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Resistir

Al tiempo

por Ana María Arias
23 diciembre, 2020
en Editoriales
El Virus Covid-19 nos descompuso el año 20
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Resistir podría ser el verbo del 2020. Aunque el virus de moda ha atacado en casi todo el planeta, el dolor que nos consta es el más cercano. En la víspera de Navidad no podemos celebrar la vida, sin reconocer que ha sido un año marcado por enfermedad, incertidumbre, miedo y muerte. Para nuestra fortuna, también ha sido marcado por la resistencia y el amor de muchos, muchísimos cuyos nombres y rostros quedarán en el anonimato

“Es la profesión que elegí” se oye decir a miles de voces de médicos, cirujanos, anestesiólogos, enfermeros; cuando sus padres, hijos, hermanos o pareja les ruegan que no se arriesguen al contagio; y ahí están ellos y ellas soportando vestimentas de astronauta, mal comiendo, mal durmiendo, despojándose de sus preocupaciones personales, del temor de infectar a sus hijos, de dejarles huérfanos, soportando una tras otra la derrota que infringe la muerte de un paciente, ahí están cada cambio de turno vestidos impecablemente, frescos, dispuestos a dar la batalla otro día más, otra vez, aunque acabe de morir un colega o un amigo, o dejado en casa a un ser querido enfermo. Los trabajadores del sector salud son los héroes del año. Entre ellos también se encuentran camilleros, personal de limpieza, administrativos y hasta los que pasan el trago amargo de entregar los cuerpos.

Llegan a la veinteava navidad del siglo que no hace mucho estrenamos, varios millones de desempleados de todos los sectores, muchos profesionistas, muchos maestros, empleados de fábricas, de restaurantes, bares, escuelas, cines, teatros, museos, de tienditas y tiendotas, de la industria de la construcción. El desempleo ha tumbado también a músicos, artistas, actores, escritores, deportistas, artesanos, a los campesinos. Hoy es frecuente ver en los cruceros, ante un semáforo que no los detiene, a mimos, malabaristas, bailarines, lo mismo dando brinquitos de ballet que bailando el son de la negra, resistiendo, todos resistiendo, mirando en el mendigo de profesión al pobre que no quieren llegar a ser.

Resisten los maestros que no tenían ni pálida idea de cómo manejar grupos de escolares párvulos y adolescentes a distancia; resisten los alumnos a quienes les falta sentir, sentirse, entenderse; tratar de aprender, al menos tratar, en la tele, en su celular, en la computadora. Pura pantalla líquida. Resisten quienes viven de la caridad como asilos y orfanatos, ministros religiosos y monjitas; cerillos del super que se quedaron sin su escaso ingreso, los franeleros y ni hablar de lo que están resistiendo los vendedores ambulantes de tianguis, de esquina, de ocasión o de suerte. Resisten los que se quedan en casa haciendo de tripas corazón y los que se lanzan a la calle en busca del sustento, solo para encontrarse con un ejército de despojados, hasta de nombre y de patria. La pandemia democrática hace resistir a los que no tienen y a los que tienen. También los ricos resisten, los que tienen inversiones, los que pagan renta y empleados, los que tienen deudas. Resisten quienes tienen enfermos en casa y aunque cuidándoles se ganen el cielo, la realidad alarga días y noches, los medicamentos son costosos, las fuerzas tienen un límite y la metamorfosis del milagro es lenta, muy lenta.

Quienes tienen empleo, trabajo, salario también resisten porque tener lo anterior no les exime del riesgo de perderlo, del contagio virulento, de la presión de los de arriba y de los que quieren desplazarlos.

El brindis navideño, si lo hay, en muchos hogares será agridulce por los espacios vacíos que quedaron en la casa y en el corazón. Han muerto muchos y no del virus pandémico únicamente, han muerto más de los que cada año mueren, cientos de miles más reportan las autoridades. Será el miedo, será la soledad, o será el sereno, lo cierto es que ha sido un año extraordinariamente negro de tanto luto. Sí el trasnochado bohemio del poema brindaba por su madre, hoy brindemos por la vida, por la resistencia que oponen quienes aman, por los creadores, innovadores y emprendedores, por quienes esperan, quienes con fe o sin ella se levantan cada día ciertos de que también esto pasará AL TIEMPO.    

Etiquetas: ahí estánanestesiólogoscelebrar la vidacirujanosenfermerosmal comiendomal durmiendomedicospandemiaresistir

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