El comunicado de la Fiscalía General de la República –tan proclive en ocasiones a respaldar versiones oficiales– le ha asestado un último y definitivo golpe a la escasa credibilidad del gobernador de Sinaloa, quien por el camino ya iniciado podría convertirse en el García Luna del 4T dentro de cinco, diez o quién sabe cuántos años.
Los Estados Unidos se le echaron encima al ex secretario de Seguridad mucho tiempo después de finalizado su encargo. Los intereses americanos no tienen nuestro mismo calendario. Ellos saben cuándo, cómo y para qué hacen las cosas.
Si GGL fue un narco policía, RR”Mayo” podría ser señalado formalmente, algún día, como un “narcogobernador”, así como ocurrió con Mario Villanueva (Q.Roo), Tomás Yarrington (Tamps), Jesús Reyna (Mich) y otros más.
Pero mientras eso ocurre o no, viene bien revisar el documento de la FGR:
“–En una acción conjunta de la Fiscalía General de la República, y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal, con el apoyo de la Guardia Nacional, del Ejército y de la Armada de México, se logró un avance sustancial en la investigación del secuestro de Ismael “Z”; del homicidio del doctor Héctor “N”; así como de la desaparición forzada de varias personas más; en lo cual se encuentra vinculado directamente Joaquín “G”.
Lo más notable en estas líneas iniciales es la ausencia de ubicación de los hechos materia de la investigación y por consecuencia la inexistencia de la fiscalía local. Como si la palabra Sinaloa estuviera vedada. ¿Instrucción o mala redacción?
Pero esto otro también es notable:
“…. Fueron hallados indicios hemáticos que han sido determinados con toda precisión, por las unidades periciales federales, que corresponden al exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa; lo cual ratifica la información previamente obtenida…”
Diplomáticamente la FGR omite la fuente de la “información previamente obtenida”: la carta del señor Ismael Zambada cuyas líneas precisan estos hechos y revela los motivos de su paso por esa finca: entrevistarse con Melesio (el muerto) y Rubén Rocha (quien se pasa de vivo).
No hay razones ahora para negarle credibilidad a un señor cuyas palabras han sido confirmadas por la máxima intitución procuradora de justicia e investigación de este país. Si la FGR ha confirmado el asesinato de Cuén, quizá desde la Corte de Brian Cogan en Brooklyn se conozcan datos definitivos de la presencia de Rocha en ese lugar, con lo cual el endeble edificio de sus mentiras terminará por derrumbarse.
El caso Zambada ya es un desastre para el gobierno de Sinaloa. Y también para sus apoyadores.
No por la imposibilidad para impedir los hechos ocurridos en la finca campestre de todos conocida, sino por haber participado en ellos; haberlo negado, haber falseado una investigación y haber divulgado un video tan falso como el ensueño de un viaje a Disneylandia.
Sin embargo el gobernador –quien en un país siquiera con aspiraciones de legalidad, hoy estaría al menos oficialmente repudiado y lejos de su cargo– cayó de las alturas a una red protectora: el apoyo reiterado del expresidente y por inercia del gobierno actual.
Pero este documento oficial de la FGR hace ahora muy difícil para el Poder Ejecutivo, sostener sus palabras anteriores:
“…No hay que especular, desde mi punto de vista, porque acusar a alguien sin pruebas no es bueno. No hay impunidad, pero tampoco es justo que se especule sobre un gobernador o gobernadora. Si hay pruebas, que se presenten”.
La única duda ahora es si ese dictamen de la Fiscalía General de la República (no de un sicario o un adversario), cuya contundencia demuestra palmariamente las mentiras del devaluadísimo gobernador Rocha debe o no ser considerado como el fin de las especulaciones y el principio de las comprobaciones.
Cada vez será más difícil impartir la comunión con ruedas de molino, como se decía antes frente a engañifas de cualquier naturaleza.