenses, lo que inevitablemente reduciría la demanda general de importaciones vía contenedores y especialmente las originarias de China”.
Los economistas han dicho que los consumidores estadounidenses podrían sentir el peso de los aranceles más altos a medida que los importadores pasan adelante los mayores costos. La Federación Nacional de Minoristas estimó en un reporte reciente que los nuevos aranceles a las importaciones podrían costar a los compradores estadounidenses entre 46 mil millones y 78 mil millones de dólares al año.
Donald Allan, director ejecutivo del fabricante de herramientas Stanley Black & Decker, mencionó en una conferencia telefónica sobre ganancias el 29 de octubre que la compañía probablemente aumentaría los precios y reubicaría la producción si Trump impone nuevos aranceles a los productos provenientes de China.
La compañía, con sede en New Britain, Connecticut, también podría trasladar la producción y partes de su cadena de suministro fuera de China a otros países asiáticos o a México, pero es poco probable que se produzca un cambio significativo a Estados Unidos, consideró Allan. “Simplemente no es rentable hacerlo”, dijo. “Y hay dudas sobre si tenemos siquiera la mano de obra para hacer eso en este país”.
Steven Conine, copresidente de Wayfair, señaló en una conferencia telefónica sobre resultados el 1 de noviembre que el minorista de muebles en línea considera que los posibles aumentos a los aranceles son “muy sorteables”. Conine destacó que su modelo de mercado le permite abastecerse de una variedad de proveedores y realizar cambios cuando sea necesario.
Dijo que Wayfair también ha estado trabajando con proveedores para no depender tanto de fuentes únicas de materiales y piezas. “Definitivamente tenemos algo de práctica ahora en cómo sortear aranceles”, aseveró Conine, incluyendo ayudar a “los consumidores a amortiguar cualquier aumento de precios que puedan ver selectivamente en ciertos productos importados”.
Petersen, de Flexport, señaló que más fabricantes están trasladando su producción de China a Vietnam, India y México, pero que es probable que muchas empresas sigan fabricando productos en China debido al dominio manufacturero del país.
“China simplemente tiene estas capacidades de manufactura que Estados Unidos no podrá replicar”, dijo Petersen. “Eso puede ser mucho más importante que los aranceles”.