Algunos conspicuos cuatroteros dicen que “llegaron para quedarse”. Un simio, tonto pero voluntarioso, ha comentado que su fuerza les alcanza para gobernar a perpetuidad. Los cautelosos estiman que gobernarán, al menos, durante 7 décadas como el priáto del siglo pasado. Debido a ello muchos gobernados han caído en ese garlito.
Es evidente que el gobierno destruye y corrompe instituciones, dilapida los recursos públicos sin rendir cuentas, reparte croquetas a millones de pobres para que sigan empobrecidos, agradecidos y votantes; pero purifica a los criminales que se le adhieren y persigue a los disidentes; humilla y encarcela a periodistas libres y a ciudadanos en general. Al hacer y deshacer a su antojo cree contar con la perpetua lealtad de las Fuerzas Armadas, dándoles tareas y negocios que ningún gobierno jamás les asignó. Domina con la mentira, la difamación, el engaño, la calumnia y el soborno, pero esas herramientas también caducan.
Y mientras tanto, con su carita de “yo no fui”, la Cantamañanas del Pueblo Bueno ilumina y engalana sus virtudes dándonos la noticia de que “gobernar es humildad”. Ojalá nos diga ¿qué gobernantes en el mundo (¡claro! salvo ella y Tartufo) son humildes, y en qué consiste la humildad?
Deben convencerse los agobiados de que la realidad de ese cártel es diferente: el cáncer que lo corroe es metastásico; y que estando en su atardecer cree disfrutar una rutilante aurora. Sus desastrosos resultados en 7 años de gobierno y sus disputas internas no le auguran longevidad.
No olvidemos que todo su poder lo ejerce un sujeto físicamente
decrépito, mentalmente desquiciado y cada día más despreciado; por eso su encargada del mostrador suplica: “ya déjenlo en paz”.
No, señora, pues no se trata de una mafia con mando colegiado, él sigue siendo il capo di tutti capi.
Lo que hoy hace brotar a borbollones la pudrición gubernamental (¡quien lo creyera!) es el gobierno yanqui, no por altruismo ni por ayudarnos, sino simplemente por su interés. Doblegó ominosamente a Sheinbaum, exigiéndole expulsar (no a extraditar) a 29 criminales para que canten ante el Imperio lo que aquí les horrorizará escuchar. Pero ese coro será estruendoso y demoledor para el “segundo piso”.
Adentro están fuertes las embestidas. Por ejemplo: hace días Ricardo Monreal decía estar en plenitud como político, y repentinamente nos informa que ya terminó su ciclo. Otro caso: Adán Augusto López anda como perico en comal al saberse que entregó la Seguridad Pública de Tabasco al líder de La Barredora, siniestra organización criminal. Y la lista de próceres en capilla es larga.
Los apuntala la resignación ciudadana, pero siempre serán frágiles las lealtades compradas con croquetas, y en las elecciones del 2027 el electorado decidirá si rompe sus cadenas o las sigue besando.