Saraí Cervantes
A cinco años de que la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) sustituyera a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), especialistas consideraron que el cambio ha sido prácticamente nulo y enfrenta grandes problemas operacionales, presupuestarios y hasta de corrupción.
La AFAC surgió en 2019, como parte del compromiso que adoptó México tras ser degradado a Categoría 2 en seguridad aérea por Estados Unidos en 2010, luego de la Administración Federal de Aviación (FAA) encontró deficiencias en la DGAC, como falta de personal, presupuesto, procedimientos para certificados de operación e investigación de accidentes, entre otros.
“Sólo se cambió de nombre”, señaló Pablo Casas Lías, director del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídico-Aeronáuticas (Inija), Asimismo, comentó que la Agencia enfrenta problemas de falta de presupuesto para cubrir sus obligaciones, como ofrecer la capacitación a su personal para cumplir con verificaciones e inspecciones.
“El 96 por ciento de su presupuesto es para pagar la nómina. Este año se le asignaron casi 700 millones de pesos, cuando requiere más de 2 mil millones anuales”, consideró Casas Lías en entrevista para el tema.
Comentó además que a la AFAC se le militarizó al otorgar algunos cargos directivos a personal de las Fuerzas Armadas, sin experiencia en aviación civil.
Rogelio Rodríguez, especialista en el sector aéreo, señaló que la falta de personal limita a la AFAC a cumplir con sus funciones, como administrar, coordinar, vigilar y operar la prestación de servicios de transporte aéreo nacional e internacional, aeroportuarios, complementarios y comerciales.
El organismo, que depende de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SITC), carece de una política aeronáutica de Estado transexenal, que le ha impedido alcanzar sus objetivos.
Carlos Torres, también experto del sector, consideró que la autoridad aérea necesita atender temas de corrupción y revisión de exámenes médicos del personal técnico.
Recientemente, la autoridad aeronáutica determinó aceptar sólo estudios de laboratorios acreditados, luego que se dieran casos de que este personal presentó pruebas presuntamente apócrifas.
Añadió que la AFAC debe también vigilar el cumplimiento de los acuerdos aéreos que México mantiene con otros países, así como su modernización, con el fin de que la aviación nacional no se rezague.
Juan Antonio José, especialista aeronáutico, coincidió por separado en que la creación de la AFAC no hubo independencia ni mejores servicios.
“No se logró nada. Simple y sencillamente fue un cambio de nombre”, coincidió el experto con el director del Inija.
“Es difícil apuntar algún acierto a la luz de los resultados que ha tenido, pues (la AFAC) se ha burocratizado, los procesos se han complicado”, acotó.
Mencionó que el organismo requiere de autonomía y presupuesto, así como que sus colaboradores sean verdaderos profesionales de la aviación civil.
La AFAC perdió la oportunidad de ser una autoridad que respalde a la aviación civil por falta de autonomía técnica y jurídica, consideró.