DESDE LOS BALCONES
Así como la conseja popular admite que, las cigüeñas transportan niños desde Paris, a cualquier parte del mundo; los Amparos concedidos a destajo por los jueces de distrito del poder judicial mexicano, realizan el milagro de transportar y esconder a cualquier funcionario público que haya saqueado al país, ejemplos sobran, desafortunadamente.
Es más, hasta algunos altos ministros de la Corte, como escribe Góngora Pimentel, remojan sus alas sucias como altos miembros de ese H Cuerpo Colegiado, encargado de la justicia celestial abstracta de nuestra sagrada Constitución Mexicana.
¿Cuántos amparos le han metido a los dos aeropuertos en proyecto de construcción en el Valle de México: el de Texcoco y el de Santa Lucía?
Desde una plataforma de abogados se han interpuesto decenas de amparos para que lo cancelado no se cancele y para que lo que se intenta realizar no se realice. ¿Qué interés jurídico acreditan para promover tales juicios de garantías? ¿Quién o quiénes son los ofendidos? El imaginario derecho constitucional que cualquiera puede esgrimir y que los dioses titulares de la constitucionalidad admiten, como procedente, sin más.
En este caso los amparos de las cigüeñas jurisdiccionales vuelan en bandada, los aviones no; ni en el caso de Texcoco, ni en el de Santa Lucía. ¡Qué bonito es lo bonito! Le decían a Luis Donaldo Colosio y lo mataron inexplicablemente.
Amparos van y amparos vienen como milagros de la entelequia jurídico constitucional. ¡Ah, pero cuando se trata de frenar algún abuso nacional e internacional, como el interpuesto contra la iniciativa de reformas estructurales energéticas, ahí nada prosperó, porque lo va contra los recursos presupuestarios, como fue el caso hipotético del petróleo a concesionar de todo el Golfo de México, ahí ni tocarlo por cigüeña alguna de temporal!
Así como hay cielos para el buen caballo, como canta Atahualpa Yupanqui, así hay cielos para los buenos delincuentes y países que los cobijan como no hacen con sus mejores próceres.
Importamos 10 mil rifles Heckler, al menos eso se documentó, en tiempo de Calderón y ¿quién se amparó por ello, sin que no les dieran “palo” a través de las varias causales de improcedencia y sobreseimiento, lo mismo que por la desaparición del sindicato de Luz y Fuerza del Centro, todo para propiciar los negocios trasnacionales y nacionales de la fibra óptica?
Ya se nos olvidó que para los dirigentes sindicales no hubo presunción de inocencia, llámense Demetrio Vallejo, Campa, Otón Salazar, Joaquín Hernández Galicia; para ellos las cigüeñas jurisdiccionales no operaron, como tampoco para los mineros de Cananea y cientos de casos más.
Un subprocurador de la República, de los tiempos de Enrique Álvarez del Castillo, embotello en las cárceles del país a decenas de abogados, acusados de vínculos profesionales con el narcotráfico. Cierto o no, ahora ese ex fiscal se haya a cargo de la defensa de los grandes defraudadores de la Nación y uno de ellos, se presume voló, una vez expirada la sacro santa “protección de la justicia federal” que le fuera otorgada para evadir la justicia y sustraerse a la acción de la justicia.
Se trata del Estado Mexicano dividido en tres poderes independientes y autónomos, tanto que el uno no sabe lo que pasa en los otros y todos entre sí se estorban. Lo propio acontece con las llamadas competencia federales y estatales, cuando conviene se invoca una u otra, pero para pedir recursos monetarios nunca se confunden: todos a una, fuente ovejuna, le dicen y le llaman a López Obrador, el nuevo Presidente de la República que quiere componer las cosas y terminar con el saqueo y la corrupción: ¿Lo logrará, señores ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación? Las cigüeñas siguen volando hacia Europa y ni siquiera necesitan aeropuertos, ni amparo alguno. ¡Encuéntrenlo, si pueden, dice el EX Fiscal Coello Trejo!