En presencia de poco más de 200 internos y autoridades del Centro Penitenciario de San José el Alto, el Vicario General de la Diócesis Martín Lara Becerril, encabezó la Misa de Jueves Santo y el Lavatorio de Pies a doce presos. Seis sentenciados y el resto, con proceso legal en curso. Ataviados en coloridas túnicas que emulaban a los doce apóstoles de Jesús, fueron parte de una de las muestras más grandes de humildad, servicio y amor entre humanos; Arrodillarse ante el hermano y lavar sus pies. Ahí, Lara Becerril expuso en la homilía que el único camino para obtener la libertad, es el Perdón; Pedir perdón a Dios, sí, pero también perdonar a quienes les han hecho daño “El perdón es fundamental. Pedir perdón a Dios, sí. Él, siempre extenderá sus manos paternales para perdonarnos. Pero se debe perdonar a quien me humilló. Aquél que me ha hecho daño. Al que no le caigo bien. El perdón es fundamental. El que perdona es valiente, crea la paz, unión. Aquél que extiende la mano para decir te perdono, es una persona libre”. Lara Becerril, advirtió que quienes no son capaces de perdonar, se mantienen esclavos de sí mismos “Un esclavo social”.
Vestidos con pantalones de mezclilla deslavados, zapatos negros, playera blanca y casquete corto, los internos que acudieron a la convocatoria para celebrar la Semana Santa en el Centro Penitenciario de San José el Alto, tenían preparados los pétalos blancos y cantos litúrgicos para recibir al Obispo Fidencio López Plaza. Minutos antes de las 10:00 de la mañana, se les comunicó que Monseñor no acudiría este año a la ceremonia. Y es que a decir del Vicario General Martín Lara Becerril, el Obispo atendería la misa del Presbítero José Sacramento Reséndiz quien debido a “un virus alojado en sus pulmones” murió la noche del martes 4 de abril a sus 43 años de edad.
Lara Becerril, invitó a los internos de San José el Alto a perdonarse a si mismos; Tener la valentía de perdonarse y cerrar las heridas enquistadas en el corazón. Refirió que las personas se hacen violentas por la gran carencia de amor, por un corazón sin paz “Quiero invitarlos desde el silencio de su celda. Desde la amplitud de este patio y la sencillez de esta capilla, nos esforcemos a vivir con amor. Cristo quiere que seamos libres, no esclavos. Cristo quiere que vivamos en paz, no en guerra ni violencia. Cristo quiere que nos miremos como hermanos, no como enemigos. Por eso, el Jueves Santo es un día hermoso y especial para vivir en el encantamiento del amor”.
El Vicario General de la Diócesis, llamó a los presos a que retomen el significado del Lavatorio de Pies “Desde aquí. En este lugar donde viven ustedes, lávense los pies unos a los otros. Es decir, ayúdense. Sírvanse. Sean capaces y humildes como para agacharse delante del hermano y decirle en qué te ayudo”.
Por último, Lara Becerril recordó las palabras de San Pablo cuando estaba en prisión “Yo estoy preso, pero la palabra de Dios no está encadenada. Aunque ustedes estén aquí en este centro de rehabilitación, vivan la libertad de los hijos de Dios. Su alma no está encadenada. El pensamiento no está preso. Vivan la libertad de los hijos de Dios. Eso, se logra estando cerca de él”.