viernes, diciembre 5, 2025
Sin resultados
Ver todos los resultados
Plaza de Armas | Querétaro
  • Andadores
  • aQROpolis
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Ráfagas
  • Roja
  • Andadores
  • aQROpolis
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Ráfagas
  • Roja
Sin resultados
Ver todos los resultados
Plaza de Armas | Querétaro
Sin resultados
Ver todos los resultados

Rusia y la propaganda sin fin del Día de la Victoria

Desde la terraza

por Ariel González
14 mayo, 2025
en Editoriales
Mexico embaucado
69
VISTAS

Que Rusia –entonces Unión Soviética– fue el primer ejército en entrar en Berlín para poner fin  a la Segunda Guerra Mundial es cierto,  siempre que completemos la frase objetivamente: con la enorme ayuda militar y económica de sus aliados occidentales. Que las pérdidas en vidas (al menos 20 millones) y sacrificios atroces del pueblo ruso fueron las mayores en todo el conflicto, también es verdad; y aquí no hay nada que matizar, salvo que una parte de estas muertes recae no sólo en las brutalidades del ejército nazi, sino en las del propio régimen comunista de José Stalin (obligando a poblaciones enteras a permanecer en sus pueblos y ciudades enmedio del asedio nazi; ejecutando a miles de desertores y aun combatientes leales acusados de traición o espionaje; o condenando al Gulag a miles de sobrevivientes por el simple hecho de serlo, entre otras salvajadas).

Son estas las verdades que no asomaron por ninguna parte del discurso de Vladimir Putin en la conmemoración del 80 aniversario del Día de la Victoria. El autócrata ruso, acompañado de queridos colegas y protegidos suyos como Xin Jinping o Nicolás Maduro, repitió la amnésica y propagandística versión que vienen contando los dirigentes rusos desde 1945, con el añadido actual que justifica su “Operación Especial” en Ucrania (como le llaman a la invasión) como una medida para “desnazificar” a ese país que siguen sintiendo de su propiedad.

En todas partes, los numerosos propagandistas de Putin se dieron a la tarea de ensalzar el Día de la victoria como una gesta exclusiva del Ejército Rojo. Incluso leí el editorial de un diario mexicano a su servicio, que esta era “una ocasión inmejorable para desmontar la mitología occidental

en torno a la caída del nazismo como una gesta estadunidense, con ingleses, canadienses, australianos, franceses y otros como comparsas. Para decirlo claro: la Wehrmacht ya no era sino un pálido reflejo de su anterior poderío cuando se produjo el desembarco aliado en Normandía del 6 de junio de 1944, que ocho décadas de tergiversación hollywoodense han elevado a la categoría de máximo punto de inflexión en la contienda”.

Y haciendo gala de los poderes tergiversadores de la ideología, este diario (que no es otro que La Jornada) apuntaba que “en el momento en que Washington decidió arriesgar las vidas de sus hombres (quienes, vale la pena recordar, se encontraban segregados racialmente de un modo que nada envidiaba al nazismo), las tropas de Hitler estaban conformadas, en gran parte, por niños y ancianos, pues su ejército original se había extinto en el frente oriental”.

En su momento, Stalin fue más agradecido con los aliados por la apertura del segundo frente con el desembarco en Normandía. Este hizo posible que el avance de sus tropas hacia Berlín, “liberando” al conjunto de naciones que luego pondría en su órbita, fuera mucho más acelerado. La llegada del ejército rojo más allá de Fráncfort del Óder “con 20 ejércitos y 2 millones y medio de soldados, más de 40,000 lanzagranadas y piezas de campaña, así como centenares de lanzacohetes múltiples, 300 proyectiles por kilómetro” según el fascinante relato de Joachim Fest en su obra El hundimiento, simplemente no hubiera sido posible sin la inmensa ayuda que la Unión Soviética recibió de Estados Unidos, Francia e Inglaterra.

