Gerardo Rodríguez
Sara Tonatiuh, una artista de la corriente Art Brut, expuso su colección de pintura llamada Ternura indomesticada, cuya obra es un encuentro entre lo espontáneo, lo real y lo imaginario, donde cada trazo y cada forma nos invitan a redescubrir la vida en su estado más puro.
Sara Tonatiuh, nacida en Texcoco y residente en Querétaro, nos ofrece una visión de su mundo, forjada a través de sus estudios. Desde el cine y la etnología hasta su formación como terapeuta corporal y curandera, su experiencia creativa abarca la escritura, la fotografía, la poesía, el ensayo, la ficción, la escultura, y hoy, la pintura.
Su arte va más allá de lo que cualquier género podría encasillar. Es un reflejo de su vida, una vida llena de experiencias que van desde sus días en hospitales psiquiátricos hasta su desarrollo sensorial y espiritual como terapeuta y curandera.
Cada obra de Sara es un testimonio de su capacidad para transformar lo cotidiano en extraordinario. Desde sus inicios, su arte ha sido una fuerza indomesticada, feroz en su crítica social, pero también llena de un humor que suaviza las aristas más duras de la realidad. Sus composiciones, a veces tiernas y otras veces perturbadoras, nos muestran que el amor y el dolor pueden coexistir, que lo bello y lo inquietante son dos caras de la misma moneda.
En sus pinturas, la realidad se anima: los trazos y espíritus conviven con lo humano en un espacio donde las normas se desdibujan y la imaginación toma las riendas.
Sara mezcla lo figurativo con lo abstracto, lo onírico con lo tangible, creando obras que no solo se ven, sino que se sienten, que nos transforman.
Hoy, te invitamos a sumergirte en el mundo de Sara Tonatiuh, un mundo donde lo impredecible y lo indefinible encuentran su hogar. Aquí, la vida no solo se representa, se vive con toda su intensidad.