DESDE LOS BALCONES
Rusia, escenario mundial portentoso
La Guerra Fría, comercial o como se le quiera llamar, no ha dejado que el más grande país asiático europeo, refleje frente al mundo entero su gran historia social y política, tanto como la que la eterna Francia experimentara, también, desde siglos atrás inmemoriales con la Ilustración y su gran revolución burguesa.
EU, para nosotros, es también el gran faro político y científico, en donde se concentraran enormes talentos provenientes de Europa, como Benjamín Franklin, entre otros de su talla, sabio intelectual no suficientemente apreciado por la Nación a la que engrandeció al igual que otros de su misma estirpe.
Si nos aficionáramos un poco más a la historia mundial, podríamos ayudarnos mejor a entender y a ubicarnos mejor en nuestras actuales contradicciones actuales.
Rusia es un depósito y registro inmenso de experiencia y enseñanzas históricas, en su largo proceso de integración multinacional, apenas reflejada en su contrastante geografía que limita con los Urales el Mar Negro, Crimea y la indómita Ucrania que, a querer o no se halla circunscrita a la geopolítica de la Patria de Nicolás Gogol, Tolstoi y Lenin.
Quien esto escribe visitó por casi 20 días a ese legendario país.
El pueblo ruso atrajo mi atención, principalmente el hecho de que las mujeres de mayor edad eran quienes atendían el servicio en los hoteles de Moscú, su disciplina y su sencillez en el trabajo, al igual que respeto y aprecio por los visitantes.
Conozco de largas lecturas el movimiento social de ese País, Máximo Gorki, autor de “La Madre”, fue quien me interesó en las ideas y en el conocimiento de la proverbial alma rusa; podría decir que, en la obra de Gorki, experimenté caminar por la desolada estepa y repartí con él octavillas en los barrios obreros de San Petersburgo, cuna de la Revolución de Octubre.
El Capital se editó por primera vez en el mundo en Rusia. Marx mantuvo una rica e intensa comunicación con al menos dos grandes intelectuales revolucionarios ruso y dejó constancia de ello en sus prodigiosa correspondencia epistolar con Annenkov y Danielson, que a veces si dos o un mismo personaje, por aquello de la censura zarista para la libre expresión de las ideas.
El portentoso Cáucaso, una cordillera que asciende desde el Mar Eugino, (como se conoció al Mar Negro) con una anchura y longitud de 200 y 600 kilómetros respectivamente, que va deTbilisi, Georgia, hasta San Petersburgo, fue sin duda lo que más me impresionó, al grado que no me separé de la ventanillas del avión que nos transportaba, contemplando y admirando sus picos y montañas heladas, como si fuera una cadena interminable de montañas Popo y Iztlazihuatl miles de veces sobrepuestos.
Recuerdo que leía al poeta Carlos Becerra, tabasqueño, fallecido en Italia en un accidente, cuando Alicia, nuestra guía me llamó para divisara la gran cadena montañosa de que tanto habla la historia escrita por Flavio Arriano, en Anábasis, la mejor semblanza histórica de Alejandro el Grande y la más objetivamente detallada de esa enrome hazaña del hijo de Filipo de Macedonia.
Antes conocimos Azerbaiyán, Bahú, su capital y el Mar Caspio, enorme mar endorreico, cuya superficie abarca la superficie de Chihuahua y Sonora juntos, sobrándole acaso un pedacito del tamaño de Querétaro, o un poco más.
Me quede con la ilusión de conocer y atravesar Siberia y conocer el mayor depósito de agua dulce el “Baikal”, mayor que cualquiera de los grandes lagos del norte y con profundidades que alcanzan los mil metros.
Recorrería con gran placer el río Don, al que sólo he imaginado en la obra de Sholojov.
En 1986 todavía era barata la vida y se podía beber vino rojo a mañana y tarde y algo de caviar. Fue placentero e ilustrante ese viaje, limitados por idioma, pues yo no hablo ruso ni inglés, ambas lenguas de comunicación cotidiana; pero no me hicieron mucha falta, ya que aprendí a decir Spasiva, “gracias” y con eso me basté para andar por las calles y el metro de Moscú.
Observo que nuestros aficionados al futbol, no parecen mostrar gran interés por esta Rusia histórica, silenciosa y heroica, que perdiera lo mejor de sus cuadros, 20 millones de sus hijos que murieron peleando bravamente contra el fascismo y lo derrotaron y liberaron a Europa, hasta apoderarse de Berlín. Entre gol y gol, cero y cero, empates y demás, cabe un BREVE espacio para compartir las impresiones de un viaje que sigue vivo en la imaginación y en la realidad de la humanidad proletaria entera. AMEN.