JUEGO PROFUNDO
El Rey Midas
El mito del Rey Midas, para quien no lo conozca, nos habla acerca del Rey Midas de Frigia, que gobernó en el territorio de la actual Turquía aproximadamente en el año 700 A.C., era un Rey obsesionado por la riqueza y la opulencia. La leyenda nos cuenta que todo lo que Midas tocaba con sus manos se convertía en oro; esto resultado de un deseo concedido por parte de Dionisios (Dios de la vendimia y el vino e hijo de Zeus), en agradecimiento por haber ayudado a Sileno, (amigo y compañero de jolgorios y excesos alcohólicos de Dionisios), cuando esté, se quedo dormido en uno de los majestuosos jardines de Midas.
Sin importar lo que fuera, cuando las manos de Midas se posaban sobre cualquier objeto, este se convertía en oro. Todo pintaba para ser dicha, pero cuando Midas intento comer, los mismos alimentos se convertían en el preciado metal antes de llegar a su boca. Por esta razón, y antes de morir de hambre, arrepentido, Midas pidió que ese don le fuera retirado y su deseo fue concedido.
Este cuento, es usado con frecuencia para tratar de aleccionar a los niños sobre los riesgos de la avaricia desmedidas y de los peligros que se encontraran si van en una búsqueda irracional tras de ella.
Victor Manuel Vucetich “Todo lo que toca, se convierte en oro”.
Con el mito cargando en sus espaldas, Victor Manuel Vucetich ha vuelto a Queretaro. El regreso del llamado “Rey Midas del futbol mexicano” a la dirección técnica de los Gallos Blancos, entusiasma a una ciudad escasa de triunfos y de héroes futbolísticos. Entusiasma a un grupo de aficionados que intentaron acostumbrarse a una racha de triunfos que los hizo soñar en cosas mejores. Y digo, intentaron acostumbrarse, ya que después de contrataciones rimbombantes y de llegar a una final del futbol mexicano, pensaron que esto sería de alguna manera cotidiano. Y esto, desafortunadamente, no ha sido así. Después de esa final en 2015; en una vuelta de tuerca, el equipo volvió a su realidad; el equipo y sus resultados le dieron una cachetada de realidad a los aficionados. Ese equipo, volvió a ser el que históricamente ha sido: un equipo de torneos espesos, tristes y de contrataciones funestas. Un equipo sin alma. Definitivamente la vuelta a la realidad ha sido pasmosa, dura y cruel para esos aficionados.
Los golpes de realidad han calado hondo en el corazón del aficionado queretano que se resiste a creer que esa es su realidad; abogan a la pureza de sus sentimientos como afición como si eso fuera suficiente para que el equipo salga adelante aun con las evidentes carencias de calidad en sus filas y, sobre todo, con la falta corazón en los jugadores. De manera romántica alientan a su equipo y exigen volver a estar en los principales reflectores, pero esto, no se vislumbra que suceda pronto.
El aficionado de Querétaro se resiste a creer que la final del 28 de mayo del 2015 vs Santos de Torreón fue un accidente futbolístico donde por primera vez en su historia, los aficionados, jugadores, dirigentes y entrenadores estuvieron alineados en un mismo objetivo, en una misma emoción y en un mismo momento (factor importantísimo en el futbol, el momento). Se escucha fuerte decir que fue un accidente llegar a esas instancias, pero es la realidad; para Queretaro y su gente fue un bonito accidente, pero al fin y al cabo accidente.
La salida de Rafa Puente, un técnico joven, estudioso y virtuoso de discurso, ejemplifica aspectos preocupantes del futbol mexicano. ¿Qué cambió de una temporada a otra, para que el equipo no tuviera esa continuidad de juego y de identidad con el novel técnico? ¿Por qué no puede tener continuidad?; será acaso la mentalidad del futbolista de la liga mexicana?
Y a su vez, el regreso del “Rey Midas”, con ese triunfo inobjetable de tres a cero ante Morelia, entusiasma al aficionado y alimenta más su mito: “Todo lo que toca, se convierte en oro”.
Para Los Gallos Blancos de Queretaro, la presencia de Vucetich es un gran lujo por donde se vea. La experiencia, calidad y el factor humano lo convierten en “la joya de la corona” en estos momentos para el club. Y como tal, todo debe girar en torno a él.
Esperamos que el aficionado queretano tenga la sabiduría para no querer comparar esta nueva etapa de Vucetich con la primera en el club y que también, tenga la prudencia y la calma para ir aceptando este nuevo proyecto. Proyecto que sin duda debe ir paso a paso, ya que seguramente no será tan eléctrico y mediático como la primera etapa de Vucetich (y Ronaldinho) en el cuadro gallo. Esperemos también que la ambición de resultados inmediatos del aficionado, no los confunda creyendo que todos estos horribles juegos de las anteriores jornadas cambiaran de un día para otro y que el estilo de juego se convertirá en oro inmediatamente.
Aunque, si hay alguien que lo pueda hacer, sin duda es nuestro “Rey Midas”.
Bienvenido nuevamente a Querétaro Vuce.