POR: SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN
A sus 82 años, el queretanísimo Juan Ríos Zúñiga “El Pato” lo ha visto todo, o casi en esta su ciudad, que “ya no es la misma porque dejaron crecer la delincuencia y se acabó la tranquilidad”. Así lo comenta en su casa de la Colonia Carretas, frente al álbum de recortes periodísticos y fotografías que lo muestran con personajes como Ray Charles, Manolo Martínez, Jorge Gutiérrez, Hugo Sánchez, Sasha Montenegro y Rafael Camacho Guzmán.
Versátil es el adjetivo que mejor le cuadra a quien despachó carnitas al lado de su padre, don Alberto Ríos Vázquez, en el puesto número 1 del viejo mercado Escobedo, en la avenida Corregidora, donde hoy está la Plaza Constitución, y más tarde fue funcionario de Banamex, columnista de futbol y dueño de tiendas deportivas, desde las que vistió a los Gallos Blancos, Estudiantes y Atletas Campesinos.
Todo está en ese compendio de historias en blanco y negro que hoy abre generosamente a PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, para recuperar historias como la de su hermano Alberto, que hace justamente 70 años hizo la primera comunión en la Peregrinación de a Pie al Tepeyac, siendo padrino el padre Sebastián Berumen, entonces guía espiritual de la romería.
A partir de ese tema inició la conversación con este personaje de la queretanidad que hoy viste de verde y reconoce en su tío José Ríos Osornio, papá de Los Chiquilines, al hacedor de las carnitas queretanas.
Hasta su local del antiguo Escobedo, “que tenía gran prestigio”, llegaban los famosos a comerlas: José Alfredo Jiménez, Pedro Vargas, Miguel Aceves Mejía, Arturo de Córdoba el cómico Mantequilla, Los Tres Diamantes y el matador Silverio Pérez con su esposa La Pachis, que era de aquí.
Y por supuesto todos los queretanos, incluidos los gobernadores Octavio S. Mondragón (“¿la S era de Silverio, sabías?), Agapito Pozo Balbás y hasta la Madre Conchita, juzgada por la muerte de Álvaro Obregón.
Bueno, con decirte que el torero Paco Gorráez, El Cachorro, se llevaba su dotación a España en barriles con manteca para que le duraran en el largo viaje, que se hacía en barco.
El Pato, que ya casi no sale porque está reponiéndose de una operación de columna… desde hace 17 años, trabajó también en el viejo mercado de La Cruz con Salvador Ríos. Tiempos idos, señala, porque “ya soy el único que queda de esa generación”.
Incursionó igualmente en el mundo de la banca, al servicio de Banamex por nueve años, en donde comenzó como cobrador en bicicleta (que le robaron) y terminó como jefe de préstamo para construcción y compra de casas, hasta que no vio más horizonte y su primero Lorenzo Ríos lo invitó a trabajar en la tienda de deportes, de donde tiempo después se independizaría para fundar Deportes Ríos en Madero 191. Hoy tiene tres establecimientos atendidos por la familia.
De ello habla con precisión. Es una historia compartida con su esposa Luz María Silva Rodríguez y seis hijos: Francisco, Rocío, Hugo, Luis, Laura y Alberto, que nos acompaña en la entrevista y nos ofrece un refresco.
Aún no ha quebrado el día y debemos declinar la propuesta de un Cardenal de Mendoza, la bebida favorita de nuestro anfitrión. Otro día será.
Al mencionar a sus vástagos, hace la referencia del cómic de Donald: “Como ves, siendo Pato tengo a Hugo, Paco y Luis”.
Eso de las tiendas de deportes le ha dado las mayores satisfacciones, como la de uniformar a los equipos históricos de Querétaro, desde los Gallos Blancos cuando los presidía el contador Víctor Muñoz y era madrina la actriz Sasha Montenegro hasta la época de Atletas Campesinos, con Armando Presa.
Aquí El Pato hace una precisión. Atletas Campesinos, que era originalmente Estudiantes, es el único equipo local que ha ascendido a la primera división.
Armando Presa compró dos equipos: Estudiantes y Gallos Blancos. Al primero lo renombró Atletas Campesinos y al segundo Atletas Industriales. El Querétaro, dice sin empacho, es un equipo fracasado, cuyo mote de Gallos Blancos se utiliza para aprovechar el gran arraigo entre los aficionados.
Reconoce, sin embargo, la gran contratación de Ronaldinho, el jugador más importante que ha venido al fútbol mexicano en toda su historia.
Pero con todo, se queda con el Atletas Campesinos y sus grandes estrellas como Leonardo Cuéllar, Italo Estupiñán, Walter Gassire, Cándido y otros.
Lástima que esa historia fue interrumpida por los intereses comerciales del fútbol, luego de que Presa le puso la imagen de un tractor al uniforme y de lo que El Pato puede dar fe.
Don Armando, el dueño, era su vecino en Carretas y un día vino a verlo para pedirle que le propusiera la imagen de un tractor para la playera. Sin marca ni nada, sólo la imagen.
Juan le presentó tres opciones: Massey Ferguson, Ford y John Deere. Rojo, azul y verde. Prefirió el último.
El hecho desató una guerra legal que hoy, con la desmesurada explotación comercial del futbol, no se entendería. La Federación Mexicana, con apoyo en la FIFA, exigió retirar el logotipo del tractor y terminó quitándole el equipo a Presa. “Ahora traen publicidad ¡hasta en las pompas!”
De fútbol y más puede contar El Pato que recuerda datos curiosos de la queretanidad. Como por ejemplo cuando don José Sosa, el gerente de La Marquesa, ganó el concurso para hacer el anuncio de una cerveza: “Goce la vida, gócela ahorita, con Carta Blanca ¡exquisita!” Más allá de que ahora es un adverbio de tiempo que no admite diminutivo, la empresa premió al autor con 50 centenarios.
Habla también de la sombrerería La Popular, que acaba de cumplir 110 años y de la que PLAZA DE ARMAS publicó recientemente y de otros negocios tradicionales.
-Efectivamente La Popular que anteriormente se encontraba en Madero, y ahora en Independencia, realmente era “ muy popular “ y allí mi padre se compraba sus sombreros Tardan. Quisiera añadir La Sirena, dulcería del señor Zamora, donde vendían unas peritas de anís muy ricas. La Naranja, del señor Meza, en Juarez norte, en donde vendía y distribuía esta rica fruta . Sería largo continuar mencionándote tanto lugares comerciales que fueron muy populares . Pero no quiero dejar de citar un par de cantinas como El Globo, de don Darío, que se encontraba en la esquina del Callejón de Libertad y Corregidora, como también El Gato Montés de don Celerino y que se anunciaba asi: “ Para ponches y buen vino, solamente Celerino “ y otro que decía “ Para rompope y Jerez, sólo en el Gato Montés “.
Y claro las Carnitas Ríos, de las que comentamos al principio y en donde Juan Ríos inició su largo camino por el comercio queretano.
Hoy, ya retirado, hace el recuento de los años, a sus 82, en que lo ha visto todo o casi todo y de lo cual quedan muchas entregas pendientes, porque el periódico de hoy no alcanzaría para contenerlas.
Y la comparación:
¿Te acuerdas cuando llegó don Rafael Camacho? Aquí y en los periódicos nacionales decían que a Querétaro le esperaba “un negro porvenir” y resultó uno de los mejores gobernadores. Eso cuenta Ríos, lamentando que en este Querétaro dejaron crecer la delincuencia y se acabó la tranquilidad.
-Como dice El Armero, remata El Pato, ¡porca miseria!