DESDE LOS BALCONES
La gazmoñeria política poblana y nacional
A mi amigo César Yáñez, que éste sábado contrajera matrimonio, desafiando a la gazmoñería de toda laya.
Lo peor de una oposición política es convertirse en mera oposición. Pasa por lo que el idealismo hegeliano llamara negación de la negación.
¿Y qué es una cosa y qué es otra cosa? la alteridad dirían algunos: pasar de lo que no es a lo que es, o a la inversa, de lo que no es a lo que es. La cuadratura del círculo, o los datos y los hechos, como si estos se explicaran por sí mismos.
Dejémonos de enredos y formulemos de modo comprensible lo que hay que decir, acerca de la gazmoñería política: esto es fingir pureza, honradez política o preocupación auténtica por los problemas sociales y políticos del pueblo, en el caso de la democracia, de los obreros si se trata de intereses obreros, o de intereses agrarios, a los que no se les da el debido marco histórico del papel que juega la renta de la tierra en una economía fisiocrática, que ES donde se desenvuelven y trastocan las luchas agrarias, casi todas derrotadas o frustradas a medias, según conveniencia de la clase hegemónica.
“Hay que respetar el voto de los ciudadanos”, dicen algunos gazmoños de la democracia formal burguesa y pequeño burguesa; en tanto que los hombres del campo, ejidatarios o no, o los hombres de la ciudad sin empleo y sin propiedad, poca significan, políticamente ciudadanos, pero jurídicamente sin personalidad alguna, como no sea una categoría abstracta de igualdad social, en donde unos son poderosos propietarios y el resto no tiene más propiedad que su fuerza de trabajo que vender y ésta, ni siquiera entra en competencia y es desplazada por la máquina.
Pero no es en esta polémica, en cuyas determinaciones se envuelve la pureza política y el vacío social de las oposiciones que se disfrazan simplemente de eso: de oposiciones de turno electorero.
Afirmar algo es negarlo, decía Espinoza; más adelante lo negado se niega, pero la lógica de los hechos relacionados unos con otros, que es la verdadera dialéctica, en donde cada término es a la vez su contrario y viceversa hasta llegar al concepto, diría Hegel y, de ahí al espíritu y al saber absoluto.
La oposición de derecha, contando entre ella a casi todas las expresiones de la pequeña burguesía se aferran a la idea y a la conciencia, como lo único real y que, por eso, se atienen al bien común Aristotélico, a la moral abstracta y a la ética.
Todo lo anterior viene a colación, toda vez que, después del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, en la pasada contienda presidencial, la oposición política de la derecha y de los oportunismos, “universalmente” recurren a la gazmoñería política de toda especie: que si federalismo, que si se vuelve al pasado del absolutismo de un solo partido; como si el capitalismo y la producción industrial que les ha servido y les sirve de base, junto al trabajo asalariado, se atuvieran o se contuvieran en esos absolutismo artificiosos e inoperantes al margen de las relaciones sociales.
Alegatos buenos y suficientes para un Vicente Fox y un Felipe Calderón y hasta para los miembros destacados del actual régimen de gobierno, sexenal y todo, pero gobierno y forma de Estado “constitucional”, favorable a los grupos dueños de la riqueza nacional: de la tierra, de las minas, el agua, el gas, las fábricas y el capital crédito mundial, éste si poderoso y absoluto como pocos. Es una ley histórica del desarrollo de la sociedad, pero tampoco eterna, cosa esta última que no dicen.
Luis XVI casó con María Antonieta, la austriaca, lo propio que hiciera pocos años después Napoleón I, separándose de Josefina y desposándose con María Luisa, también de Austria, hechos de que se sirvieron los opositores de entonces para censurar a esos regímenes de raíz borbónica, pero que de esta manera ocultaban el verdadero rechazo Continental europeo a la Revolución Francesa, detrás de cuyas resplandores se ocultaba la contrarrevolución, misma que se diera desde la nobleza y la Gironda y desde quienes mal interpretaron su papel, como los jacobinos, con Robespierre a la cabeza.
Hoy, los políticos mexicanos, o quienes nos confunden con tal caracterización general, que sólo corresponde a quienes tienen intereses que negociar con el Imperialismo, hablan y nos “informan” en abstracto de México: que México va a exportar tantos más cuantos automóviles, etc. Etc.
Lo más simple y lo más fácil, en obvio de análisis, es decir que nuestro adversario personal es el Presidente Trump y que a pesar de él la posición de negociación de México se impuso y, que, gracias a ello, Canadá se sumó al nuevo tratado comercial.
La oposición política formal en México, no llega tan lejos, pero se cuidan de no aclarar que lo que verdaderamente estuvo y está en predicamento ahora, mañana y después de mañana, son las formas de cómo la plusvalía y las rentas de la economía mexicana, pueden pasar y pasan a engrosar las contra tendencias de la caída de la cuota media de la ganancia del capital mundial, expresada en valores accionarios y en el sube y baja de la paridad cambiaria peso dólar.
Para la oposición de las oposiciones en México y fuera de nuestro país, lo más fácil es recurrir a la explicación simplista de atribuirle todo el cuestionamiento a Donald Trump y/o AMLO, según el caso, todos los fenómenos y las expresiones que de la economía mundial que se expresan en México y dentro de sus propias contradicciones de su desarrollo. Apuesto a que dicha negociación culminara hasta después del 1º. Diciembre próximo.
“Así de fácil, así se difícil” suele decir el “Armero” que escribe todos los días en “Plaza de Armas”, el mejor periódico de Querétaro.