Este lunes 13 de marzo se reunieron en la sede de la ONU una delegación rusa, encabezada por el viceministro de Exteriores, Serguei Vershinin, y el responsable de operaciones humanitarias de las Naciones Unidas, Martin Griffiths. El objetivo, renovar por segunda ocasión la Iniciativa de Granos del Mar Negro, adoptada el 22 de julio de 2022, que durante febrero presentó importantes obstáculos (disminución de exportaciones, lentitud en los trámites e inspecciones y retrasos en los cargamentos), y provocó incertidumbre en los mercados mundiales.
Firmada en la ciudad turca de Estambul y promovida por la ONU y Türkiye, la Iniciativa permitió reintroducir las exportaciones de grano ucraniano y las de alimentos y fertilizantes rusos al resto del mundo, mediante un corredor marítimo protegido, luego de que el paso a los barcos fuera bloqueado por la invasión rusa a Ucrania. Inicialmente, se pactó por 120 días, por lo que, en noviembre de 2022, las partes acordaron extenderla por el mismo período de tiempo, el cual expirará el próximo 18 de marzo.
Rusia sostiene que sus fertilizantes y productos agrícolas continúan sufriendo obstáculos para llegar a los mercados, aun cuando éstos debieran estar al margen de las sanciones internacionales. Por tal motivo, este lunes aceptó una segunda prórroga, pero sólo por 60 días más, argumentando que lo convenido únicamente ñ favoreció a Ucrania.
Esa extensión condicionó a los avances reales en la normalización de sus exportaciones agrícolas, lo cual incluye los pagos bancarios, la logística del transporte, los seguros, la descongelación de las actividades financieras y el suministro de amoníaco a través del oleoducto Togliatti-Odesa. Al mismo tiempo, el viceministro Vershinin aseguró que el alivio de sanciones a alimentos y fertilizantes anunciado por Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido no funciona en la práctica.
Ucrania, productor clave de granos a nivel mundial, según la FAO, normalmente suministraba al año, antes de la invasión, alrededor de 45 millones de toneladas al mercado mundial, cifra que representa tres cuartas partes de su producción habitual. Cerca del 90 por ciento de estas exportaciones se enviaban por mar, desde los puertos ucranianos del mar Negro. Con la guerra, el grano se acumuló y no pudo ser enviado.
Esto ha tenido importantes implicaciones mundiales, particularmente en el sur global. Los precios internacionales de los alimentos básicos comenzaron a aumentar, lo que a la par del incremento en los costos energéticos llevó a un número cada vez mayor de personas al borde de la hambruna y a que los países en desarrollo tuvieran dificultades en el pago de deuda.
Según la ONU, desde que comenzaron las primeras operaciones de la Iniciativa, el 1 de agosto de 2022, se han podido exportar 23 millones de toneladas de cereales (en su mayoría trigo, maíz y otros), de los cuales, el 55 por ciento se destinó a países en desarrollo. China es el principal destino de las exportaciones ucranianas, seguido de España y Türkiye. En tanto, casi el 44 por ciento del trigo se vende a las naciones en desarrollo más pobres. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, el volumen de las exportaciones de cereales desde Ucrania es un 22 por ciento inferior con respecto al periodo previo a la guerra.
Por su parte, de manera preocupante, el bloqueo a los fertilizantes rusos aumenta el riesgo de escasez agrícola. En diciembre pasado, el Programa Mundial de Alimentos pidió un «esfuerzo concertado» para reconstruir los mercados de fertilizantes y para que este problema de disponibilidad mundial no derivara en una mayor escasez de alimentos. Rusia sigue siendo el primer exportador del mundo en fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosfatados. Antes del conflicto en Ucrania, los altos precios ya amenazaban el mercado. Con respecto a los niveles de 2019, las tarifas se dispararon en un 250 por ciento, mientras que el 50 por ciento de la población mundial depende de estos productos.
Desde el Senado de la República, nos congratulamos por la renovación de esta iniciativa clave, en un momento en que, con datos de la ONU, 345 millones de personas en más de 80 países, una cifra récord, se enfrenta a un problema de inseguridad alimentaria aguda, mientras que hasta 50 millones de seres humanos en 45 naciones corren el riesgo de sufrir una hambruna si no reciben ayuda humanitaria. Asimismo, hacemos votos por la pronta solución de este conflicto que traspasa todas las barreras políticas y económicas, afectando gravemente a la población más vulnerable a nivel mundial.