CAMBIO DE RÉGIMEN
Ya son casi seis meses que el mundo vive atentamente cualquier desarrollo relativo al virus del COVID-19 y la pandemia que ha suscitado. En este tiempo, hemos visto el cambio radical que ha significado en la vida diaria y en los planes nacionales, en nuestros estados mentales y en las predicciones económicas.
Mucha información que hoy es vital en el diseño de políticas públicas, no era conocida o entendida de manera correcta hace apenas unas semanas. En efecto, parte de la lección de aprendizaje más grande de esta pandemia, será nuestra disposición a re-evaluar.
Siempre es necesario incorporar modelos estadísticos y predicciones para poder entender el contagio o visualizar la saturación del sistema de salud, entre muchas otras. No obstante, estos modelos matemáticos nos responden siempre a preguntas específicas, y la cantidad de datos que tenemos no es universalmente útil.
Es por esto que las lecciones aprendidas durante el curso de la pandemia son de lo más valiosas. No debe entenderse como un “chapulineo” o un cambio de perspectiva cuando se toma una medida que antes se había descartado o cuando cambian las indicaciones desde los espacios de toma de decisión.
El confinamiento y la sana distancia no son medidas que buscan eliminar el COVID-19, de ser esa la meta sería una batalla perdida. En vez, la sana distancia y el aislamiento voluntario han sido medidas que deberán seguir en pie bajo distintas circunstancias, mientras continuamos adaptándonos a vivir con el COVID-19. El uso de máscaras, antes no considerado esencial, hoy es requerimiento en el espacio público, y mientras regresamos a una mayor normalidad, la distancia física también lo será.
Debemos continuar resguardando a nuestras poblaciones identificadas como más vulnerables y evitar contagios, sin embargo, lo que cambiará será la forma en la cual interpretemos estos conceptos. A futuro, podremos esperar menores capacidades de aforo en espacios cerrados, quizás chequeos de temperatura, cuarentenas autoimpuestas para viajeros y un mayor cuidad con la población mayor a los 70 años.
La población debe mantenerse alerta y continuar atendiendo las recomendaciones del Gobierno, consciente de que puede haber cambios que no reflejan una duda o una contradicción, pero un avance en el procesamiento de información y análisis, que busca mejor calibrar nuestra respuesta sanitaria, social y económica.