DESDE LOS BALCONES
Esta realidad del tamaño de la tierra, algunos mexicanos prefieren ignorarla y pretenden escribirle cartas a Santa Claus, pidiéndole que no sea cierta.
Este lunes 23 de diciembre de 2019, tres inteligencias mexicanas se devanaban el seso cuestionándose la situación nacional e internacional de Genaro García Luna, en el programa que conduce Leo Zuckerman.
Se cuestionaban todo, menos dos cosas sencillas: los hechos. ¿Cuáles hechos? El de si resulta admisible que un ex funcionario de seguridad nacional (el más alto) contrate en su agencia propia en México, a otros ex funcionarios que hayan trabajado otros tres organismos de inteligencia, uno del país vecino; otro de España y un tercero de Colombia, todos sabedores y conocedores de una actividad internacional ilegal.
Así de simple es la cuestión y no se la formularon los analistas.
¿Por qué y cómo el gobierno mexicano le autorizó a este ex funcionario de seguridad nacional (GGL) QUE ESTABLECIERA UNA EMPRESA DE SEGURIDAD INTERNA E INTERNACIONAL Y, ADEMÁS, PRETENDIENDO NACIONALIZARSE COMO CIUDADANO NORTEAMERICANO?
¿En qué lógica o cálculo se movía este exfuncionario y sus anteriores jefes o aliados? Tampoco esto se lo cuestionaron los participantes en el análisis.
Durante todo un año se movieron innumerables fuerzas en contra del establecimiento en México de la Guardia Nacional y su composición civil y militar; grupos numerosos de policías federales que estuvieron bajo las órdenes de GGL, se dieron a la tarea de bloquear importantes avenidas y hasta el aeropuerto de la Ciudad de México, sin que los ex mandos de estos mismos agentes no dijeran ni media palabra, aunque algunos de ellos tuvieran, como tienen, ostensibles cargos de responsabilidad popular-
¿Alguna vez, en cualquier época, tuvo lugar y se dio este tras base de miembros policiacos de la potencia mundial a una nación como la nuestra y menos a una empresa investigativa o de seguridad local? Es esto lo que venía ocurriendo en México en la actuación de GGL y todavía pretender convertirse en ciudadano norteamericano.
Alguna vez José Fouche, pretendió tomar distancias de Napoleón, El Grande, y ponerse a escribir sus memorias; cuando alguien ocasionalmente le visitara y tomara cuenta que escribía unas memorias; percatado el antiguo adversario de la advertencia policíaca del visitante, de inmediato retornó a la cercanía del corso y con ello salvó el pellejo.
Talleyrand hizo otro tanto y, que se sepa, ni los adoptados, ni adoptantes hacen buenas migas policíacas y menos en tratándose de asuntos tan cuestionables, como los de la seguridad pública internacional. Esto es lo que debieran estarse cuestionando algunos funcionarios y funcionarios relacionados con la cuestión; lo mismo que algunos gobernadores repelones que insisten no entender las cosas que se traen entre manos.