DESDE LOS BALCONES
AMLO frente a desestabilización vía huachicol
Los ajustes estructurales, a más no poder, al gusto del FMI y del BM, han venido repitiéndose desde Miguel de la Madrid a la fecha y en ellos se montaron todos los gobiernos sexenales subsecuentes.
La última batalla, primera de la fatal reestructuración económica se está librando ahora a pretexto del robo y saqueo de los energéticos. ¿Cómo hay que ver el actual conflicto? ¿Desde qué extremos de la capitalización de los hidrocarburos en el mercado nacional? Todo indica que quieren borrar total y absolutamente del mapa de las fuerzas productivas a Pemex; que no intervenga más en la importación y menos en la producción de gasolinas y otros energéticos, para dejarle el campo libre al capital mundial de estas ramas a los monopolios productivos y financieros dominantes de este mercado.
Los gasolineros parece que han caído en el garlito del huachicol, los políticos de la oposición derechista hacen lo propio, engañándose que con ello las cosas les resultarán favorables a la manera de que se iniciara 36 años antes y mayormente acentuado en los últimos tres sexenios.
Pareciera que el Rancho San Cristobal es el oráculo de los huachicoleros de Guanajuato y de todo el bajío, arrastrando con ello a los rentistas de la tierra y los cultivos de la exportación de cuando mucho tres o cuatro cultivos de magra rentabilidad internacional.
“Quieren jugar a las vencidas” con el poder político del Estado Mexicano; eso creen al menos, pretendiendo sabotear la distribución de los carburantes y, de esa manera, golpear a la economía de arriba abajo, y a los lados.
AMLO se conduce con prudencia, pero los ataques y los enjuiciamientos de la minoría representativa de la derecha se hunden en la rijosidad legislativa pasada de tono. ¿Qué quieren y qué buscan? ¿Revivir al Cid Campeador de los Huachicoleros? Eso no les importa, sino golpear al régimen y que éste no tenga éxito en sus afanes de estabilización de la economía nacional.
AMLO no quiere, pero ellos si quieren pelea y se regocijan del boicot artificial de los gasolineros por delante; atrás vendrán los transportistas piratas, los compradores clandestinos del carburante robado y barato, para de esta forma acrecentar la renta de la tierra, de sus grandes comercios y almacenes y una y mil zarandajas baratas, confundiendo a México con realidades de otro tiempo y fuera de época.
Se olvidan de los movimientos demográficos propios y externos, que nuestro país contiene y retiene a duras penas; se olvidan de nuestra vecindad con las cúpulas del capital mundial más poderoso, que es a quien menos le convendría una desestabilización del grado que fuera en el caso de que la Nación Azteca se desmoronara como en 1521, o 1848 por citar algunas fechas.
AMLO no quiere, pero ellos ensayan todos los modos y formas de cuestionar los tiempos y nuestra realidad de país sólidamente entrañado en su historia propia.
¿Quiénes les ayudan? ¿Quiénes están a la espera de una más y mayor reprivatización trasnacional del mercado de los hidrocarburos subordinada al extremo de la recomposición, otra vez, de la ganancia mundial de los mismos?
¡Quieren borrar a Pemex y sus vínculos con todo el aparato productivo del país! Quieren eliminarlo del Golfo de México y quitarle el control de sus ductos.
Enarbolan cualquier absurdo económico para uncir al país en la dependencia y la subordinación más extrema y atroz sin cuartel ni medida. Eso quieren, eso intentan, quien sabe si el pueblo y las condiciones de vida del mismo se los permitirán.
AMLO NO QUIERE, PERO ELLOS INSISTEN Y NO SE DAN POR VENCIDOS, NI POR MUERTOS, SIN CULPAR POR ELLO A LOS DE ENFRENTE DE SUS PROPIAS CLAUDICACIONES Y ERRORES.