En abril de 2025, las principales presas de Querétaro muestran una preocupante tendencia a la baja en sus niveles de almacenamiento. Según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al 23 de abril, las presas La Llave y La Venta se encuentran completamente vacías. En enero de este mismo año, La Llave aún almacenaba un 8.5 por ciento de su capacidad, mientras que La Venta había descendido a 0 por ciento tras registrar un 16.5 por ciento en diciembre de 2024.
Otras presas también reflejan caídas considerables en sus niveles de almacenamiento. El Batán, ubicada en Corregidora, pasó de 32.2 por ciento en enero a 21.2 en abril; Constitución de 1917, en San Juan del Río, bajó de 46.9 a 23.2 por ciento; El Centenario, en Tequisquiapan, descendió de 57.3 por ciento a 29.5; y San Ildefonso, en Amealco de Bonfil, se redujo de 68.8 a 39.8 por ciento, en el mismo periodo. Aunque estos cuerpos de agua no se encuentran vacíos, han perdido una proporción significativa de agua en poco tiempo.
La presa Jalpan, localizada en la Sierra Gorda, sigue siendo la única con niveles elevados, al pasar de 98.5 en enero a 71 por ciento en abril. Si bien continúa como el embalse con mejor situación hídrica en la entidad, la reducción de más de 27 puntos porcentuales en solo tres meses evidencia también una tendencia descendente preocupante, incluso en zonas con mejores condiciones climáticas.
Este descenso en los niveles de las presas coincide con un panorama climático adverso en Querétaro. Durante abril de 2025, el estado ha experimentado temperaturas máximas de hasta 32°C y precipitaciones escasas, con apenas 15 milímetros de altura de agua caída por metro cuadrado, acumulados en el mes. Estas condiciones han contribuido a que el 95 por ciento del territorio queretano presente algún grado de sequía, según el Monitor de Sequía de la Conagua. La combinación de altas temperaturas y baja precipitación ha exacerbado la pérdida de agua en los embalses, afectando tanto al suministro para consumo humano como a las actividades agrícolas y ganaderas.
Aunque a inicios del año la situación parecía menos crítica, la pérdida de agua en los siete cuerpos principales de almacenamiento confirma el impacto continuo de la sequía en la entidad. La falta de lluvias, combinada con una demanda constante del recurso, pone en evidencia la necesidad de fortalecer las estrategias de gestión hídrica y conservación a nivel estatal y regional.