DESDE LOS BALCONES
El comercio y la emigración son lo de menos, como pretextos, eso cualquiera lo entiende, a menos que quieran resucitar Las Cruzadas de Ricardo Corazón de León. Tal cosa no aconteció ni con los Estados del Sur y sí en los del Norte; mediando la esclavitud y el algodón, con que se impuso la supremacía industrial de éste último, sobre la renta de la propiedad de los finqueros del Sur. México ya formó parte de esa historia y pagamos esos costos.
Ya de por si el intercambio comercial entre México y EU se realiza sobre bases de aparente intercambio de equivalentes, tantos más cuantos productos de una u otra mercancía, por tantos más cuantos dólares, valor dinero en dólares; que no son lo mismo mercancías producidas a costos de valor trabajo, en uno y otro mercado; convertido el dólar en patrón de valor y precio, en tanto que los productos exportados rinden dos veces, dos valores distintos: uno en el país que los produce y otro en el país que los compra, con una moneda con un poder adquisitivo 20 veces mayor que la economía que los vende y viceversa del país fuerte que vende al país subsumido al imperialismo.
El Presidente Donald Trump, esta como Gabino Barreda, que no entiende razones andando en la borrachera. ¿Qué quiere decir lo anterior? Que el Presidente Norteamericano sólo ve las cosas subjetivas y objetivas del capital dinero especulativo, creyendo que las mercancías son lo mismo que el capital accionario que puede cotizarse casi al antojo, por decir lo menos; aunque cuando la montaña de la especulación se desgaja, poco o nada interesa a quien sepulte bajo sus escombros.
Pero evitemos plantear las cosas a nivel sólo individual de los jefes de Estado, eso divierte mucho pero no aclara ni resuelve el diferendo migratorio, mucho menos empujando el émbolo de la CONFISCACIÓN arancelaria de parte de la nación fuerte contra la débil, tampoco revertiendo el proceso se resuelve nada. Sino que empeoraría todo, sólo que a ambos lados y sin que se sepa quién llevaría lo peor parte, como no sea reconociendo que el actor principal sería el Imperialismo y, por tanto, el más afectado, reconózcalo o no.
¿Quién tiene y quien domina las fuerzas productivas en Centroamérica? Es la principal cuestión a dilucidar. EU, tiene las mayores inversiones y ese capital es el que se reproduce y valoriza a la exportación y a la importación en uno y otro sentido.
¿Qué poder arbitral tiene México, sobre el flujo de capitales a Centroamérica y sobre el flujo y reflujo de la población de cada uno de esos países hacia EU? Poco, muy poco puede hacer nuestro país frente a esta realidad; pero al Presidente Trump se le ocurre que México tiene que atorar esos procesos migratorios, cuestión tan absurda, como querer exigirle a Italia, a Turquía, o a cualquier otra nación por donde pasa el éxodo poblacional africano, para que no nos los dejen arribar a Francia o a Alemania, por citar dos casos.
¿Pero quién puede hacer entrar en razón a los imperialistas? Si hoy pudieran imponer su voluntad sobre una realidad tan compleja y disímbola, mañana o pasado mañana argüirían cualquier otro fenómeno territorial o de frontera, de comercio o monetario, pretextos no faltarán para pasarle el costo social y político al país y a la economía más débil y explotada.
Los mismos mexicanos tenemos problemas de conciencia y de existencia, dentro de una división de clases y de apropiación de valor y de propiedad social.
Hemos seguido y aplicado pautas de desarrollo en favor del capital mundial, creyendo que con ello emparejaríamos la tasa de ganancia media, entre la que obtiene el capital mundial, (de mayor volumen y composición) y la ganancia marginal media, interna, siempre amenazada de extinción por la competencia monopólica mundial capitalista.
No se trata sólo de que el Presidente Trump sea malo o bueno, tampoco de que nuestro Presidente, AMLO, tenga equis o zeta personalidad, acorde o no a una mayor acentuación de las ventajas del capital, con o sin su correlato en favor del empleo y del crecimiento de México.
Las contradicciones se hallan de un lado y otro, pero no al mismo nivel, ni tienen la misma significación económica, social y política; eso sólo lo formulan las conciencias simplistas que todo lo reducen a estadísticas, a mediciones y demás artificios con que se disfraza el ventajismo interno y externo de los dueños de la riqueza nacional y de la apropiación de los recursos de México.
Nosotros estamos con el Presidente Mexicano, llámese o no, como se llama, AMLO, en los términos de su carta al Presidente Trump, invocando el diálogo y la negociación como la principal vía del entendimiento; de lo contrario, México no está sólo en el concierto mundial y si el destino lo orilla y condujera por otros senderos, hasta allá llegaremos unidos como Nación y como pueblo. El tiempo dirá y la historia también que nos es común a los fuertes y a los débiles; pero la historia, después de todo, será la que hable por nosotros, mientras se insiste en el diálogo y la negociación. VOLVEREMOS SOBRE ESTE TEMA INAGOTABLE.