- Nuncio y obispo en la Basílica del Pueblito
- Presenta hoy Ley Escudo para Corregidora
- Celebran militares al General Aponte Polito
- A 39 años de la muerte de Ramírez Álvarez
-PUERTA DEL CUARTEL-
El Pueblito.
Josué Guerrero Trápala, presidente municipal de Corregidora, tuvo un sábado de gloria con la visita del nuncio apostólico Joseph Spiteri y el obispo Fidencio López para elevar a Basílica el histórico Santuario de Nuestra Señora el Pueblito.
“Nomás esa bendición le faltaba al aspirante a la candidatura del PAN a gobernador y en la víspera de la entronización de su Santidad León XIV” futureó uno de los colegas de la vieja guardia.

Foto: Especial
-BALA PERDIDA-
¡Presentes!
Lo cierto es que también estuvieron y algo les habrá tocado a los senadores Agustín Dorantes y Lupita Murguía, también incluidos en diversas quinielas y encuestas de preferencias. Bueno, ahí andaba el veterano ex alcalde y cuatro veces diputado Toño Zapata, que se confundía entre los padrecitos.
-BALA DE PLATA-
Blindaje.
Por cierto, el alcalde Chepe Guerrero presentará hoy su novedosa “Ley Escudo” ante el Congreso de Querétaro, para garantizar certeza jurídica a los condóminos de desarrollos inconclusos y contra desarrolladores incumplidos.
Los diputados tendrán la palabra.
-LA SOLDADERA-
Grande.
Cien años cumplió María Concepción Alcocer Montes (La Madre Conchita), distinguida religiosa queretana, cofundadora de la Facultad de Filosofía de la UAQ, recipiendaria de la medalla “Fray Junípero Serra” que otorga la Legislatura del Estado y autora de libros y textos.
¡Felicidades!
-CARABINA 30/30-
Valientes.
Encabezados por el presidente de la Asociación de Militares Retirados del Estado de Querétaro, General Saúl Pascual Álvarez Rubio, celebraron el sábado una comida en su salón de la Colonia José María Arteaga, con dos motivos: el cumpleaños de su líder. El encuentro también permitió homenajear al General de División Sergio Aponte Polito, ex presidente del Supremo Tribunal Militar y ex comandante de varias zonas militares en las que combatió a los cárteles de la droga, antes de la política de los abrazos.
Gracias por invitar.

Foto: PDA
-EL HISTORIETARIO-
De memoria.
Autor del Centro Universitario, de Diario de Querétaro y de más de 20 libros sobre la historia local y nacional, el periodista, historiador, maestro y abogado José Guadalupe Ramírez Álvarez, muerto a los 66 años, hace 39, a causa de una leucemia que la maledicencia catalogó como Sida, es un personaje imprescindible no solamente para contar el siglo XX, sino para entender la queretanidad.
Último de 12 hermanos y guadalupano por destino –nació aquí el 12 de diciembre de 1920- el primer cronista estatal de Querétaro recibió esta encomienda, “la más bonita de todas”, del gobernador Antonio Calzada Urquiza, sin menoscabo de su paso por la rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro (1971-76).
La historia según Ramírez Álvarez se construye a partir de documentos y narraciones cuestionadas por la racionalidad, como la versión romántica sobre la fundación de Querétaro, con todo y el Apóstol Santiago trotando en el cielo mientras se trompeaban españoles e indios en una pelea arreglada por el comerciante Conín.
Sin embargo, sus textos escritos entre 1946 y 1986, nutren aún a los estudiosos para conocer a doña Josefa Ortiz de Domínguez, incorporada a la ceremonia del Grito por el presidente José López Portillo a sugerencia suya, o para penetrar en los rincones del “Teatro de la República, aula magna del derecho social”.
José Guadalupe Ramírez Álvarez, víctima de habladurías que él alentaba y desafiaba por su estilo de vida incompatible con las reglas tradicionales, no ocultó nunca amores, rencores, devociones y orgullos. Era queretano, guadalupano, barroco y periodista.
Bajo esas divisas creó y dirigió el periódico Amanecer, enfrentándose al gobernador Juan Crisóstomo Gorráez en el movimiento del 58, hasta la obtención de la autonomía universitaria. Más adelante, en 1963, fundaría Diario de Querétaro, hasta la ruptura, dos años después, con el mandatario en turno, Manuel González Cosío, luego de organizar la fiesta de coronación de Xóchitl, un conocido homosexual.
Y, finalmente, el fallido intento de hacer su propio periódico. No le faltaron ni inteligencia ni equipo, sólo el papel, entonces controlado por una paraestatal.
Artífice de su historia y personaje indispensable del siglo XX queretano, José Guadalupe Ramírez Álvarez, hijo de un modesto cambayero de San Miguel de Allende y de una mujer que vendía tamales y atole, predijo en un texto premonitorio “después de todo, algo de mi superará la muerte”.
En efecto, queda su obra, imperecedera, en la que destaca el Centro Universitario, construido en el Cerro de Las Campanas, a partir de un discurso pronunciado ahí precisamente, el 15 de mayo de 1972, ante el presidente Luis Echeverría Álvarez. Que así como Juárez, le dijo, ordenó lanzar fuego y metralla en esa colina, para acabar con Maximiliano y su imperio, “a él le correspondía ordenar que se lanzara cemento, arena, cristales, hierro, para construir aulas, porque ahí se iba a hacer nuevamente México”.
El primer mandatario aceptó. Y así, el 20 de septiembre de ese mismo año recibió a los representantes de alumnos y maestros de la UAQ en Los Pinos, en donde Ramírez Álvarez expuso que la máxima casa de estudios tenía tres mil alumnos y una superficie de seis mil metros cuadrados, dos metros por estudiante, como en los panteones. Echeverría lo interrumpió: “ya no necesita…ya no me diga más. Va a tener todo”. Y al modo: ¿Traen los planos? Sí. ¿Tienen los presupuestos? Sí. ¿Cuándo podemos empezar? Mañana. ¡Empiecen mañana!
La anécdota nutre el libro “El estilo personal de gobernar” de Daniel Cosío Villegas y es suficiente para reconocer la aportación de José Guadalupe Ramírez Álvarez, que en las memorias dictadas a su discípulo Pedro Jesús Montiel Cárdenas y finalmente publicadas por Juan Trejo Guerrero, el cronista de la UAQ, afirmó orgulloso: “Porque indiscutiblemente, aunque lo nieguen, aunque lo que sea, han sido obra mía, el Centro Universitario y los periódicos de Querétaro, Amanecer y Diario”.
Y sí.

-FOGONAZO-
Desde Japón con amor.
Envió el ex rector de la UAQ José Guadalupe Ramírez Álvarez una postal con el siguiente texto, de su puño y letra, dirigido a Dolores Cabrera Muñoz, muchos años antes de que ella fuera rectora: “Cuando nos casemos vendremos a este rincón de enamorados que es bellísimo, donde hay cada mujer, pero ninguna como tú”.
Tengo copia.