DESDE LOS BALCONES
¿Quiénes estarán detrás de don Genaro Garcia Luna y se les anuncia un estate quieto huachicolero?
El TLC transfirió todos los capitales fijos de las empresas públicas, los sacó del mercado, a la capitalización mundial vía accionaria, unos; otros, simplemente los aniquiló en la competencia mundial de ese mismo mercado.
Ya sin capitales fijos productivos propios, cuya plusvalía hubiera de valorizarse en el mercado interno, compitiendo en cierta medida con la inversión directa e indirecta en nuestro país, la crisis capitalista halló u n respiro, un mayor margen de capitalización en su reproducción ampliada, ciclos cortos y largos, se dice.
Algunos políticos nuestros entienden esto a medias, la mayoría igual que algunos particulares ni siquiera eso; por eso vemos la protesta de algunos personeros corporativos que se autodenominan representantes del empresariado mexicano que, ante la inminencia de un nuevo tratado el T-MEC, patalean y fingen gritar, sin atinar a donde dirigir el golpe si a la plusvalía interna, o a la media mundial; a la ganancia neta de sus propios capitales, o a la media mundial que se valoriza en las bolsas y en el valor accionario global del capitalismo.
Hemos perdido el tiempo, la mayoría de los periodistas nacionales y extranjeros, echándole la culpa al Presidente Andrés Manuel López Obrador, por la baja en el crecimiento de la economía nacional.
A la economía le sucede lo mismo que a propósito de la “teoría del juicio”, dice Immanuel Kant que, a la sazón postula que de un juicio particular no se pueden hacer deducciones conceptuales, esto es universales.
Lo anterior es mero idealismo subjetivo, crítico si se quiere reconocer así, pero al final de cuentas subjetivismo puro y nada más, así se trate de los señores del dinero, o hasta de los trabajadores.
Igual acontece con la mayoría de los gobernadores de los Estados, que se la pasan pidiéndole a la Secretaría de Hacienda, esto es echándole la culpar al gobierno federal por no proveerlo de un volumen mayor de rentas, como la única forma de ampliar la reproducción de la mayoría de los capitales parasitarios, algunos de ellos, muchos, de fuente dudosa, producidos en la artificialidades de la obra pública a contrato y compartida en sus aprovechamientos con funcionarios que auspician estas formas chatas de generar rentas con dineros presupuestales.
Esto llega hasta o electoral y a lo político en todas sus formas y manifestaciones. ¿En qué entidades del país se dieron los mayores ordeñamientos de los carburantes, parte producido con inversión pública y parte gasolina importada hasta la extinción de los capitales fijos y circulantes de los principales enclaves de la refinación residual nuestra, en desventaja con el poder transformador de esa materia prima exportada del sub subsuelo del Golfo de México y de tierra firme?
Aquí mismo, el capital parasitario y especulativo encareció los costos y agudizó la crisis económica de reproducción propia y valorización interna de esa magra plusvalía que se fue extinguiendo gradualmente hasta casi desaparecer en Pemex y la CFE, dos casos notorios de la perdida de rumbo capitalista que opera hacia afuera, pero internamente no.
¿Qué se está negociando ahora? La sobrevivencia subsidiaria de la economía nacional, alguna de mera maquila, otra, muy poca, no tanto; pero en las nuevas condiciones de capitalización mundial que corren por cuenta de la potencia industrial y crediticia de que somos vecinos.
¿Se puede entender esto, el a,b,c, de nuestra dependencia y asimilación al capitalismo mundial? Eso es lo que está pasando a grandes rasgos y el gobierno de México hace lo puede para no perecer asfixiado por estas fuerzas encontradas casi tan poderosas como la propia naturaleza y que tampoco entendemos y menos nos atenemos a su riqueza.
México posee, en el círculo que se forma desde la cintura de Tehuantepec y que da vueltas por la Península de Yucatán, una enorme reserva de hidrocarburos, llamada “Ruibalto” y que posee más reservas que agua lleva el Usumacinta, precisamente bajo él mismo; pero mientras EU tenga como ahora una producción diaria de 9 millones de barriles diarios y la mayoría del petróleo de la producción mundial, su consumo interno de 19 o 20 millones de barriles diarios, le permiten manejar a su favor costos y precios que una reserva como la nuestra no alcanzará ni a corto ni a largo plazo.
POR ESO AMLO está en lo justo apostando a la refinaría de “dos bocas” y al nuevo yacimiento que es apenas una parte de algo más grande y cuantioso arriba enunciado; pero la ignorancia y el desinterés brutal de la mayor parte de nuestro periodismo, también corre por cuerda separada, haciendo deducciones abstractas, como les ocurriera a gran parte de los teóricos de la economía clásica. La naturaleza creo el petróleo, pero no refinerías y la industria de los hidrocarburos.