DESDE LOS BALCONES
Sin prioridad alguna, los dos muy notables y con grandes decisiones ya tomadas y a cuestas en su Currículo, sobresalen hoy dentro del Gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sin orden de importancia, que ambos la tienen como el que más, Santiago Nieto, oriundo de San Juan del Río, de una familia antigua de allá; y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, de la capital de Querétaro; uno director de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda; el segundo, nada menos que Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ésta última con una autonomía formal y orgánica, conformada por los 10 Ministros que acompañan su gestión, todos ellos con una larga carrera de méritos y algunos con deméritos, pero conservando y aplicando la reciedumbre formal abstracta que caracteriza a ese alto poder legislativo.
Estas dos personalidades queretanas destacan hoy por la forma como se han sumado con sabiduría y tacto político, a esta fase de cambio de la 4ª. Transformación como se le llama a la presente gestión presidencial del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, acaso más polémico y tan persistente como lo fuera Carlos Madrazo Becerra, ex gobernador de su tierra y Presidente del PRI, fallecido trágicamente en pleno ascenso en el firmamento de la controvertida política de 1968, que con su muerte se iniciaba.
Santiago Nieto, controvertido funcionario electoral y que, como tal, saliera airoso de un debate senatorial en que renunciara a sostenerse mediante un dictamen de la Cámara de Senadores, lo colocó en el primer plano del interés nacional y lo sigue estando con su desempeño como titular de la UNIDAD DE INTELIGENCIA FINANCIERA DE LA FEDERACIÓN, desempeño en que ha brillado por su arrojo al dar a conocer a la opinión pública, las más delicadas cuestiones sobre la marea de corrupciones que anegan al poderoso aparato estatal mexicano y que muy pocos se atreven a tocar.
Será cuestión de nuevos comentarios, los asuntos que han pasado por las manos y la inteligencia de don Santiago Nieto Castillo, todos muy importantes, capítulos enteros de enredos y complicidades fiscales, pública y particulares, especialmente estos últimos, a los que muy poco quieren entrarle como la ha hecho el San Juanense de esa proverbial ciudad donde viviera la compañera del ilustre Presidente Francisco I. Madero.
Don Arturo Zaldívar, el otro distinguidísimo queretano que no se refugia en la formalidad abstracta procesal alguna, para entrarle al toro de los compromisos jurisprudenciales, pero sobre todo de gran definición política al lado del Estado Mexicano y del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
A quien esto escribe, sorprende positivamente su último discurso, ese en que se compromete a combatir la corrupción y el nepotismo y seguidamente viene el cese de la Judicatura Federal que él preside, suspendiendo a un magistrado y a un Juez de Distrito, del circuito de su tierra; de esos intocados y sacrosanto jueces de distrito que todo lo ven desde su carácter de sujetos absolutos, abstractos también, de las garantías y las justicia federal a modo.
El Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Lic. Arturo Zaldívar, egresado de la UAQ, lo mismo que Santiago Nieto, no se detuvo ante consideraciones subjetivas de paisanaje o no, para dejar caer la espada de Damocles de la Suprema Justicia, con la suspensión de estos dos altos funcionarios judiciales, a fin de que tomen nota el resto del funcionariado judicial de la federación, cuyos miembros, escudados en la magia que imprime la impartición de la justicia federal, pocos se atreven a tocarlo y menos desde dentro de los recintos mismos de ese poder.
¿Qué vicios y privilegios se daban y auto concedían los magistrados judiciales de ese poder en los Estados? A alguno de ellos, en Guadalajara, le encontraron una fortuna patrimonial nada acorde con sus ingresos salariales. Al Presidente de la SCJN, no le tembló el pulso para separarlo de cargo previas investigación; lo mismo que el sonado caso del ministro y poderoso cómplice de grandes intereses, como lo fuera y es todavía Eduardo Medina Mora, también separado de su cargo, como otros que le seguirán, de la misma manera que se enmascaran y mimetizan en el entramado formal administrativo de ese poder jurisdiccional.
Discurre parejamente la gestión certera y prestigiosa de una y otra de los dos funcionarios federales que aquí comentamos en el Periódico Plaza de Armas, de su tierra Querétaro.
Bien se sabe, que el ser allí de la notabilidad profesional y de la vida de cada uno, empieza por el lugar en que se nace y la familia a que se pertenece. En estos dos caso, la Universidad Autónoma de Querétaro, su comunidad de académicos y alumnos, debe sentirse legítimamente orgullosa de haber contribuido a la formación profesional de estos dos hombres, hoy personajes del primera línea en la política nacional y que mucho la enaltecen: a la UAQ, en primera instancia, a la política y a la nobleza histórica de la judicatura local que tan distinguidos profesionales ha dado en todo el quehacer universitario y popular, sobre todo.
Honor a quien honor merece: Lic. Santiago Nieto Castillo y Licenciado y doctor Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, nuestra mayor adhesión y solidaridad para que continúen profundizando en el cambio de rumbo del país y afrontando los riesgos y las decisiones que sean necesarias en favor de México, del pueblo entero tan ayuno de justicia y tan rebosante de complicadas y aberrantes criterios jurídico, esotéricos, de esos que nadie entiende y menos la realidad social de masas campesinas, obreras y las inmensas capas medias que hoy transitan una etapa convulsa a su pesar.