DESDE LOS BALCONES
Hace tiempo que he analizado con algún detenimiento la manera como AMLO le dio vuelta a la forma tradicional de conducir y relacionarse con los medios nacionales de prensa, periódicos, revistas, radio y televisión sobre todo esto último, por la poderosa influencia que llegaron a obtener, hoy cuestión casi desaparecida.
Los Presidentes de México, de don Miguel Alemán Valdez, a la fecha, tuvieron a su favor poderosos y avezados comunicadores, lo mismo que políticos con alguna trayectoria, como secretarios particulares, por donde pasaban los acuerdos y las decisiones presidenciales, lo mismo que coordinaban cuestiones que atañían a los programas y políticas federales.
La “fuente de la Presidencia”, como solía denominarse a quienes cubrían para los medios, sin excepción alguna, parecían tocados de un halo mágico reconocido en todas las esferas gubernamentales centralizadas y descentralizadas.
Después de la Presidencia de la República, le siguieron en importancia, la Secretaría de Gobernación y, en otro orden de intereses, Pemex, el IMSS, especialmente estos últimos por el poder publicitario anunciativo de intercambios tasados en líneas ágata y en tiempo de duración de TV y radio.
Esta relación hegemónica presidencial se mantuvo sin grandes variaciones, podríamos decir, hasta José López Portillo, en parecidas circunstancias le siguieron Miguel de la Madrid y en menor medida Carlos Salinas de Gortari y menos aún, en tono y sabor, Ernesto Zedillo y ya ni contar el desdibujamiento acentuado y total que experimentara la comunicación presidencial con Vicente Fox y Felipe Calderón, pretendiéndose recuperar esa influencia con Peña Nieto, algo totalmente fallido con un enorme despilfarro de dineros públicos nunca visto, y un lastre en imagen presidencial pocas veces ocurrido.
Andrés Manuel López Obrador, desbarata y anula todo el relumbrón y artificio de la famosa “Fuente Presidencial”, en realidad esto aconteció ya desde el gobierno mismo Peña Nietista, en que el vocero de la Presidencia hacia las veces de sujeto y complemento de ese poder.
En realidad el poder de la Comunicación Presidencial pasó a manos de Televisa, eso se vio y se convirtió una conseja pública.
En cambio, ¿qué sucede con AMLO? Que la comunicación presidencial se centraliza en la Presidencia de la República, pero bajo la forma operativa que hoy vemos en las conferencias mañaneras, con una serie de interlocutores que preguntan equis y zeta cuestiones centrales y fragmentarias del acontecer nacional e internacionales, pero que por el carácter “vivo”, directo con que se les hace, compartido simultáneamente en espacio abierto, dejan atrás los boletines y los comunicados, lo mismo que las entrevistas exclusivas tan afamadas de antaño.
Aquí suspendemos este análisis introductorio y lo retomaremos posteriormente, cuando tengamos que valorar la fuerza de penetración informativa y de orientación política que este método de las conferencias mañaneras de AMLO, pueda tener y tiene, por el sinnúmero de críticas que le llueven de parte de los encumbrados y santones de la información política que han perdido credibilidad exclusiva de profetas del evangelio político.
Esto de la información política es como las caídas de la bolsa en Wall Street, toda proporción guardada, o como una variación súbita de precios, o alguna devaluación monetaria y a todo esto no estábamos acostumbrados los periodistas enamorados de nuestros oráculos de opinión o noticiosos. Ya en los subsecuentes análisis completaremos muchos de los matices y aspectos aquí sólo enunciados.