DESDE LOS BALCONES
Ninguna carrera policíaca puede hacerse a contrapelo de los organismos de inteligencia que actúan y predominan en el escenario internacional. Esto pasó con la Logia P y la acción encubierta Gladio, que sirviera al derrumbe de los gobiernos de Polonia y otro del Este europeo; lo propio aconteció con la triple A Argentina y con la Dina chilena, al servicio de la contrarrevolución y de otros intereses fueran o no políticos.
México tiene su historia policíaca envuelta en leyendas y portentos criollos que ganaron y tuvieron fama mayor y quizá romántica, como no la tiene Genaro García Luna, a quien seguramente se le devolverá parte del “trato” y de los privilegios que como confidente internacional haya tenido durante su larga estadía en la “inteligencia” policíaca nuestra.
Ahora que se sabe que el general Iraní Soleimani, comandó una fuerza de alcance internacional que no pasó de poco más de 10 mil agentes, uno se plantea la interrogante, ¿para qué quiere México una fuerza de más de 100 mil hombres, con proyectos de llegar a poco más de 200 mil elementos de la Guardia Nacional; Si al fin y al cabo, más pronto que tarde estarán bajo la sombre de las poderosas fuerzas de inteligencia norteamericana?
Esta es la cuestión de fondo que se repite en todos los Estados, en los 32 de ellos que conforman la Federación. Dándose el caso que cada entidad tiene policía estatal, policía municipales, tantos municipios tengan y policías de tránsito, más gastos por ello, estatales y federales, todo para que se hagan de la vista gorda frente y ante toda clase de ilícitos.
Cada gobernador tiene su propio aparato de seguridad, súmele usted cualquier otra servidumbre civil o uniformada y, al final de cuentas toda esa inteligencia va a parar a la misma sombra policíaca internacional.
Hay fiscales estatales y policías ministeriales, como ahora se le denomina que han pasado de una entidad a otra con los mismos resultados contrarios a la Seguridad y a las garantías de los ciudadanos y de los derechos humanos de la población. Hoy están en Morelos, mañana en Cancún, luego en Torreón, en Durango, en Sinaloa o en Veracruz. ¿Qué influencias, intereses o entendimientos los llevan a ocupar las jefaturas policíacas y los centros de la inteligencia?
Don Genaro García Luna, es uno de los más logrados especímenes policíacos que se impuso a lo largo de por lo menos tres sexenios seguidos, en apariencia diferentes, pero donde el “conocimiento” del medio y de sus actores, en este caso el narcotráfico, fue el factor determinante de su ascenso y larga estadía en las filas de la represión, más que de la Seguridad Pública, como hoy se le llama.
¿Cuántos elementos tiene el FBI, LA CIA Y OTROS ORGANISMOS? ¿Cuántos el Mossad israelí, la Scotlan Yard, inglesa, o los franceses y alemanes? De muy poco valdrá la cantidad, frente a la calidad y es muy seguro que, a mayor número, más fallas y filtraciones e infiltraciones se darán en esos cuerpos.
En fin, que García Luna pasará a testigos protegido, ya lo estuvo en esa condición y gracias a ello escaló los cargos claves de la Seguridad Nacional que ostentara con preferencia y supremacía frente a otros funcionarios policiacos de su misma estirpe y calaña.
¿Cuál fue su error? Todo mundo se pregunta. ¿Fue acaso el crear su propia empresa de seguridad privada y “romper” con la red trasnacional de la inteligencia policíaca internacional? Eso es lo que nunca vamos a saber, acaso ni siquiera los poderosos politiqueros nuestros que lo ocuparon y se sirvieron de él. En algún momentos les pasaran la cuenta y habrá que pagarla puntualmente. Frente a la delación policíaca nadie está salvado, a uno y otro lado de la frontera del crimen organizado, eslabón que une, al alimón, la cadena de los negocios privados y públicos. ¿A poco no? Diría un Queretano famoso y hoy en el banquillo de espera de la política local y nacional, si acaso.