DESDE LOS BALCONES
Porfirio Muñoz Ledo, es un político que siempre ha sido así: yo-ista en extremo, ambicioso y corrupto; y cómo él, abundan en los partidos de manera embrionaria, personajes varios que más vale no entrar en el recuento y caracterización de los mismos.
Tampoco es esto nuevo, toda la historiografía política está plagada de gente, de personalidades que se incrustan en los procesos democráticos, principalmente en estos, los democráticos; aunque las dictaduras y las oligarquías también los producen. Recuérdese sino a José Fouché, que transitara por varios regímenes de gobierno, desde la Convención en la Revolución Francesa, el Directorio y la Dictadura del Gran Corso; Mirabeau es otro caso, aunque en nuestra realidad oportunista, no hay necesidad de inflar las cosas tanto; don Porfirio Muñoz Ledo es, si acaso, un remedo distinto de aquel candidato presidencial que en cada reelección de don Porfirio Díaz Mori, hacía su aparición como aspirante opositor sin que las cosas trascendieran a más.
En un estorboso caso político esta convertido el ex presidente del PRI, y expresidente del PRD, partidos en los que él acentuó la descomposición con su oportunismo intelectual menor, declarativo, de frases rimbombantes, que le suenan bien a la pequeña burguesía, pero nada más.
Porfirio Muñoz Ledo, pretende colgarse y estorbar la negociación internacional entre México y EU, creyéndose seguramente, si acaso, un Lorenzo de Zavala que, primero, se pretendió representante del gobierno de don Vicente Guerrero, después negociador con los Colonos de Texas, acabando de lacayo de los intereses de éstos y como tal, traidor a su país.
Incrustado en el grupo de Miguel Angel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, se dedica a engatusar gente y a comprometerla en la reforma constitucional del gobierno de la capital y adquiere cierto relumbrón y actualidad política que no llegó a parte alguna en su formalidad constitucional. Es posible que desde ahí haya contraído alguna rivalidad con el ex jefe de gobierno de la Ciudad, Marcelo Ebrard, mismo que no lo tomara en cuenta a lo largo de su gestión; otro tanto hizo con Cuauhtémoc Cárdenas, al que no tuvo empacho en traicionar yéndose a las filas del PAN, con Vicente Fox, hasta desembocar en un cargo diplomático en Europa, durante este mismo gobierno.
Porfirio Muñoz Ledo es un personaje diluido de derecha, semi intelectual sin médula doctrinaria alguna que se le reconozca, como no sean sus poses de grandilocuencia y alguna rara jerga que pudiera tener sabor dialéctico, pero abstracto y confuso al extremo, lo mismo en sus colaboraciones periodísticas, que en su “quehacer parlamentario” estacional, si es que así pueda llamársele a su oportunismo.
Ni para qué emporcar a Morena con más biografía de este espécimen de político menor mexicano, de los que hay tantos, como esos nuevos billetes de a $500 y que, según se sabe, son fáciles de falsificar. Pero querrá, quizá, seguir apantallando en la Cámara de Diputados, a los incautos que le crean en sus ocurrencias verbales, pretendiendo, con ello, alborotar la caballada del sexenio, mismo el que ya no verá concluir en el año 2024.