DESDE LOS BALCONES
Los 100 días que estremecen a las oligarquías políticas
No es AMLO, SINO SUS MEDIDAS, lo que mantiene descontentos a los grupos dominante del poder económico y político en México.
Imposible que quieran reconocer que el aeropuerto de Texcoco fue un intento abusivo y tardío de especulación, con el que se iba a montar, y en parte lo lograron, una enorme concentración improductiva, parasitaria de unos cuantos.
Quienes lloran y seguirán llorando por la cancelación de ese abuso financiero, jamás dirán los cálculos crediticios que hicieron para obtener los créditos accionarios de la banca internacional, utilizaron los réditos del capital ficticio, inexistente, de las tarifas del pago por el uso del aeropuerto por varios años y valorizadas a futuro; lo mismo aconteció con el crédito dado por Nacional Financiera y lo correspondiente por los Siefores, el último de los cuales es dinero nominal de los trabajadores, anticipo de jubilaciones y que, concentrado en manos de terceros, se ha convertido en un permanente fuente de robo y lucro para unos cuántos.
Esta oligarquía mixturada, como pocas ha habido en el mundo, le quiere negar y le rehusa a México el objetivo de industrializarse y de industrializar el petróleo.
Apenas se soportan las sandeces y los contrasentidos económicos con que resuellan su resentimiento social por no poder negociar especulativamente, por una eternidad que no existe, toda la riqueza del país entero, aún sin explotar, aunque una parte del valor potencial de la misma obre en la capitalización ficticia internacional como valores de empresas de papel favorecidas por las concesiones del petróleo y el gas del subsuelo del Golfo de México.
El debate lo reducen y lo simplifican a caracterizaciones personales, subjetivas contra el nuevo Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Haber frenado el robo de los ductos por donde circulan los carburantes, fue un atentado contra no se sabe que intereses y qué propósitos trasnacionales; consistentes, sin duda, en aniquilar la refinación y tornar impracticable esa forma de distribuir los carburantes por todo el país.
Estorban las refinerías y los ductos como capital fijo¸ estorban los trabajadores y los salarios que se ven como una deducción de la ganancia estimada a partir, no de la inversión de capital dinero en medios de producción, sino de dividendos acumulados sin que les cueste un centavo, no más emitir bonos a cuenta de Pemex, de la Electricidad, de los caminos, del agua, las minas y los ferrocarriles.
Se pudiera decir que el Estado Mexicano tiene una doble existencia, a la tuvo: una existencia económica y otra jurídica; la primera casi se perdió y lo que resta se cuestiona salvarlo, mientras tanto la existencia jurídica resulta ser meramente virtual, igual pasa con la política y con el parlamentarismo y los partidos; cuesta decirlo, pero así es.
¿Hay carteles de gobernadores y legisladores al servicio de los intereses especulativos? Véase sino con los reparos que le ponen a las conferencias mañaneras de AMLO, y los recorridos que éste hace por toda la república, semana a semana.
Tenemos una prensa, una radio y una televisión que rumia todos los días cualquier anuncio especulativo de los dueños del capital mundial con sus fauces abiertas hacia nuestro país.
La Banca Extranjera aposentada en México, que es parte ínfima de la Banca y la Finanzas Mundiales, acaba de obtener un balance de casi 17 mil millones en un sólo trimestre. ¿No que los anuncios eran contrarios a un resultado así? Pero una parte de los senadores y los diputados se lanzan unos contra otros entre sí, sin que se discuta nada de fondo, como si la economía mundial fuera un nuevo flogisto, sustancia misteriosa, con que se mueve el mundo económico actual.
México es parte de la economía mundial capitalista y toda estimación parcial de su funcionamiento como tal, nada vale, como no sea para ocultar y deformar a su modo y a los intereses de unos cuantos, esa vasta realidad.
Una cosa hay que abonarle a AMLO a su favor, la terquedad y la firmeza, el aplomo con que resiste los desafíos de dentro y de fuera del país; el pueblo llano lo entiende, lo quiere, respalda y este es el lado fuerte y democrático de estos 100 portentosos días de sortear dificultades y desafiar la historia.
Que México, su economía va a crecer 2.0 o 1.05 %, lo que va decrecer es la descapitalización y el drene de los beneficios ilimitados con que México nutre a la economía mundial de punta a punta.
¿Cuánto dinero de mexicanos se halla en paraísos fiscales? De eso no se dice ni media palabra, pero el país entero pagó por su cristalización dineraria y ahora por los intereses del mismo.
¿Qué el crimen y la violencia no se frenan de la noche a la mañana? Esto es así, porque es parte, causa y efecto de los negocios “limpios” y sucios de toda laya. Cien días no constituyen ningún ciclo económico, una inversión fija de cualquier rama industrial tampoco se valoriza en cien días y en un plazo así apenas espigan las milpas, los frijoles y cualquier otra producción incluyendo al hombre.