No es ninguna invención de Hollywood: Estados Unidos desembolsó miles de millones de dólares (algunos cálculos estiman la ayuda entre unos 180 o 200 mil millones de dólares actuales), que se tradujeron en una gran cantidad de equipamiento militar: 400 mil camiones, 13 mil tanques, 14 mil aviones, 8 mil cañones antiaéreos,  1,75 millones de toneladas de explosivos,  4,5 millones de toneladas de alimentos, 15 millones de pares de botas, 2,7 millones de toneladas de combustible, 56 mil teléfonos de campaña, así como diversas materias prima como Acero, aluminio, cobre y otros materiales industriales.

Eso le permitió a la Unión Soviética no sólo resistir sino emprender la contraofensiva que marcaría, efectivamente, el comienzo de la derrota de los nazis. Gracias a esta ayuda y a que la última gran ofensiva ordenada por Hitler se dirigió hacia las Ardenas (lo que debilitó aún más su frente oriental), distrayendo 500 mil nuevos soldados, pero también a los más veteranos y experimentados de las Waffen-SS.  Los “niños y ancianos” que menciona el editorial en realidad estuvieron en la defensa de Berlín combatiendo a los rusos.

Pero detrás del triunfo del Ejército Rojo, hay un dato crucial: “el teniente general soviético Berzarin comentó tras la toma de Berlín, que los aliados occidentales habían descargados sobre la ciudad en dos años largos 65,000 toneladas de material explosivo, el ejército rojo en cambio 40,000 toneladas en sólo dos semanas. Los estadísticos han calculado después que por cada habitante de Berlín había una masa de escombros de casi 30 metros cúbicos.” En medio de esos escombros, por lo demás, se añadieron “las infinitas violaciones a cuenta de soldados del Ejército Rojo, ebrios de triunfo, violaciones que en algunos lugares sufrieron todas las personas del sexo femenino, desde las adolescentes, hasta las ancianas”.  Una mácula, infame e imborrable, del Día de la Victoria.

Por lo demás, no tiene sentido intentar restar mérito al Ejército Rojo en la caída de Berlín y el final de la Segunda Guerra Mundial. El Día de la Victoria tiene un fondo heroico, real y legítimo, pero por desgracia ha sido desvirtuado durante décadas por la propaganda; y ahora mismo es con esta, en su forma más grosera, que Putin intenta seguir justificando atrocidades como su invasión a Ucrania.

@ArielGonzlez

FB: Ariel González Jiménez

Etiquetas: Día de la VictoriaRusiaucrania

RelacionadoNoticias

Kuri, Felifer y fiscal bajo fuego

Querétaro, patrimonio mundial, 29 años

4 diciembre, 2025
¿Por qué el maltrato?

Drones contra el Mundial

4 diciembre, 2025
El decálogo y las sombras

Los libros y la otra feria

4 diciembre, 2025
Guardia Nacional: ¡déjenla aterrizar en el México real!

La realidad fija límites a la IV-T

4 diciembre, 2025
Siguiente noticia
Sufre INE para cobrar 139 millones a OPLES

Sheinbaum mantendrá operación de la Megafarmacia del Bienestar

 

 

 

Categorías

  • Andadores
  • aQROpolis
  • Cartón
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Fuego amigo
  • Fuente de El Marqués
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Portada
  • Ráfagas
  • Roja

Enlaces Internos

  • Aviso de Privacidad
  • Aviso Legal
  • Contacto
  • Aviso de Privacidad
  • Aviso Legal
  • Contacto

© 2020 MEDIOS AQRÓPOLIS S.A. DE C.V. Todos los derechos reservados.

Sin resultados
Ver todos los resultados
  • Andadores
  • aQROpolis
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Ráfagas
  • Roja

© 2020 MEDIOS AQRÓPOLIS S.A. DE C.V. Todos los derechos reservados.

Este sitio web utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio web, usted está dando su consentimiento para el uso de cookies. Visite nuestra Política de privacidad y cookies.