Rocambolesco.
Ya nada nos sorprende: Nuestro torneo de futbol y todo lo que lo rodea es rocambolesco.
Para ponernos en contexto de ese concepto. El origen de esta palabra proviene de: Rocambole, que es el nombre del protagonista de una colección de pequeñas novelas de aventuras de la autoría de Pierre-Alexis Ponson de Terrail que se publicaron en Francia en los 1860 y 1870. En esas novelas, Rocambole era un ladrón de guante blanco, caballeroso y con tintes de justiciero que vivía su día a día lleno de aventuras; cada una de ellas más y más fantasiosa, ridículas y exageradas; es por eso que es habitual utilizar el término “rocambolesco” para referirse a un hecho que ha sucedido de una manera inverosímil o como una aventura difícilmente creíble. Y de verdad, nuestra liga de futbol, y sus directivos nos dan el ejemplo perfecto para esta definición.
Nuestra querida Liga MX nos ha acostumbrado a todos a que nada nos asombre. En menos de dos semanas nos encontramos con una lista de sucesos verdaderamente “ejemplares”; solo por mencionar algunos de ellos: directivos de chiste con declaraciones arcaicas (Garcés en Cruz Azul), despidos de directores técnicos con argumentos ridículos (Poncho Sosa), asociaciones de personalidades radicalmente opuestas (Ojitos-Kuri) y hasta algún director técnico que se aburre con facilidad (Matosas). Y te repito, cuando lees todos los casos anteriores, a pesar de la particularidad y lo risible de cada uno de ellos, a todos nosotros nos suenan tan normal. Nos suena tan Liga MX.
Empecemos con el Cruz Azul y la repentina reaparición de Victor Garcés. Su aparición en los medios y escuchar sus declaraciones, te aclaran mucho sobre el verdadero motivo por el cual el equipo tiene veintidós años sin un título. Garcés y Alvarez ejemplifican perfectamente a esos directivos soberbios e intransigentes que dictaminan con sus decisiones arcaicas el rumbo de equipos de futbol que exigen una modernidad que aparentemente estaba llegando de la mano de Peláez. Además, es innegable que la reaparición de Garcés trae consigo una nube espesa de promotores, de esos que han enfermado nuestro futbol con contrataciones funestas de baja calidad y a destiempo que solo satisfacen las ansias de poder y dinero y que no aportan nada deportivamente… No olvidemos que Victor Garcés fue uno de los “padres” del Draft de piernas que tanta polémica ha causado y que tanto disfrutaban los promotores; esos promotores que con la complicidad de los directivos han sido una de las piedras angulares para el fracaso del azul… Pobres aficionados del Cruz Azul, ya los han “Hurtado” demasiado.
Después, nos encontramos con un despido sorpresivo: el de Alfonso Sosa del Atlético San Luis. Muchos podrían decir que es la crónica de una muerte anunciada, pero eso no le quita la injusticia. Con mentiras y sin apegarse a méritos deportivos, Poncho Sosa sale humillado de un equipo que, con mucha decencia, con orden y sin aspavientos él levanto. Es lo que tienen los perfiles de ese tipo: lo que rodea al futbol moderno, desprecia a esos entrenadores porque no venden; esas personalidades prudentes y discretas se alejan del prototipo de director técnico polémico que nos han vendido. El perfil de entrenadores como Poncho Sosa tiene que trabajar el doble para demostrar su valía (si no me creen, pregúntenle a Nacho Ambriz). En esas decisiones, sin importar los resultados, en nuestro país aún pesa el acento con el que hablas (y si no me creen, pregúntele a Palermo). Por otro lado, muy cercano a este tema, está la contratación de Matosas, con declaraciones irrespetuosas argumentando aburrición a la confianza de un proyecto que se le confió. Estoy seguro de que en San Luis no se aburrirá, al tiempo… “lo que mal empieza…”
Y el caso Ojitos-Kuri, es digno de análisis. ¿Cómo te explicas que en un proyecto a todas luces destinado al fracaso se puedan juntar un entrenador bondadoso y entrañable, con una personalidad educada y con una carrera bien llevada, con un directivo barriobajero, mañoso, agresivo y prepotente? … Nadie midió el tamaño del posible fracaso y al final la afición es quien más lo sufre. El “ojitos” en su afán de procurar una oportunidad laboral en la dirección técnica a sus hijos ha desdeñado su carrera deportiva… los jugadores sin sueldo arrastrando su profesionalidad… la afición con el corazón roto por las humillaciones constantes… y Kuri… solo siguió siendo Kuri.
En todos los casos anteriores se evidencia una falta de planeación, influyentísimo, de “valemadrismo” y de corrupción; en fin, conceptos nada lejanos a nuestra sociedad en su día a día. Por eso, cuando escucho que alguien dice esa frase que es tan cierta para bien y para mal: “Como México no hay dos” … es que veces pienso: Afortunadamente no hay dos.
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