Ricardo Salinas Pliego, el segundo mexicano más exitoso, solamente después de Carlos Slim, ha sido un personaje al que algunos le profesan una envidia gratuita. O le manifiestan un odio que parece ser tenerle un odio por encargo.
La verdad es que no me explico ese rencor que unos cuantos le profesan al dueño del poderoso Grupo Salinas.
Si Carlos Slim aprovechó su cercanía a Carlos Salinas de Gortari para ser favorecido con la venta de TELMEX, Ricardo Salinas en su momento hizo lo mismo y le compró al gobierno en esa misma época lo que era un cascajo televiso llamado IMEVISIÓN.
Salinas Pliego trabajó duro, acompañado prácticamente solo con la eficiencia y, sobre todo, con la gran lealtad, de su brazo derecho Jorge Mendoza Garza, convirtió al escombro de IMEVISIÓN en la segunda cadena de televisión abierta más importante de México.
Hoy los críticos de Ricardo Salinas Pliego se rasgan las vestiduras diciendo que los impuestos que acaba de liquidar, no son todos los que el regiomontano debe al fisco.
Yo me pregunto: ¿Todos los magnates mexicanos, incluido Carlos Slim, están al corriente con el pago de sus impuestos?
Creo que la respuesta es por demás obvia. Ninguno de los grandes deudores del fisco se ha logrado poner al corriente después de que aprovecharon el laxo trato que les dieron las administraciones anteriores a la época de Raquel Buenrostro como encargada del SAT por decisión del presidente López Obrador.
Tanto Carlos Slim como Ricardo Salinas Pliego fueron cabales amigos de Salinas de Gortari. Pero no confundieron la amistad con los negocios y se deslindaron en el momento apropiado del ex presidente.
Hoy, tanto Ricardo Salinas Pliego Como Carlos Slim han sabido encontrar una manera transparente de trabajar con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Baste recordar que en la visita de AMLO a Joe Biden, en la reunión que los mandatarios de México y EU sostuvieron con un grupo de empresarios mexicanos, al lado del presidente mexicano estaban sentados, tanto Ricardo Salinas Pliego como Carlos Slim.
Las críticas a Ricardo Salinas Pliego no lo han detenido, y menos espantado, para seguir creciendo en su carrera empresarial.
Sin duda que quienes no lo quieren, gratuitamente y nada más porque sí, seguirán viendo al líder de Grupo Salinas como el magnate más perverso del país.
Esa será su visión del éxito y también, su lealtad a su resentimiento.
Y, aconsejaban los sabios desde el principio de los siglos que, en cuestión de rencores, lo mejor es no quedarse atrapados en ellos.
Y es lo que hace Ricardo Salinas Pliego.